Movida de Bukele, ¿amago autoritario o error de cálculo?»
Lucydalia Baca Castellón
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La Sala Constitucional puso fin a la crisis institucional en El Salvador. ¿Se sabrá alguna vez qué había detrás de la rabieta de Bukele?
Desde que asumió la presidencia de El Salvador en junio del 2019, las encuestas mantienen a Nayib Bukele como el gobernante mejor evaluado. Incluso la mexicana Consulta Mitofsky lo califica como el mejor presidente del mundo.
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En ocho meses, convenció a propios y extraños, que usar redes sociales para dar órdenes y responder demandas ciudadanas, era una nueva forma de gobernar.
El estilo milenial lo llaman y lo atribuyen al cambio prometido en campaña, a una población hastiada de la política tradicional.
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Sin embargo, la falta de apoyo en la Asamblea Nacional, para que le autorizaran un préstamo que es parte de su plan de seguridad ciudadana, lo enfrascó en una disputa que el pasado domingo encendió las alarmas. Algunos consideran que finalmente mostró su vocación autócrata. Mientras sus aliados, insisten en que defendió los intereses del pueblo.
Algunos analistas consideran que Bukele debió estar consciente y aceptar que hasta el próximo año tendría que lidiar con una Asamblea dominada por la oposición. Y que controlar la Asamblea sería solo cuestión de tiempo y paciencia, dada su popularidad.
Lo apoyan 10 de los 84 diputados
En El Salvador, las elecciones legislativas se celebran a la mitad del período presidencial es por eso que aunque Bukele arrasó en las elecciones presidenciales del año pasado, se encontró con un parlamento donde tiene minoría.
De los 84 diputados, 72 son de los partidos tradicionales repartidos entre la Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y sus aliados: el Partido Concertación Nacional (PCN) y el Partido Demócrata Cristiano (PDC). A estos se suman los del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). La Gran Alianza Nacional por el Cambio (Gana), que llevó a Bukele al poder, solo cuenta con 11 diputados.
En un acto que para muchos, incluido el presidente del Poder Legislativo, Mario Ponce representa un intento de golpe de Estado, Bukele ordenó a la Policía y el Ejército tomar la sede la Asamblea. La acción es calificada por otros, como una muestra de autoritarismo del gobernante que ganó la presidencia a los 37 años.
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Luego de decir que quedaba claro quién tiene el poder. Bukele ingresó al recinto, donde se suponían estarían los diputados para realizar una sesión extraordinaria convocada por el Consejo de Ministros que él preside.
Sin embargo, a pesar de la presión, no llegaron suficientes legisladores para hacer quorum y tras unos minutos de oración salió anunciando que "Dios le había orientado tener paciencia". Y ante miles de empelados públicos y seguidores a los que antes había instado a insurreccionarse, pidió calma.
Esa paciencia incluyó un plazo de una semana a los diputados para aprobar una resolución, que le permitirá negociar un préstamo por 109 millones de dólares. Con ellos se financiará la tercera fase del plan de seguridad, cuya segunda fase ya recibió financiamiento pero aún no se ejecuta.
La manu militari no va con estilo milenial
“Esta foto, del Pleno de la Asamblea de El Salvador, tomado por fuerzas de seguridad, es una de las peores de la historia política reciente de América Latina. Esto no es un nuevo estilo millenial de hacer política: esta es la política más vieja que hay en América Latina y no la queremos de vuelta,” escribió en Twitter Kevin Casas, ex vicepresidente de Costa Rica y secretario general del Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral.
El director para las Américas de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, uso la misma red para expresar que la “exhibición de fuerza bruta” promovida por Bukele amerita una reunión urgente de la OEA, en función de la Carta Democrática. Además, cuestionó su concepto sobre democracia y dijo que el uso de la religión en la política es propia de los autócratas.
"Implicaciones devastadoras" advirtió Fusades
La Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades), llamó a los salvadoreños a rechazar el rompimiento del orden constitucional. A través de un comunicado advirtió sobre las consecuencias del hecho.
“Las implicaciones jurídicas, políticas y económicas que esta situación de crisis institucional, pueden ser devastadoras para el sistema democrático y el Estado constitucional de derecho".
"Esto se debe a que se estaría generando un precedente negativo de ruptura al orden constitucional por parte del Órgano Ejecutivo”, advirtió Fusades.
No hay tal emergencia
Algunos analistas salvadoreños que prefieren omitir su identidad coinciden en una negociación política el respeto al orden institucional es fundamental.
Y como ningún poder del Estado puede atribuirse supremacía al otro, lo indicado es que se sujeten a lo que resuelva la Corte Suprema de Justicia.
“No estoy seguro que haya sido un amago de autoritarismo porque todavía no entiendo los móviles. El autoritarismo no se amaga, el poder se usa o no se usa. Amagar con el poder o amagar con la autoridad es un poco surrealista”
Analista que solicitó el anonimato
Además, el analista insiste en que la situación planteada por Bukele no incluye ninguna emergencia. Por tanto, no entienden la premura para que se apruebe una resolución que únicamente le autoriza a tramitar un nuevo préstamo.
“El otro tema es que ya tiene aprobado un financiamiento de 91 millones de dólares para la fase dos del programa; y ese dinero todavía no ha sido desembolsado… Entonces es difícil entender la premura,” agregó el analista salvadoreño.
Aliados dicen que es urgente
Aldo Álvarez, secretario de comunicaciones de Cambio Democrático (CD) partido aliado de Bukele admite que los 91 millones aprobados para la segunda fase del plan aún no se han utilizado. Porque ambas fases del plan deben ejecutarse paralelamente. Por tanto, para él, es urgente la aprobación del nuevo préstamo.
Además, insiste en que los diputados alteraron el orden constitucional, al desconocer la convocatoria a sesión extraordinaria promovida por Bukele.
Además, tal como lo hizo Bukele a través de Twitter, Álvarez resta importancia al incidente. Alega que la militarización del edificio y sus alrededores fue para garantizar la seguridad de los asistentes.
¿Error de cálculo?
Nadie niega que las encuestas ubican a Bukele con una gran popularidad y que en las redes sociales cuenta con un fuerte respaldo. Pero la convocatoria que realizó para la toma de la Asamblea, no reflejó la misma aceptación.
“Según los medios de comunicación solo acudieron alrededor de cinco mil personas. Llama la atención que ante una convocatoria insurreccional la asistencia haya sido tan baja”, señala uno de los analistas.
Bukele acatará fallo de Corte Constitucional
Previo a la toma de la Asamblea, varios ciudadanos interpusieron un recurso ante la Sala de lo Constitucional de la CSJ, para que se pronunciara sobre la convocatoria.
El lunes, la Sala dijo que el mandatario debe abstenerse de “hacer uso de la Fuerza Armada en actividades contrarias a los fines constitucionales establecidos y poner en riesgo la forma de gobierno republicano, democrático y representativo, el sistema político pluralista y de manera particular la separación de poderes”.
El comunicado de la Presidencia da por terminada la crisis. La reacción internacional y el poco apoyo de la población a la medida extrema del uso del Ejército claramente hicieron recapacitar al joven presidente. ¿Habrá aprendido la lección? ¿Seguirá mareado por su gran popularidad?
Si logra mayoría legislativa en marzo de 2021, como parece que lo hará, solo la Sala Constitucional le hará contrapeso. Con sensatez, Bukele podría pasar a la historia como un gran presidente, con soberbia, seguramente será solo un patán más.
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