El 6 de agosto 2009, cuando Daniel Ortega tenía 939 días de ocupar por segunda vez la presidencia de la República, el diario La Prensa publicó una nota titulada “Reeleccionismo alborota al COSEP”. José Adán Aguerri Chamorro, estaba a pocos días de cumplir 48 años.
Desde la segunda reelección de Aguerri han transcurrido 10 años y 11 meses; el mismo diario La Prensa reportó hace pocos días un hecho que tenía años de no ocurrir: Cosep tiene un aspirante a su principal silla, por primera vez en años. Las reelecciones de Aguerri se han dado sin competencia. ¿Cómo ha logrado esa hegemonía?
Aguerri se reeligió 10 veces para periodos anuales y una vez para el actual de 3 años. Pero eso solo fue posible porque cambió los estatutos para que le beneficiaran. En 2009, cuando inició el acuerdo Cosep-Gobierno conocido como "modelo de diálogo y consenso, logró reformar los estatutos para que la organización permitiera reelecciones indefinidas. Pero la última vez que se presentó a una elección fue en 2017, porque ese año una nueva reforma a los estatutos estableció que la elección del presidente se realzaría cada 3 años. Pero solo el presidente, el resto de la directiva continuó con períodos de un año.
Si bien es cierto antes de 2002 no había límite para la cantidad de veces que un presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) podía reelegirse, la verdad es que a ningún empresario le ha interesado permanecer mucho tiempo en esa silla, como se puede ver en este gráfico:
Los períodos de Enrique Dreyfus (1979 - 1983) y Enrique Bolaños (1983-1988) transcurrieron en una época en que el empresariado, junto a todo el país, sufría los embates de una guerra. Eran tiempos difíciles y la mayoría buscaba salvar sus empresas o simplemente sobrevivir. Gilberto Cuadra acumuló cuatro años como Dreyfus, pero no fueron consecutivos 1988-1990 y 1994-1995. Ellos presidieron en tiempos duros de dictadura y reconstrucción.
El voluntariado empresarial en Nicaragua no ha sido fácil. El mismo Aguerri que durante 11 años sonrió, inaugurando actividades junto a funcionario del régimen, entre ellos, Bayardo Arce, Gustavo Porras, Aminta Granera o Alba Luz Ramos, ha tenido que vivir, de cierta manera, las presiones de la dictadura Ortega-Murillo. En su nueva faceta de opositor como integrante de la Alianza Cívica, hace unos meses fue atacado mientras salía de León hacia Managua.
Pero desde antes muchos sufrieron cárcel, exilio, confiscaciones y muchas afectaciones en su vida familiar. El primer régimen sandinista le confiscó bienes a Enrique Bolaños, Ramiro Gurdián, Enrique Dreyfuss, Gerardo Salinas y Gilberto Cuadra. Todos resistieron los 10 años de sandinismo en Nicaragua. También fueron confiscados y salieron al exilio a formar la Resistencia Nicaragüense Marco Zeledón y Alfonso Robelo.
Además, de los 15 ex-presidentes de Cosep, 4 han sido "huéspedes" de lo que después de 1979 se llamó El Chipote. En tiempos de Somoza y de Ortega fueron detenidos: Alfonso Robelo, Enrique Bolaños, Enrique Dreyfus y Ramiro Gurdián. Dos de sus vicepresidentes fueron asesinados Jorge Salazar Arguello (1980) y Arges Sequeira (1992). Ninguno de los criminales -ni intelectuales ni materiales-, guardaron un día en prisión.
Con Aguerri se inauguró el "modelo de diálogo y consenso" con el régimen. Un acuerdo que en 2009 les ofreció Ortega y en el que básicamente los empresarios se dedicaban a hacer dinero y dejaban que Ortega instaurara la dictadura.
El acuerdo les funcionó tan bien que Aguerri le recordaba a todo el que tuviera cerca, la cantidad de leyes que habían aprobado "en consenso". Y a los empresarios les gustó tanto el modelo, que hasta aceptaron que lo pusieran en las reformas constitucionales de 2014. Mismas en las que Ortega legalizó la reelección indefinida.
A los empresarios ese modelo ─que sacrificaba la institucionalidad democrática─ les pudo parecer muy novedoso, pero en realidad era ya del siglo pasado. El abogado constitucionalista Gabriel Álvarez fue el primero en afirmar que en Nicaragua la relación entre los grandes empresarios y el gobierno de Ortega era de un estilo de gobierno corporativo, como el de la Italia fascista de Benito Mussolini.
Sin embargo, hay que reconocer que Aguerri ya es otro. Los empresarios nos equivocamos con Ortega dijo al diario EL PAÍS de España, cuando a partir de 2018 miles de nicaragüenses desafiaron cívicamente a Ortega en las calles. Desde entonces, Aguerri es miembro de la Alianza Cívica que busca sacar a Ortega del poder, por la vía electoral.
Esto ha signifcado costos directos para él. Ya no es miembro del consejo directivo del Banco Central. Tampoco es miembro de la junta directiva de la Empresa Administradora de Aeropuertos (EAAI), donde fue designado por Ortega en los tiempos de armonía. Aunque el sitio web de la Superintendencia de Bancos y Otras Instituciones Financieras (Siboif) aún lo registra en ese cargo.
A finales de la década del 70, el COSEP estaba integrado por seis cámaras: Cámara de Comercio, Cámara de Industria (Cadin), Cámara Nicaragüense de la Construcción, Unión de Productores Agropecuarios de Nicaragua (Upanic), la Confederación de Profesionales de Nicaragua y el Instituto Nicaragüense de Desarrollo (Inde).
Aguerri Chamorro fue electo el 6 de septiembre de 2007 por el voto unánime de las 11 cámaras que en ese entonces componía Cosep. A las seis originales se le habían unido: turismo, avicultores, pesca, exportadores y distribuidores de vehículos. Fue el tercer presidente de Cosep electo de manera unánime. Antes lo habían logrado Roberto Terán y Erwin Krüger.
Desde su elección inició un proceso de ampliación de la membresía de la organización y durante su gestión esta se ha duplicado. En 2008 integró seis cámaras para llegar a 17: textiles, urbanizadores, minas, agroquímicos; zonas francas y empresas médicas previsionales.
También hemos escrito: Cosep confirma devastador resultado de reforma fiscal»
Para 2009 las cámaras asociadas eran 19, con el ingreso de los exportadores de café y los bancos. En dos años integró nueve cámaras, casi el doble de las que había cuando asumió la presidencia.
Actualmente son 26 cámaras las que integran Cosep. A las ya mencionadas se sumaron: microfinancieras, publicistas, reforestadores, productores de palma africana, tabacaleros, generadores de energía y telecomunicaciones. Pero de las 26, solo 22 tienen derecho a voto.
Las nuevas socias eran organizaciones que, en su mayoría, formaban parte de otras cámaras. Especialmente del sector agropecuario, construcción e industrias. Y al ser organizaciones que surgieron con el “apoyo” de Aguerri, mantienen lealtad hacia él.
Este crecimiento fue justificado por la necesidad de garantizar los ingresos requeridos para sostener las operaciones y brindar más servicios. Cada cámara con derecho a voto paga mil dólares mensuales y el resto, quinientos dólares. Otro ingreso proviene del aporte de los llamados "consejeros", que no son más que los 10 o 12 mayores capitales del país. Y que han encontrado una manera directa de garantizar su influencia en el Cosep, además del peso que sus empresas tienen en las cámaras.
Tanto el equipo administrativo como los servicios que ofrece Cosep crecieron durante la gestión de Aguerri y la necesidad de más recursos es evidente. Sin embargo, presidentes de cámaras aseguran que el incremento de socios también sirvió para crear una base fuerte de votantes, que han garantizado las reelecciones de Aguerri.
Aunque cada una representa un voto, las cámaras tienen grandes diferencias en cuanto a cantidad de miembros y su aporte al Producto Interno Bruto del país. Por ejemplo Upanic tiene más de 30 mil socios, y la Cámara de Comercio más de mil miembros. Pero la Cámara Nicaragüense de la Salud o la Cámara Nicaragüense de Energía no tienen más de 10 socios cada una.
Otro cambio que llevó Aguerri, es la dedicación a tiempo completo de las funciones del presidente. Sus detractores admiten que el trabajo a nivel gremial efectivamente requiere tiempo completo. Sin embargo, consideran que este lo debe realizar un director ejecutivo, gerente o como se le llame.
Incluso, aseguran que ese director o gerente debe tener un buen salario y no hacerlo ad honorem como oficialmente lo hace Aguerri, pues el presidente no tiene un salario asignado. Aunque sotto vocce sus colegas dicen que “alguien le debe pagar".
Este método de trabajo, según los consultados ha impedido que surjan aspirantes al cargo. Ya que, quienes lo adversan dicen que, ningún “empresario serio” dejaría abandonada su empresa por asumir la presidencia de Cosep. Al menos no por tanto tiempo. En Centroamérica no hay un caso similar, como se puede ver en el gráfico:
Después de 13 años, con el "modelo de diálogo y consenso" en el basurero de la historia y con una Nicaragua que vive una nueva realidad, varias cámaras consideran que es momento de reemplazar a Aguerri, quien es un caso inusual en la gremialidad. Está por verse si las cámaras rebeldes o "la bancadita" como les llaman los incondicionales de Aguerri, lo logran.
Una semana después que el presidente de Anifoda, Mario Hanón anunció su candidatura a la presidencia de Cosep, rompiendo con ella el esquema de candidato único de los últimos 13 años, el presidente de Upanic, Michael Healy se sumó a lista de candidatos.
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Ve que interesante esto, el Sr Aguerri dedica todo su tiempo al trabajo y actividades que conlleva ser presidente del Cosep y sin devengar un peso por ello.
Es tanto el “amor a su trabajo” que lleva 13 años haciendo lo mismo, me pregunto, o quiere imitar a la Madre Teresa de Calcuta o alguien le paga por debajo de la mesa , me inclino por la última opción , no me cabe la menor duda!