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Experiencia de Colombia: verdadero ejemplo de economía creativa o naranja»

Experiencia de Colombia: verdadero ejemplo de economía creativa o naranja

Foto tomada de Freepik

Avil Ramírez Mayorga

@AvilRamirezM

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El término economía creativa va mucho más allá de la estrategia anunciada por el régimen Ortega Murillo y gracias a la enorme creatividad de los nicaragüenses su desarrollo podría dar un gran empuje a la economía

En Nicaragua, dependiendo de a quién se le pregunta, “economía creativa”, puede significar dos cosas. Un sector de la población puede asociar el concepto con el motor de una supuesta reactivación económica; mientras que otro lo ve como otra promesa vacía de la pareja Ortega Murillo. Esto debido a las razones ya conocidas que nos han llevado a un estado de polarización social.

Pero este término, también conocido como “economía naranja”, va mucho más allá; ya que tiene un inmenso potencial para entrelazar la economía con las creaciones culturales, amparadas en la propiedad intelectual.

Su definición aún es controversial. Pero el presidente de Colombia Iván Duque y el economista Felipe Buitrago Restrepo, la definen así:
“Economía naranja es el conjunto de actividades que de manera encadenada permiten que las ideas se transformen en bienes y servicios culturales; cuyo valor está determinado por su contenido de propiedad intelectual".

El universo naranja está compuesto por:

  • La Economía Cultural y las Industrias Creativas, en cuya intersección se encuentran las Industrias Culturales Convencionales y
  • Las áreas de soporte para la creatividad
Fuente: Banco Interamericano de Desarrollo (BID)

2021: Año internacional de la economía creativa

Para que nos hagamos una idea del tamaño de la economía naranja a nivel internacional, esta representa más del doble del gasto militar del mundo.

De hecho, la Organización de Naciones Unidas (ONU) mediante la Resolución 74/198 declaró el 2021 como: “Año Internacional de la Economía Creativa para el Desarrollo Sostenible”.

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Tal resolución se hizo resaltando que la economía creativa fomenta la creatividad y la innovación; para lograr un crecimiento y un desarrollo inclusivo, equitativo y sostenible. Al tiempo que facilita las transiciones en la vida; y apoya a las mujeres, la juventud, los migrantes y las personas de edad avanzada y empodera a las que están en situaciones vulnerables.

En tal sentido, vale la pena mencionar la experiencia que en los últimos años ha tenido Colombia sobre este tema.

La economía creativa en Colombia

Una de las principales propuestas del entonces candidato presidencial de Colombia, Iván Duque, consistió en el aprovechamiento y desarrollo de la economía naranja. Con el auspicio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el ahora presidente Duque junto al actual ministro de Cultura, Felipe Buitrago Restrepo, escribieron el libro  titulado “La Economía Naranja: Una oportunidad infinita”.

Duque presentaba la economía naranja como un sector económico con más potencial que la caficultura o la minería, que tradicionalmente han sostenido la economía de Colombia.

En una de sus primeras decisiones como presidente ─en octubre de 2018─ Duque creó el Consejo Nacional de la Economía Naranja (CNEN). Las funciones que se le asignaron fueron: formular lineamientos generales de política y coordinar las acciones interinstitucionales necesarias para la promoción, defensa, divulgación y desarrollo de la economía creativa.

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El ministro de Cultura, Buitrago Restrepo preside ese consejo, que se impuso la meta de duplicar el aporte de la economía creativa al Producto Interno Bruto (PIB) colombiano; es decir, pasar esa contribución, de 3 por ciento a 6 por ciento.

Para poner ejemplos del potencial que ha ofrecido ese sector, se puede mencionar que: telenovelas como Pedro El Escamoso o El Patrón del Mal; y artistas como Shakira y Carlos Vives son parte de la economía naranja.

Es fomentada por ley

Ante tales cometidos, el Consejo y el Gobierno se apoyan en la Ley número 1834 aprobada en 2017 y conocida como “Ley Naranja”. Tal norma, surge con el objetivo de desarrollar, fomentar, incentivar y proteger las industrias creativas; entendiendo estas como aquellas industrias que generan valor en razón de sus bienes y servicios, los cuales se fundamentan en la propiedad intelectual.

Para sacar adelante tal objeto, la ley se pone 7 claves como estrategias: información, instituciones, industria, infraestructura, integración, inclusión e inspiración. Igualmente, destacan la importancia de recolectar información precisa y actualizada; a efecto de tomar mejores decisiones, esto lo hacen a través de una Cuenta Satélite de Cultura y economía naranja.

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Entre los logros del sector se destaca la creación del sello “Colombia Crea”; que sirve para identificar las artes, el patrimonio, la cultura, el talento y la creatividad de los colombianos. También la ejecución de programas de formación, apoyo, incentivos y financiamiento, acompañamiento y asistencia técnica, así como conocimiento. Y se han creado estímulos tributarios; entre ellos la exoneración del pago del Impuesto sobre la Renta durante los primeros siete años de vida de las empresa de este sector.

Además, se han establecido Áreas de Desarrollo Naranja (ADN). Estos son espacios delimitados y reconocidos cuyo propósito es integrar a artistas, creadores, emprendedores, infraestructuras y equipamientos culturales; su propósito es consolidar los procesos de creación, producción, circulación, distribución y acceso a las manifestaciones, bienes y servicios culturales y creativos.

Colombia cuenta con más de 43 ADN en 19 municipios del país; y diseñaron una guía metodológica para la delimitación e implementación de espacios de desarrollo.

Aseguran financiamiento

Para fomentar el acceso a financiamiento y que no dependa solo del crédito, establecieron esquemas de financiación a través de capital semilla o de riesgo. Ellos siguieron el ejemplo israelí del Yozma, donde coexisten recursos públicos y privados. También ponen a disposición financiamiento colectivo a través del crowdfunding en la Bolsa de Valores y otros mecanismos.

En menos de tres años, los colombianos han demostrado que se puede crear ecosistemas que impulsen la actividad económica de un país; en este caso la economía naranja. Para lograrlo solo han tenido que establecer políticas públicas serias; una legislación estimulante; programas de inclusión social; divulgar información y estadísticas actualizadas; y promover el acceso al financiamiento e incentivos fiscales.

Tales esfuerzos valieron para que Medellín albergara en septiembre de 2019 la primera cumbre de economía naranja.

La economía creativa de Nicaragua

En 2019 Camila, la hija de Daniel Ortega y Rosario Murillo anunció que se impulsaría la economía creativa. Un sector de la población recibió la iniciativa con desconfianza; suponía que sería uno más de los proyectos faraónicos que ha prometido este régimen durante los 14 años que lleva en el poder.

La llamada “Nicaragua Creativa”, se presentó en 2019 como una alternativa para reactivar la economía nicaragüense; que lograría su objetivo a través del empoderamiento de las micro, pequeñas y medianas empresas (mipyme).

Tal proyecto cuenta con una “Comisión Nacional de Economía Creativa”; integrada por diversas instituciones gubernamentales, entre ellas, ministerios e instituciones asociadas a juventud, comercio, turismo, municipalidad, entre otros.

Entre lo que dicen que han hecho, destacan el lanzamiento de una “Guía del Emprendedor”; un Programa de Acompañamiento y Aceleración de Negocios llamado “PROSPERA”; una Red Nacional de Mentores e impartido seminarios, entre otros. Sin embargo, en su sitio web no se encuentran estadísticas que reflejen los avances alcanzados; tampoco beneficiados u otro tipo de información contrastable que permita determinar el grado de éxito que pudiese haber obtenido la iniciativa.

Inauguraron Ciudad Creativa

Según nota de prensa divulgada por la Embajada de Taiwán en noviembre de 2020, se inauguró una “Ciudad Creativa” en San Juan de Oriente; el proyecto se concreto con recursos aportados por ese país. Tal iniciativa forma parte del Proyecto taiwanés “Un Pueblo Un Producto” y podría asemejarse a las ADN colombianas.

Por otro lado, basta con realizar una gira por los pueblos blancos para comprobar el potencial de la creatividad nicaragüense. Pero no solo en materia de artesanías; sino también en danzas, teatro, literatura y música. O bien hacer una revisión del sector audiovisual que poco a poco va creciendo, con destacadas obras; entre ellas “Cada quien por su cuenta” o “Managua Furiosa”.

Pero se observa que estos esfuerzos responden a realidades aisladas; y que no son el resultado de una política pública, como es el caso de la experiencia colombiana.

Apartando el proyecto gubernamental referido y las experiencias aisladas mencionadas; el estudio: “Economía creativa en América Latina y el Caribe: mediciones y desafíos”, publicado por el BID en 2018, reportó lo relacionado a la producción de la industria creativa en Nicaragua.

Nicaragua tiene potencial

Según el estudio del BID, en 2016 la producción total de las industrias creativas correspondió a 65.4 por ciento en servicios de publicidad; 21.3 por ciento en servicios de cine, radio, televisión y espectáculos; y 7.3 por ciento de los servicios de agencias de noticias, bibliotecas, archivos, museos y otros. El 6.1 por ciento fue de servicios creativos de esparcimiento.

De tal forma que, tomando como referencia la experiencia colombiana, una nueva y democrática administración pública, debería considerar el potencial que ofrece la economía naranja en Nicaragua. Para aprovecharlo, se deberá involucrar a las partes interesadas; a efectos de promover una política pública de estímulo a este sector.

Esto se puede lograr mediante la aprobación de un marco legal; recopilación de información y estadísticas confiables; desarrollo de programas gubernamentales; establecimiento de mecanismos de acceso a crédito y capital semilla; creación de ecosistemas de emprendimientos y creatividad; creación de una marca-país; la formalización de los negocios, entre otros factores que sin duda sacarán a relucir todo el potencial de nuestra cultura. Esto considerando que la economía naranja no solo crea riqueza, sino que también es generadora de empleo e impacto social.

Para los interesados en conocer más detalles sobre la economía naranja, el BID ofrece un curso gratuito llamado: “El valor de la creatividad y la innovación: La Economía Naranja”. Los interesados pueden inscribirse en este link.

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