El astuto intento del régimen de levantar las sanciones europeas»
Ramón J. Meneses
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El fiel secretario de Asuntos Públicos de Ortega, el estadounidense Paul Oquist, pidió a la UE "levantar las sanciones" poniendo de pretexto la pandemia y tocando el que fue el punto más débil de esa política: Alemania
“Es un buen momento para que Alemania influya en la Unión Europea, para que esta levante sus medidas coercitivas, porque en tiempos de pandemia es un crimen de lesa humanidad impedir la capacidad de respuesta de los países afectados,” dijo Paul Oquist en una videoconferencia entre los ministros de relaciones exteriores de América Latina y El Caribe con Alemania.
No es tonto Paul Oquist. Sabe muy bien que Alemania fue el obstáculo principal para que la Unión Europea (UE) impusiera sanciones. En la videoconferencia participó Heiko Maas, Ministro Federal de Relaciones Exteriores de Alemania y Alicia Bárcenas, en representación de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Sin embargo, como me dijo un analista político que está en Alemania, una vez que la Unión Europea dejó ir "la primera bomba” (primera ronda de sanciones) no se va a echar para atrás, independientemente de la posición de Alemania. Es más, si el régimen de Ortega desatiende las recomendaciones (liberar a los presos políticos, dar pasos para elecciones libres, etc.) que se le hicieron, lo que podemos esperar es que el bombardeo continúe.
A la Unión Europea le tomó más de 2 años imponer esas primeras sanciones individuales (a seis altos funcionarios de la dictadura). En gran medida debido al proceso de toma de decisiones en política exterior de la Unión Europea. Pero también por la oposición férrea de Alemania, en la figura de su vice ministro de relaciones exteriores, Niels Annen.
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¿Por qué Alemania se oponía a sanciones contra Ortega y sus funcionarios?
La oposición de Annen a sancionar a un régimen que comete crímenes de lesa humanidad (documentados por los informes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes y Naciones Unidas) no se debe solo a que se quedó soñando con la revolución de los años ochenta. Sino también a que tenía el respaldo de la mayoría de partidos políticos alemanes. El 12 de noviembre de 2019, el comité de relaciones exteriores del Parlamento Alemán, rechazó una propuesta para condenar públicamente la represión y la violencia del régimen Ortega Murillo.
Esa resolución propuesta por el partido Bündnis 90/Die Grünen (Alianza 90/Los Verdes) también demandaba la liberación de los presos políticos, apoyar a los refugiados nicaragüenses en el exterior, imponer sanciones a los violadores de derechos humanos, que la Organización de Estados Americanos aplicara la Carta Democrática y expulsar a Nicaragua del acuerdo económico con la UE.
Esta propuesta fue rechazada por los partidos CDU/CSU (Partido de Merkel), SPD (en coalición de gobierno), AFD (extrema derecha), Die Linke (extrema izquierda) y solo fue respaldada por Los Verdes (izquierda) y FDP (centro-derecha).
Los partidos alemanes que se opusieron a la resolución, de derecha y de izquierda, estaban dando a Ortega y Murillo el beneficio de la duda. En las reuniones que Annen sostuvo con Ortega, durante su visita a Nicaragua, siempre recibió el mensaje que el régimen estaba dispuesto a una salida negociada y electoral.
Oficialmente, Alemania prioriza no involucrarse en cambiar la situación sociopolítica en otros países y la solución pacífica de las controversias, lo cual se aplicó también al caso de Nicaragua, dejando a un lado la defensa de los derechos humanos y el rechazo a crímenes de lesa humanidad.
Alemania se acoge al consenso en el caso de Nicaragua
Sin embargo, al apoyar la aplicación de sanciones europeas, Alemania se desmarca de su posición oficial y se acoge al consenso europeo, reconociendo que al recrudecer la represión (incluso en tiempos del coronavirus) y la violación a los derechos humanos, el régimen abandonó completamente una solución política y ha optado por mantenerse en el poder a través del uso de la fuerza.
Joseph Borrell, Alto Representante de Política Exterior y Seguridad de la Unión Europea, dijo que: “estas medidas están dirigidas a personas responsables de graves violaciones de los derechos humanos en Nicaragua, y están diseñadas para no dañar a la población nicaragüense.” Oquist sabe muy bien esto.
Pero como ya se dieron cuenta que su política negligente, irresponsable y criminal en relación al coronavirus ha fracasado, porque también está afectando a un sector amplio de su militancia, decidieron echar la culpa a las sanciones por su nula respuesta a la pandemia. Pero con ese argumento no engañan a nadie, ni siquiera a los alemanes.
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Históricamente la diplomacia Europea es tardía y blandengue. Me quedé asombrado, cuando sancionaron a los seis altos funcionarios de la dictadura Ortega-Murillo. El pueblo de Nicaragua, su gente, necesita de mayor colaboración, por parte de la comunidad internacional. Estamos transitando por un Holocausto Viral, ejecutado por la dictadura Ortega-Murillo y sus secuaces. Dios bendiga a Nicaragua y a los paises democráticos que apelan por aplicar sanciones al régimen del FSLN.