Los retos en el sistema de salud»
Ilich Buitrago Aguilar
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Un estudio del Incae revela los principales problemas de los sistemas de salud en Latinoamérica y los retos que estos representan para una población con una esperanza de vida cada vez mayor.
En los sistemas de salud de América Latina parece ser cosa del día a día problemáticas como el desabastecimiento de medicamentos e insumos; los nombramientos de funcionarios por influencia política o nexos familiares; así como la falta de capacidad en centros médicos en cuanto a cuartos, quirófanos, clínicas y laboratorios, además de las largas esperas para atenderse.
Lo anterior sale a relucir en un estudio titulado “Los retos futuros para los sistemas de salud de América Latina”, realizado por Niels Ketelhöhn, Carlos Rodríguez y Felipe Pérez Pineda, profesores del Incae Business School, y que recoge las opiniones de médicos, gerentes, técnicos especialistas, personal de enfermería y proveedores del sector de la salud en 18 países, entre estos Nicaragua.
“El desabastecimiento de medicamentos e insumos fue señalado como uno de los cinco más importantes por 58.8 por ciento de las respuestas. Este problema fue el de mayor ranking entre los encuestados del sector público como los del sector privado. En ocho de los trece países con más respuestas fue clasificado como el problema de mayor impacto. En otros tres fue considerado el segundo problema más importante”, indica el estudio.
Así está Nicaragua
En la muestra de 1,281 médicos consultados en los 18 países, Nicaragua tiene una participación de 2.65 por ciento, es decir que 34 administradores y doctores del sistema de salud de este país participaron en el estudio.
“Los problemas son en esencia los mismos, pero el que se posiciona de primero es el problema de los nombramientos de personas no adecuadas, seguido de los problemas de desabastecimiento, capacidad limitada, filas de espera y compensación de los médicos; en ese orden" indica el profesor Niels Ketelhöhn.
Para analizar los resultados de la encuesta en los 18 países y el impacto en los sistemas de salud, los investigadores hicieron una relación con tres aspectos: Los niveles de esperanza de vida y la mortalidad infantil, el número de la población general de los países y el porcentaje de mayores a 65 años de cada uno, y finalmente el porcentaje de inversión del Producto Interno Bruto (PIB) destinado al tema de salud.
Partiendo de esta relación los tres autores visionan los retos para los sistemas de salud en América Latina.
La gente ahora vive más
El primer aspecto que revela el estudio es que la esperanza de vida ha aumentado en todos los países, al mismo tiempo que ha incrementado la población general de estos. Es decir que hay más personas y dentro de estas, más con edad que supera los 65 años.
En el caso de Nicaragua, en 16 años ─de 2000 al 2016 según las estadísticas ocupadas por los especialistas─ la esperanza de vida en Nicaragua pasó de 69.7 a 75.5 años, mientras que la mortalidad infantil disminuyó de 31.5 a 15.3 por cada mil nacimientos.
“Lograste salvar la gente, que no se muriera de las cosas que se mueren los niños, y esto conforme vas moviendo a la población a edades mayores la gente comienza a tener padecimientos diferentes y normalmente esas son enfermedades crónicas que las tenés que saber manejar”.
Niels Ketelhöhn, investigador y profesor del Incae
Business School.
Para el investigador, por un lado son buenas noticias y es meritorio por parte del sistema de salud de Nicaragua el que haya logrado incrementar la esperanza de vida. Sin embargo, los retos son mayores pues lo que se vislumbra es la incidencia de enfermedades como cáncer, diabetes, alzheimer y cardiovasculares, porque son las enfermedades que sufren los mayores.
“(En Nicaragua) somos más porque la población general pasó de 5 millones a 6.2 millones y además somos más viejos”, puntualiza Ketelhöhn.
Ketelhöhn explica que los mayores de 65 años necesitan en promedio seis veces más infraestructura hospitalaria que lo que necesita una persona del resto de la población.
“Entonces, si tenés 65 años o más, pasás seis veces más de lo que pasa el resto de la población en el hospital. Esto significa que los sistemas de salud requieren más hospitales, más camas, más unidades de cuidados incentivos. O, a través de la tecnología, deben aprender a atender más pacientes con la capacidad limitada que tenemos", argumenta.
Retos para la seguridad social
A interpretación del autor de la investigación consultado, la gran conclusión del estudio es que el sistema de salud y la medicina han avanzado a tal punto que ahora vivimos más sanos y eso significa, a su vez, retos muy importantes, “porque para poder atender mejor a la población mayor necesitás un sistema de seguro social muy bien planeado y que sea sostenible”.
El profesor del Incae resalta que si bien el estudio fue divulgado antes de conocerse las reformas a la seguridad social en Nicaragua, el impacto es trascendente al relacionar el tema de que hay un mayor número de población que supera los 65 años y que este índice cada vez aumenta más.
“Vos no podés jugar con el Seguro Social, ese es el futuro de la gente”, asevera.
Crear alianza entre sector público y privado de salud
En muchos países de América Latina hay tres sistemas de salud, explica Ketelhöhn: el público, el seguro social y el privado. Dentro de estos, afirma que el que más deficiente es el público por un problema de capacidad.
“Cuando vos entrás a uno de esos hospitales te encontrás que están abarrotados de gente haciendo fila para que los operen, los atiendan y le hagan sus exámenes, tenés una sobre demanda sobre una capacidad bien limitada.
Al mismo tiempo te encontrás que en el sector privado tenés capacidad instalada que no está siendo utilizada”, indica.
Como recomendación, Ketelhöhn expone que para solventar el problema de la capacidad limitada del sector público, necesariamente se debe contemplar la utilización inteligente de la capacidad instalada en el sector privado, pues resalta que la intervención temprana a algunos padecimientos resulta ser más barata que no atenderse a tiempo.
“¿Qué cosa es más barata? ¿Esperar que a un diabético le corten el pie, tener que buscarle una prótesis, que pase hospitalizado y que deja de trabajar, o subcontratar con acuerdos de precios reducidos con el sector privado y permitir que se salve su extremidad con el monitoreo de sus niveles de insulina y dieta, a través del uso dispositivos portátiles y telemedicina?”, brinda como ejemplo el investigador, quien lamenta que se prefiera que un paciente espere un año y medio por una operación a que esto se haga de inmediato a través de un arreglo con los hospitales privados.
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