Nicaragua: auge y ocaso de la lucha obrera»
Ilich Buitrago Aguilar
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El sindicalismo en Nicaragua tuvo una participación activa en la vida política sobre todo en las décadas de los 60, 70 y 80 pero en la actualidad están reducidos al coro oficialista o apenas sobreviven bajo liderazgos anacrónicos
Los movimiento sindicales en Nicaragua bajo el gobierno de Daniel Ortega están silenciados. El gobierno pasó las reformas al Seguro Social y no dijeron nada; les “consultó” para los cambios tributarios y todo lo vieron bien; congeló el salario mínimo y los líderes sindicales aplaudiendo la “restitución de derechos” que defiende el discurso oficialista.Pero no siempre fue así. El movimiento sindical nació de las demandas de la naciente clase obrera, para enfrentar los intereses del también incipiente capitalismo de finales del siglo XIX y hasta el intervencionismo, según relató a Mónica Baltodano el legendario sindicalista Onofre Guevara en Memorias de la Lucha Sandinista.
El primer sindicato surge de una huelga de zapateros en Managua en 1922. “En esa época se realiza una huelga gremial, y al calor de la huelga, esa unión obrera, esa unión de zapateros que protagoniza este movimiento huelguístico, se transforma en sindicato”, reconstruye Onofre Guevara, ex líder sindical.
Guevara es de los pocos que se tomó el trabajo de reconstruir la lucha obrera en Nicaragua, y en una entrevista a la exguerrillera Mónica Baltodano cuenta que es esta huelga zapatera dio a los trabajadores un nivel de desarrollo de su conciencia que fue la semilla para la organización sindical al tomar en cuenta “que no se estaba enfrentando a un problema social aislado, porque había dos protagonistas antagónicos bien definidos: los patronos y los trabajadores”.
Según estas declaraciones de Guevara la culminación de esta primer etapa de los sindicatos ocurre a partir de 1931, después de la formación del primer partido obrero en Nicaragua, el Partido Trabajador Nicaragüense (PTN), que se encargó de desarrollar la organización obrera, y que en 1933 dio nacimiento al movimiento sindical en Nicaragua de una forma estable, permanente.
Somoza García los quizo desaparecer
Los grupos sindicales vivieron una etapa difícil en los primeros años de Anastasio Somoza García. Entre 1936 y 1937, después del golpe de Estado a Juan Bautista Sacasa, Somoza García comenzó a atraer a dirigentes sindicales con la promesa de establecer en la Constitución un capítulo de garantías sociales a los trabajadores.
“Es el primer anzuelo demagógico que lanza Somoza García para atraerse el apoyo de los trabajadores. Y dirigentes del PTN muerden el anzuelo y así comienza su fin”, comenta Guevara para Memorias de la Lucha Sandinista.
Posteriormente, en 1940, Somoza García desata la represión contra el movimiento obrero, lo que obliga a muchos dirigentes a irse al exilio, otros son encarcelados y algunos optan por esconderse. Todo lo anterior da al PTN.
“Los obreros combinaron la lucha reivindicativa con las tareas de solidaridad con el pueblo soviético, agredido en 1941 por las hordas nazis, esto produjo una combinación de actividad y fuerza que redundó en la formación de un frente antifascista de los trabajadores, que en 1945 da como resultado el surgimiento del Partido Socialista Nicaragüense”, relata Guevara.
La reelección buscada con Somoza
Según reconstruye el exsindicalista, entre 1944 y 1945 Somoza García estaba interesado en su reelección presidencial, lo cual provocó un movimiento de oposición muy fuerte. Al darse cuenta que no puede impedir la reorganización sindical vía represión, vuelve por el recurso de la demagogia.
Desde 1937 Somoza García no había permitido la celebración del Primero de Mayo, pero en 1945, el dictador permitió la libre movilización obrera.
Los obreros se concentraron en donde hoy en día es el Estadio Cranshaw, que en ese entonces era un patio cercado por bardas, y de ahí salió una gran manifestación que recorrió la Calle Colón hasta la Avenida Roosevelt, en aquella época Avenida Central, hasta la Plaza de la República.
“Era una concentración masiva. Para entonces, el país tenía apenas un millón de personas, y Managua era una enorme aldea de doscientos mil habitantes. Entonces, poner cuatro o cinco mil obreros en una marcha –cosa que ni todos los partidos políticos juntos había logrado– fue algo que asustó al mismo Somoza”, comenta Guevara.
Cómo llega el movimiento sindical a vincularse con el sandinismo
Desde sus inicios el movimiento sindical estuvo ligado por su lucha a la vida política, dando pie al surgimiento de partidos políticos. Pero ¿cómo llega a vincularse con el Frente Sandinista?
Baltodano explica en su entrevista que “la expansión de la producción de agroexportación permitió el surgimiento del proletariado urbano y rural, pero sus intentos de organización gremial fueron siempre mediatizados o reprimidos por el naciente régimen somocista”.
Agrega que además las luchas obreras y sindicales no lograban gestar una organización política lo suficientemente fuerte como para encabezar la lucha contra la dictadura.
“Fue hasta el surgimiento y desarrollo del FSLN que se visibiliza una organización que se constituyó en columna vertebral y forma de expresión organizada de lo más avanzado de la conciencia nacional y de la conciencia de clase”, señala Baltodano.
Para la exguerrillera, no es de extrañar que los primeros luchadores revolucionarios y los primeros integrantes del Frente Sandinista tuvieran un origen proletario.
“Algunos habían militado en el Partido Socialista Nicaragüense o participaron en algunos de los movimientos sociales de entonces, en organizaciones gremiales o en el movimiento estudiantil, y se rebelaban, no sólo contra la dictadura, sino al régimen de clase que ésta representaba”, explica en su entrevista.
Década de los 60, el auge del movimiento obrero
En la década de 1960 se da un boom en el movimiento obrero y los sindicatos se multiplican, así como las centrales sindicales. Esto se ve estimulado por dos acontecimientos: el acelerado crecimiento económico que surge a partir del auge del algodón y el "relajamiento" de la mano de hierro de la dictadura somocista bajo las presidencias de Luis Somoza Debayle (1956 - 1963) y René Schick Gutiérrez (1963 - 1966).
- Confederación de Unificación Sindical (CUS) fundada en 1967
- Central de Trabajadores de Nicaragua, (C.T.N.) fundada en 1961
- Central de Trabajadores de Nicaragua, Autónoma (CTNa) fundada en 1961
- Central Sandinista de Trabajadores (CST) fundada en 1979
- Confederación General del Trabajadores Independientes (CGTi) fundada en 1963, compuesta por trabajadores del construcción
- Asociación de Trabajadores del Campo, (ATC) nace en 1976
- Confederación de Acción y Unidad Sindical (CAUS) fundada en 1973
Durante los 10 años de la revolución sandinista, el movimiento obrero se divide entres los que apoyan al partido Frente Sandinista, principalmente la CST y la ATC, y los movimientos que tratan de mantener su independencia y se agrupan en el Consejo Permanente de los Trabajadores (CPT) que para las elecciones de 1990 se alía con la Unión Nacional Opositora (UNO).
Sin embargo, una característica de ambas vertientes es que sus liderazgos parecen ser eternos. Sus secretarios generales tienen décadas de estar al frente de sus respectivas centrales sindicales.
De las asonadas al bozal
Cuando la Unión Nacional Opositora ganó las elecciones de 1990 dando fin al sandinismo, el Consejo Permanente de Trabajadores (CPT) mantuvo la lucha por las reivindicaciones económicas y a la vez apoyaba al nuevo gobierno.
En cambio, la CST y el Frente Nacional de los Trabajadores, ligado al FSLN, jugó entonces un rol más beligerante e impulsó grandes asonadas. Paralización del tránsito, quemas de llantas, destrucción de propiedades públicas y privadas se vivieron en el llamado “gobierno desde abajo” del Frente Sandinista.
De hecho, la cara oficial del FNT y brazo derecho de Daniel Ortega en la actualidad desde la Asamblea Nacional, Gustavo Porras, en 2002 demandaba como líder sindical que el salario de los trabajadores fuese dolarizado y exigía que se equiparara al costo de la canasta básica de 53 productos, y que en aquel entonces costaba lo equivalente a 145 dólares.
Sin embargo desde que asumieron el poder estas demandas fueron olvidadas, y el poder desde las calles de los sindicatos se quedó guardado en las viejas instalaciones que hoy en día alberga a sus directivos.
Ya olvidaron su luchas
Actualmente la canasta básica de 53 productos supera los 13 mil córdobas (390 dólares aproximadamente) y el salario mínimo se ha decidido congelar en 7,660 córdobas, contando con el respaldo de los sindicatos oficialistas mientras los antiguos integrantes del CPT languidecen al punto de la inanición.
Ante el aumento de aportaciones al seguro social y el reformas fiscales que golpean las bolsas de los trabajadores, para muestra están las actas firmadas por todos los “líderes” sindicales de la actualidad.
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