Distopía

El impacto de la Covid-19 en la educación va más allá del 2020

Antes del surgimiento de la pandemia de Covid-19, en Nicaragua la educación se caracterizaba por su deficiencia. Las carencias materiales son provocadas por la escasez de recursos y por no priorizar la inversión en educación. A ellas se suman las deficiencias académicas del personal docente. Por lo que los especialistas han insistido en la necesidad de revisar los currículos de su formación.

La crisis de la educación pública quedó en evidencia recientemente. Una profesora impartía una clase a través de un canal de televisión de alcance nacional. Y no fue capaz de percatarse que había confundido los nombres de los dos lagos más importantes del país.

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A esa deficiencia sempiterna ahora se suman los efectos provocados por la Covid-19, que amenazan con profundizar la iniquidad en la educación global. Se calcula que el 85 por ciento de los estudiantes de 180 países dejaron de recibir clases presenciales. Con el aprendizaje a distancia o educación virtual los países que estaban preparados lograron mantener  el ritmo del curso escolar. Sin embargo, esto agudizó las brechas de acceso,principalmente en los países en desarrollo.

No había condiciones para educación en línea

Los obstáculos para acceder a los sistemas educativos se profundizaron con la pandemia. La mayoría de países de América Latina y el Caribe, carecía de las herramientas necesarias para desarrollar procesos de aprendizaje a distancia. Así lo determina un análisis de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides).

Además, en la región, solo un poco más de la mitad de los estudiantes de primaria tiene acceso a internet. En el caso de los alumnos de secundaria, el acceso a internet  se eleva a 81 por ciento. Esto provocó que como parte de los esfuerzos de mantener el ritmo del curso escolar, tecnologías tradicionales --radio y televisión--, cobraran relevancia en muchos países.

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Según Funides, al cerrar masivamente los centros educativos para protegerlos de la pandemia, se afectó el bienestar físico, socioemocional y cognitivo de la niñez y juventud; de manera especial, en los grupos más vulnerables, la interrupción de las clases presenciales tiene un alto potencial para agudizar la pobreza del aprendizaje. Y también la deserción escolar.

En América Latina y el Caribe los afectados son aproximadamente 159 millones de estudiantes, que representan el 95 por ciento de la matricula total. Nicaragua es el único país de la región que oficialmente no suspendió las clases presenciales, detalla Funides. Sin embargo, las ausencias han sido altísimas porque los padres de familia han preferido que sus hijos falten a clases ante de exponerlos al contagio.

De acuerdo a reportes de la Unidad Sindical Magisterial (USM) desde que se reportó el primer caso de Covi-19 el pasado 18 de marzo la asistencia a las escuelas ha ido descendiendo hasta llegar al punto que ronda el 10 por ciento.

Nicaragua no estaba preparada para la educación a distancia

Según la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), más de nueve mil centros educativos del sector publico nicaragüense mantienen las clases presenciales. Por otro lado, cerca del 70 por ciento de los privados han adoptado la modalidad de clases virtuales.

Este panorama según Funides coloca a Nicaragua en un escenario distinto. No solo porque los centros educativos públicos y algunos privados no se han cerrado y porque los estudiantes se ausentaron; sino también porque las medidas de tomadas por el régimen Ortega-Murillo no han contemplado la implementación de una efectiva modalidad de enseñanza a distancia. Por tanto, la USM considera que la mayoría de los estudiantes ya perdió el año escolar.

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Otros riesgos a los que se encuentran expuestos los niños

Cuando la asistencia a los centros de estudio se detiene prolongadamente tal como ocurre actualmente, según Funides, los niños están expuestos a un mayor riesgo de explotación, violencia y abuso.  Esto produce afectaciones a su bienestar y salud mental, especialmente para quienes se encuentran en países en conflicto, familias migrantes y refugiadas.

La Organización de Naciones Unidas (ONU), teme que las graves consecuencias de la pandemia pongan en peligro los avances en materia de mejora educativa que tanto costó conseguir en los últimos años en los países en desarrollo.

Efectos de la Covid-19 impactarán en el capital humano

Según el Grupo Banco Mundial (BM), el daño se incrementará a medida que la pandemia avance y sus repercusiones se traduzcan en una recesión global.

“El impacto económico exacerbará el daño, al deprimir la oferta y la demanda educativa. A la vez que ocasionará daños a los hogares. Todo ello significará un costo a largo plazo, en términos de acumulación de capital humano, prospectos de desarrollo y bienestar”, explica el Grupo Banco Mundial en su informe Covid-19: Impacto en la educación y respuesta de política pública.

De acuerdo a las proyecciones del Grupo BM la reducción del aprendizaje elevará la deserción escolar, especialmente entre las familias menos favorecidas. Y muchos de los estudiantes no podrán regresar nunca. Además, la reducción de servicios complementarios que ofrecen los centros educativos, entre ellas las meriendas escolares, afectarán la salud de los estudiantes.

Todo esto sumado a las presiones económicas en los hogares, dificultará aún más el aprendizaje en los estudiantes. Además, el deterioro de las economías, impactará a las escuelas y a los docentes.

"Si estos impactos no se controlan, tendrán costos a largo plazo tanto en los estudiantes como en la sociedad. Dado el probable aumento en la pobreza de aprendizajes, esta crisis podría impedirle a toda una generación hacer realidad su verdadero potencial".

Informe Covid-19:: Impacto en la educación y respuesta de política púbica del Grupo Banco Mundial

Daño provocado se puede revertir

El Grupo Banco Mundial también asegura que si los países "se mueven con rapidez para apoyar la continuidad del aprendizaje", podrían mitigar los daños. Al menos parcialmente. Y el desarrollo de planeamientos y políticas adecuadas permitiría aprovechar esta crisis y convertirla en una oportunidad para desarrollar sistemas educativos más inclusivos, eficientes y resilientes.

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Lucydalia Baca Castellón

Periodista nicaragüense graduada de la Universidad Centroamericana (UCA). Por casi trece años trabajó como reportera de las secciones política y económica del diario LA PRENSA. Ha ganado en dos ocasiones el premio Global Príncipe Alberto II de Mónaco y UNCA sobre Cambio Climático que otorga la Asociación de Corresponsales de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

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