El Covid-19 es consecuencia del abuso contra la Tierra»
Lucydalia Baca Castellón
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Para abordar la pandemia del Covid-19 y protegernos de futuras amenazas mundiales, se requiere de un claro compromiso y respeto hacia la Naturaleza
Como cada 22 de abril, este año el mundo celebró el Día de la Tierra, pero esta vez sumido en la peor crisis de salud pública de los últimos 100 años.
Aunque muchos podrían decir que la pandemia del Covid-19 saltó como de un caja de sorpresas, la verdad es que en el mundo científico un fenómeno como este era esperado. La naturaleza está amenazada desde hace décadas por la pérdida de hábitats y biodiversidad, el calentamiento global y la contaminación.
En las últimas décadas, según el PNUMA, las enfermedades zoonóticas o transferidas de animales a humanos, han ganado terreno. El ébola, la gripe aviar, la gripe por el virus H1N1, el síndrome respiratorio del Medio Oriente (MERS), la fiebre del Valle del Rift, el síndrome respiratorio agudo severo (SARS), el virus del Nilo Occidental y el virus del Zika, han causado pandemias o han amenazado con causarlas, y han dejado miles de muertes y grandes pérdidas económicas.
Sin cambios, las pandemias serán más frecuentes
Por tanto, es urgente acelerar los esfuerzos para frenar el deterioro del medio ambiente. Y garantizar la protección de la biodiversidad, acabar con el comercio ilegal de especies silvestres y promover el manejo seguro de los productos y desechos químicos.
También, promover planes de recuperación económica para el mundo post-covid, que incluyan soluciones a la crisis de la naturaleza y la climática.
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En su documento, Coronavirus, un mensaje de la Naturaleza, la ONU dice: "para ayudar a prevenir futuras pandemias como la del Covid-19, debemos poner fin al comercio ilegal de vida silvestre y la destrucción de hábitats. No podemos seguir haciendo las cosas como siempre. Debemos trabajar con la naturaleza, no en contra de ella".
La actividad humana ha alterado casi 75 por ciento de la superficie terrestre. Y ha sitiado a la vida silvestre y la naturaleza en un rincón cada vez más pequeño del planeta.
Eso ha llevado a la comunidad científica a encender las alarmas sobre el colapso de la biodiversidad y la emergencia climática sin precedentes que atraviesa el planeta. Provocada por el acelerado incremento de las temperaturas globales.
A la emergencia climática se sumó la pandemia
Ahora a la emergencia climática, se sumó la pandemia provocada por el nuevo coronavirus. Al 23 de abril, la Covid-19 afecta a 185 países, ha provocado la muerte de casi 176 mil personas y el contagio de 2.5 millones. Además, amenaza el desarrollo económico, el bienestar de las especies y las personas, y la integridad de los ecosistemas.
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El cambio climático, los cambios provocados por el hombre en la naturaleza, los crímenes que perturban la biodiversidad, entre ellos la deforestación, el cambio de uso del suelo, la producción agrícola y ganadera intensiva y el creciente comercio ilegal de vida silvestre, elevan la posibilidad de transmisión de enfermedades infecciosas de animales a humanos.
“Está científicamente comprobado que la degradación ambiental, por ejemplo la deforestación, el avance de la frontera agrícola y el deterioro de zonas con biodiversidad hacen que especies que antes no están en relación con las personas ahora tengan una relación más estrecha. Esto facilita que virus que generalmente viven en los animales salten hacia los humanos”, explica Víctor Campos, director del Centro Humboldt.
El planeta pasó su factura por daños
Entonces en 2020, lo más relevante en la celebración del Día Internacional de la Tierra es que la pandemia del Covid-19 ha dejado claro que todos formamos parte de una misma comunidad biológica y ambiental.
“El descuido en que se han tenido en los últimos años las condiciones ambientales, es lo que nos tiene en las condiciones en las que estamos. Por años hemos dicho no sigamos haciendo daño al planeta. No se hizo caso y ahora el planeta nos está pasando la factura. A un altísimo costo nos está demostrando que no se puede romper el equilibrio ambiental”, señala Campos.
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Aún no existe una cuantificación total de los daños, a la salud y economía, provocados por la Covid-19. Porque cada día siguen sumando. Pero Campos asegura que habría sido más barato no hacerle daño al planeta.
“Si hubiéramos avanzado más en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático, podríamos enfrentar mejor este desafío (la pandemia)".
António Guterres, secretario general de la ONU
Se debe comenzar a trabajar por la naturaleza
Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA advierte que para abordar la pandemia del Covid-19 y protegernos de futuras amenazas mundiales, se requiere un claro compromiso de reconstruir mejor, crear empleos verdes y facilitar la transición hacia economías neutras en carbono.
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Después de la pandemia deben cambiar los hábitos de producción y consumo, hacia modelos más limpios y sostenibles. Ya que según el PNUMA, solo con transformaciones sistémicas a largo plazo, se cambiará la trayectoria de los niveles de CO2 en la atmósfera.
Esto ha quedado demostrado. A raíz de las medidas de aislamiento impuestas en la mayoría de los países para evitar el contagio, las emisiones de gases de efecto invernadero disminuyeron y la calidad del aire mejoró. Sin embargo, este es una alivio temporal, por lo que el reto post-covid es impulsar modelos sostenibles que garanticen la durabilidad de esta mejoría.
Después del Covid-19 se requiere una nueva normalidad
“Después del Covid-19 deberíamos crear una nueva normalidad. Una normalidad distinta, menos intensiva en el uso de las cosas que ya sabemos que le hacen daño al planeta. Evitando la destrucción de las condiciones ambientales y promoviendo economías menos dependientes del carbono, de los hidrocarburos”.
Víctor Campos, director del Centro Humboldt
Sin embargo, para Campos es incierto lo que ocurrirá, ya que la estrepitosa caída del precio del petróleo lo vuelven más atractivo para la generación de energía. Además, deja en desventaja a las energías renovables cuya generación, ante los precios actuales del crudo, se vuelve extremadamente cara y por tanto inviable.
“Eso precios se van a revertir, pero a qué nivel, eso no está claro… Estas son jugadas globales de las que países como Nicaragua quedan al margen… y desincentivan los esfuerzos que venía realizando el país para que su matriz energética dependiera casi en su totalidad de energías renovables”, explica Campos.
Las recomendaciones post-Covid-19
Para mejorar la salud de la Tierra, el PNUMA ha llamado a los países a diseñar paquetes de estímulo económico post-covid que incluyan entre otras cosas, planes sostenibles de inversiones en energías renovables, edificios inteligentes y transporte público limpio entre otros.
Por su parte el Centro Humboldt recomienda cinco pequeñas acciones, que todos podemos desarrollar y que provocarán grandes cambios a favor del planeta. Estas son:
- Ahorrar agua
- Reducir el consumo de energía eléctrica
- Reciclar, reducir y reutilizar
- Cuidar los bosques
- Reducir el consumo de bolsas plásticas
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