Distopía

Cuando el sandinismo quiso "resolver" la crisis con elecciones

Habían transcurrido un poco menos de cinco años desde el triunfo de la Revolución. La "vanguardia" ─El Frente Sandinista─ ofreció a los nicaragüenses lo que la dinastía somocista le había negado durante 42 años; Elecciones libres, democracia, libertad de expresión, independencia del sistema judicial, funcionarios honestos que no se enriquecieran al amparo del poder.

También prometió desarrollo económico con economía mixta y sin alineamiento en la política exterior. Respeto a los derechos humanos y a los derechos políticos, y muchas otras libertades que motivaron la unidad para luchar contra la anterior dictadura.

Era el año 1984. El año del título de la novela de George Orwell, (que puede descargar gratis aquí), que aún sigue vigente. Ese año también quedó marcado en la historia política de Daniel Ortega. En 1984, a punto de cumplir los 39 años, Ortega compitió por primera vez por la presidencia de Nicaragua. Y desde entonces no ha dejado de hacerlo. A sus 75 años se presentará por octava ocasión consecutiva como candidato presidencial.

¿Cómo estaba el país en lo económico?

Para 1984, la economía había retrocedido a los niveles de 1960 y seguiría en picada como nunca antes en la historia del país. La deuda externa heredada por Somoza en 1979 fue de 1,400 millones de dólares. Pero en 1984 ya sumaba más de 3,500 millones de dólares.

En 1978 las exportaciones rozaron los 800 millones de dólares; pero en 1984 se habían reducido a 450 millones de dólares. El cambio oficial de dólar pasó de 7 a 28 córdobas; mientras en el mercado negro alcanzaba los 300 córdobas. Además se había establecido un control estatal, el gobierno sandinista decidía a quién le vendían la divisa al precio oficial.

Habían nacionalizado los bancos privados. Controlaban las exportaciones y el precio que se le pagaba al productor no era definido por el mercado sino por el gobierno. Crearon el Ministerio de Comercio Interior (Micoin) que decidía el precio al que se podían vender los productos. La inversión extranjera había desaparecido; y Estados Unidos, el principal socio comercial del país, había establecido restricciones a las exportaciones hacia ese mercado.

Mientras tanto en el campo, Jaime Wheelock, uno de los nueve comandantes de la todopoderosa Dirección Nacional y ministro de Reforma Agraria seguía el plan de estatización. Además, si un ciudadano nicaragüense permanecía fuera del país por 6 meses y un día, le confiscaban sus bienes. Así lo establecía la Ley del Ausente.

Todas estas políticas económicas, en lugar de una "economía mixta" en realidad sentaron las bases para una economía centralizada. Derrumbaron la producción y hundieron aún más en la pobreza a los nicaragüenses.

Nicaragua, un peón en el tablero de la Guerra Fría

A la par de la estatización de la economía, en lo político, el sandinismo avanzaba hacia la construcción de un modelo socialista "a la cubana"; respaldado por Fidel Castro y el bloque soviético. La censura previa a los pocos medios de comunicación, era más severa que la implementada en toda la historia del somocismo.

Además, la Dirección General de Seguridad del Estado (DGSE), asesorada por cubanos, soviéticos, búlgaros, alemanes orientales, checoslovacos, rumanos y toda la izquierda latinoamericana; ejercía un control férreo sobre la sociedad.

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Otra carga que soportaban las familias nicaragüenses era el Servicio Militar “Patriótico”. Lo establecieron en septiembre de 1983 y preocupaba a las familias que tenían hijos adolescentes. La ley ordenaba que los reclutaran para enfrentar a "la Contra". Grupo armado que era financiado por el gobierno de Estados Unidos; al que cada día se unían más campesinos, insatisfechos por la represión y el control a la producción agropecuaria.

"Las elecciones nos resultan estorbosas"

En esas circunstancias y en medio de la guerra fría, por razones tácticas el sandinismo realizó las elecciones de 1984. Con la esperanza de bajar un poco la presión del gobierno de Ronald Reagan en Estados Unidos; y para evitar que los socialistas europeos los abandonaran por completo, si se convencían del rumbo pro-soviético que llevaban.

Para muestra, la confesión que hizo Bayardo Arce; uno de los nueve comandantes de la Revolución, que junto a Víctor Tirado, son los únicos dos que aún respaldan a Daniel Ortega. Arce dijo que las elecciones eran sólo una decisión táctica que no alteraba la marcha hacia el socialismo. La declaración la hizo durante una reunión con miembros del Partido Socialista de Nicaragua. Fue una conversación privada, pero fue grabada y posteriormente difundida. Ahí Arce expresó que las elecciones se realizaban, debido "a la situación de guerra que nos ha planteado Estados Unidos "(…) las elecciones resultan estorbosas, como nos resultan estorbosas otra serie de cosas que conforman la realidad del país".

No pudieron legitimar el proceso

En esas condiciones económicas y políticas llegó el Frente Sandinista a las elecciones de 1984. Convocadas, como vimos, a regañadientes y bajo la presión de Estados Unidos y la guerra de "la Contra".

El 15 de febrero de 1984, el FSLN convocó a elecciones generales. Se elegirían presidente, vicepresidente y diputados de una Asamblea Nacional que estaría integrada por 90 miembros con sus respectivos suplentes. Ellos tendrían la facultad de redactar una Constitución Política, para sustituir al Estatuto Fundamental de Derechos y Garantías. Este había sido aprobado en agosto de 1979 y para la fecha ya había sido violentado muchas veces.

En las elecciones de 1984, la oposición real la representaban los partidos y organizaciones que conformaban la Coordinadora Democrática. Estos eran:

  • Partido Social Demócrata
  • Partido Social Cristiano
  • Movimiento Liberal Constitucionalista
  • Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep)
  • Central de Trabajadores de Nicaragua (CTN)
  • Central de Unidad Sindical (CUS)

Los candidatos de la coordinadora eran el conservador exmiembro de la Junta de Gobierno y exembajador del FSLN en Washington, Arturo Cruz Porras; y el socialcristiano, Adán Fletes Valle.

La participación de la Coordinadora Democrática era importante para que la "táctica" resultara. Pues los sandinistas los necesitaban para legitimar las elecciones. Sin embargo, el talante autoritario del sandinismo no se pudo ocultar. Las manifestaciones de la Coordinadora Democrática eran atacadas violenta y ferozmente por las turbas sandinistas. Esto los llevó a la conclusión de que era imposible competir y tener una mínima oportunidad de éxito. Entonces optaron por retirarse del proceso.

Ortega "arrasa" y regala diputaciones a los que le ayudaron

En las elecciones solo participaron el FSLN y una comparsa de pequeños partidos. Estos se beneficiaron de la generosa Ley Electoral de entonces, que prácticamente concedía una diputación a los candidatos. En el Artículo 58, establecía que los candidatos a Presidente y Vice-Presidente de la República que no resultaran electos y alcanzaran el cociente electoral definido por la misma ley, sería "electos" diputados. Es por eso que esa Asamblea Nacional tuvo 96 diputados en lugar de 90.

Al final, el 4 de noviembre de 1984 se realizaron las elecciones. Los partidos que acompañaron al FSLN en las elecciones fueron:

  • Partido Conservador Demócrata
  • El Partido Liberal Independiente
  • Partido Popular Social Cristiano
  • Movimiento de Acción Popular-Marxista Leninista
  • Partido Socialista Nicaragüense y
  • Partido Comunista de Nicaragua

El Consejo Supremo Electoral informó que la participación electoral fue de 75 por ciento. El resultado fue que Ortega y Sergio Ramírez ganaron con el 63 por ciento de los votos. Además, todos los candidatos a presidentes de la "oposición" fueron premiados con una diputación.

Pero la crisis y la guerra siguieron durante los siguientes seis años, hasta el triunfo -contra todo pronostico- de Violeta Barrios de Chamorro en 1990.

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Avil Ramírez

Abogado y notario público. Estudios en relaciones internacionales en el Colegio de México, Universidad de Durham y el Instituto de Cooperación Internacional de Israel. Director ejecutivo de AmCham (2007-2018); vicepresidente de AACCLA. En la administración pública (1993-2007) fue ministro de Defensa, viceministro de Gobernación, secretario privado de la Presidencia de la República y director general para Europa en Relaciones Exteriores. Condecorado con la Orden Isabel La Católica de España; Gran Cruz al Mérito de Alemania; Gran Collar de la Bandera del Sol Resplandeciente de Taiwán; San Gregorio Magno del Vaticano; Honor al Mérito de la OEA y Cruz de Honor al Mérito de Guatemala.

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