Distopía

Coalición Nacional debe evitar los errores de la UNO»

Coalición Nacional debe evitar errores de la UNO

Foto: Cortesía de la Fundación Violeta Barrios de Chamorro

Lucydalia Baca Castellón

@bacalucydalia

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Si la unidad es clave para ganar las elecciones, también lo es para consolidar la democracia si la Coalición llega a ser gobierno. Para eso hará falta humildad e inteligencia

Hace treinta años  un grupo muy diverso de nicaragüenses demostró que al poner "en espera" las diferencias políticas e ideológicas para anteponer el interés de la nación, se puede ganar hasta la más difícil de las batallas.  Contra todo pronóstico, en cuestión de meses los representantes de catorce partidos conformaron la Unión Nacional Opositora (UNO). 

Pese a que la mayoría de las encuestas no los favorecía, el 25 de febrero de 1990, con la formula integrada por Violeta Barrios de Chamorro  y Virgilio Godoy, la UNO hizo historia al ganar la presidencia a Daniel Ortega y Sergio Ramírez. Además, doña Violeta se convirtió en la primera mujer del continente en ser electa a través del voto para gobernar una nación.

También hemos escrito: ¿Qué dicen de las candidaturas los que salen en las encuestas?»

A partir de ese momento, Nicaragua entró en lo que muchos llaman una triple transición: de la guerra a la paz; de una economía hiperinflacionaria a la estabilización; y del desorden al orden jurídico.

Pero llegar a ese triunfo no fue fácil, el contexto político era similar al actual. Los opositores, entre ellos algunos empresarios, enfrentaban acoso y persecución de parte de los sandinistas.  A eso hay que sumarle los vicios propios de la cultura política local, principalmente el caudillismo, la desconfianza y el afán de cada líder de imponer sus ideas.

Además,  el  pueblo estaba sumido en la pobreza y la desesperanza, cansado de la violencia y decepcionado de ver como en una década, la idílica revolución sandinista se había trasformado en un régimen autoritario que había llevado al país a la bancarrota.

Un efímero respiro democrático

La UNO superó todos estos obstáculos y más que el triunfo electoral, celebró el restablecimiento de la democracia.  Pero, eso fue solo un respiro, en menos de dos décadas Ortega retomó el poder por la vía electoral, y tres décadas después, el país se encuentra enfrascado en otra lucha por sacar del poder al dictador.

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Nuevamente los opositores,  ahora en su mayoría estudiantes, campesinos, líderes sociales y algunos empresarios,  enfrentan acoso y persecución de parte del régimen orteguista. Pero esta vez no son los partidos políticos los que empujan la formación de una coalición.

Ahora la voz cantante la llevan la Alianza Cívica y la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB). Ambas, surgieron  a raíz de la Rebelión de Abril y aglutinan a organizaciones sociales, de estudiantiles, de  campesinos, profesionales y del sector privado.

Los retos de la Gran Coalición

El primer paso será integrar de manera real a los partidos de oposición a la Gran Coalición que enfrentaría a Ortega en las próximas elecciones. En democracia, los partidos políticos son los que buscan el poder a través de elecciones; sin embargo, 13 años de orteguismo destruyeron el sistema de partidos políticos en Nicaragua.

Aunque es probable que eventualmente los principales partidos integren la coalición, el reto radica en que todo ese mosaico pueda trabajar de manera integrada y coordinada. Esto requiere de madurez e inteligencia tanto de las organizaciones como de los partidos. Si alguno pierde de vista que el objetivo es derrotar a la dictadura, el esfuerzo puede descarrilarse entre celos e intrigas aún antes de llegar a las elecciones.

Si no logra mantener la unidad previa a las elecciones, con seguridad ni siquiera logrará conseguir el suficiente apoyo internacional para que Ortega se vea obligado a garantizar el cambio de magistrados y del Poder Electoral; la limpieza del padrón, la garantía de un proceso auditable y la observación electoral.

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La división fue la sombra de la democracia

Si la Coalición logra ganar las elecciones, la siguiente desafío será evitar la división una vez en el poder. La UNO ganó las elecciones el 25 de febrero, pero para el 25 de abril, llegó dividida a la toma de posesión. Esta ruptura dificultó la gestión de Violeta Chamorro y a la postre frustró una verdadera consolidación de la democracia.

En las urnas, la UNO ganó la mayoría de los diputados, pero el fraccionamiento de la bancada evitó la aprobación de reformas necesarias para una verdadera consolidación de la democracia.  

Durante los 16 años de gobiernos democráticos, Ortega cumplió su amenaza de gobernar desde abajo. Lo hizo a través de protestas, huelgas, paros y asonadas. Sin embargo, lo que en realidad facilitó su regreso al poder fue que pudo alimentar la división de los sectores opositores.

Muchos creen que la división se dio en las elecciones de 2006, y aunque esa fue su expresión más clara, en realidad la desconfianza, el oportunismo y la corrupción fueron el caldo de cultivo que evitó la constitución de partidos políticos institucionalizados que pudieran consolidar la democracia.

La nueva coalición debe garantizar que el restablecimiento de la democracia sea duradero.  Para lograrlo, según algunas personas que fueron parte del Consejo Político de la UNO en 1990, deben evitar los errores que aquella alianza cometió.

Errores de la UNO que deben evitar

En una carta abierta, firmada el sábado 22 de febrero por Roberto Urroz  Castillo, Guillermo Potoy  Angulo y Luis Sánchez  Sancho, aconsejan a los líderes de la nueva coalición, entre otras cosas, lo siguiente:

  • No  concentrar el trabajo en unos pocos, ni descuidar la organización ni la fluida comunicación con todos los sectores
  • Que los candidatos no sean impuestos, ni electos sin haber establecido los mecanismos y requisitos
  • No hacer promesas que no se puedan cumplir; no hacer públicas las discrepancias internas, ni divulgar la estrategia de la coalición
  • En caso de ganar la elección, castigar el nepotismo, para evitar que los funcionarios públicos incluyan a sus familiares en las estructuras de mando de las instituciones
  • Garantizar la cohesión entre el presidente, vicepresidente y los diputados,  y su compromiso con el plan de gobierno de la coalición y un proyecto de nación que garantice la sostenibilidad democrática
  • El único compromiso que deben asumir es con el pueblo y no con terceros

Ahora tienen mejores condiciones

Agustín Jarquín Anaya, quien también formó parte del Consejo Político de la UNO, aunque no suscribió la carta, apoya su contenido. Sin embargo, prefiere no hablar de errores, sino de consejos a la nueva coalición.

Además, considera que esta tendrá mejores condiciones para establecer un nuevo modelo de gestión en beneficio de los nicaragüenses. Porque en aquel momento el modelo estatista era el predominante y ahora se reconoce que es el esfuerzo del sector privado que dinamiza la economía.

“Además ahora hay una verdadera conciencia de lo que se quiere establecer  y en aquel momento era solo el cambio de gobierno y el sistema democrático”, dice Jarquín.

Nuevo modelo de servicio

Otro de los consejos que le da a la coalición, es que ─de ganar las elecciones─ los nuevos funcionarios deben asumir un estilo de conducción diferente.

Este nuevo modelo para los funcionarios públicos, debe ser de servicio a la población y sin privilegios; y no para servir a una clase política superior, como ha sido tradición. Además, los funcionarios, deben alejarse formalmente y de hecho de toda vinculación partidaria.

“También se debe garantizar la transparencia, rendición de cuentas, independencia de poderes, evitar la inmunidad que se convierte en impunidad y todos los privilegios que concede la ley a los funcionarios. Todas estas propuestas después deben formalizarse en la ley, haciendo el cambio, para garantizar una nueva cultura política que le dé su lugar al ciudadano”.

Agustín Jarquín, miembro del Consejo Político de la UNO

Para Jarquín es relevante que el sector privado forme parte de la coalición, ya que también es necesario que sea parte de los cambios que se requieren para refundar la democracia en el país.

Jaime Bonilla, quien en 1990 fue representante de Virgilio Godoy en el Consejo Político de la UNO aconseja a los líderes de la nueva coalición ser lo más incluyentes posible. Ya que la apertura enriquece la lucha.

No seguir dependiendo de "caciques"

A los partidos políticos a los que se les está convocando a integrarse a la coalición, les recuerda que dejen de lado la idea de que la participación depende del “dueño” o “cacique” del partido y que se debe anteponer el interés de la nación.

También considera que la representación del sector privado no puede seguir siendo tan preponderante, ya que ellos antepondrán siempre los intereses económicos y en las actuales circunstancias deben ser otras las prioridades.

Coalición comienza a tomar forma

En el treinta aniversario del triunfo electoral de la UNO, las organizaciones y partidos que ya han aceptado, firmaran la proclama de la unidad. Pero será en las próximas semanas o meses que se verá el resultado del esfuerzo de unidad de este nuevo capítulo de la historia de Nicaragua; de cuyo resultado depende que en los próximos años se consolide la dictadura de los Ortega-Murillo o se restablezca la democracia.

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