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La ley mordaza de René Schick y cómo quedó sólo en dictamen»

La ley mordaza de René Schick y cómo quedó solo en dictamen

Los Somoza solían soltar la presidencia por cortos períodos de tiempo pero nunca delegaron el control de la Guardia Nacional ni del Partido Liberal Nacionalista. La foto es evidente, Anastasio Somoza Debayle, jefe de la Guardia al centro y Schick a su izquierda. Foto tomada de Internet

Avil Ramírez

@AvilRamirez

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Aunque Rene Schick es considerado por muchos un buen presidente, durante su gobierno los diputados oficialistas intentaron aprobar una Ley Mordaza que podría haber inspirado a sus colegas de la aplanadora sandinista

En noviembre de 1965, Nicaragua era gobernada por un civil; uno que muchos recuerdan como un “buen presidente” en la atribulada nación centroamericana. Era el abogado leonés René Schick Gutiérrez, a quien muchos describen como un joven esforzado y de origen humilde. Pero que igual que Daniel Ortega, intentó callar las voces criticas, con una Ley Mordaza en la que quizás se inspiraron los obedientes diputados de la aplanadora sandinista.

Era hijo de una esforzada mujer que trabajaba en Malpaisillo, como costurera y planchadora; allí ella conoció al ingeniero austríaco Federico Schick con quien se casó. Pero a los pocos meses él murió y dejó en la orfandad a quien posteriormente ascendería social y políticamente en la próspera Nicaragua de los años 60.

Schick Gutiérrez ejerció el magisterio y coronó su carrera de abogado. Fue profesor universitario y posteriormente lo nombraron Juez de Distrito en su natal León; y luego fue Magistrado del Tribunal de Apelaciones. Posteriormente incursionó en la diplomacia. Fue funcionario de la embajada de Nicaragua en Washington (OEA); en Nueva York en la misión de Nicaragua ante las Naciones Unidas; y embajador en Venezuela.

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Fue ministro de Educación Pública en el gobierno de Anastasio Somoza García. Luis A. Somoza lo nombró nuevamente en la cartera de educación. Posteriormente ocupó el cargo de Canciller de la República, al que renunció para aspirar a la presidencia de la República. Cargo que ejerció desde el 1 de mayo de 1963, hasta su repentina muerte en agosto de 1967 a los 56 años. Durante su mandato, ratificó al general  Anastasio Somoza Debayle como Jefe Director de la Guardia Nacional (G.N.).

Lo recuerdan diferente

Schick es recordado de forma diferente que los miembros de la familia Somoza que ocuparon el poder. Incluso, todavía hay quienes recuerdan con pesar su funeral en Managua. Y ni el triunfo de los sandinistas logró que el reparto, al oriente de la capital, que lleva su nombre, fuese bautizado con el nombre de algún héroe o mártir de la revolución.

Tal como ocurrió con otros repartos y barrios como el 5 de Diciembre, bautizado así por el cumpleaños de Anastasio Somoza Debayle. La Colonia Luis Somoza, la Colonia Salvadorita en honor a la esposa y madre de los dictadores; o el colegio Primero de Febrero en honor al nacimiento del fundador de la dinastía, Anastasio Somoza García; que después se ha llamado Rigoberto López Pérez en 1979, Salomón de la Selva en 1990 y después del 2007, nuevamente Rigoberto López Pérez.

¿Demócrata? a la par de los Somoza

Al comparar a Schick con el viejo Anastasio y sus hijos Luis y Anastasio, él es percibido como un mejor presidente. Pero algunos hechos ocurridos en su presidencia no lo señalan como un demócrata. Aunque si como un civilista y honesto mandatario.

Revisando algunas viejas ediciones del diario La Prensa, encontramos una noticia llamativa. Esta debe ser la fuente castalia que 55 años después ha servido de inspiración a la iniciativa de ley, que bajo el titulo de anteproyecto de Ley Especial de Ciberdelitos, presentaron obedientemente hace pocos días 70 obedientes diputados del partido de gobierno.

Piden Mordaza

“Piden Mordaza” tituló La Prensa el 18 de noviembre de 1965. Para informar de la intención de los diputados oficialistas que durante el gobierno de Schick, igual que ahora, eran una aplanadora. Como consecuencia de la asignación de escaños producto de “elecciones” denunciadas como fraudulentas.

El Congreso Nacional recibió la iniciativa de ley presentada por el diputado granadino José María Borgen. A quien el periódico identificó como simpatizante del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo; de cuya legislación se inspiró el legislador somocista. Algo similar a lo que ocurre actualmente con lo que los nicas han bautizado como Ley Putin.

Todo inició con una caricatura

La motivación del diputado granadino fue una caricatura. Sucede que el diario La Prensa publicó una caricatura en ocasión del regreso al país del Jefe-Director de la G.N.

Según el diputado, de forma "denigrante, bochornosa y torpe una ilustración gráfica a grandes titulares y en primera página". En la que hace aparecer por un lado colgada en un clavo la banda presidencial, en otro un traje (saco y pantalón) y a un lado la silueta del presidente Schick bochornosamente vestido de guardia con una boina en la que destaca el escudo del emblema nacional. Esta silueta lo coloca frente a otra del Jefe-Director de la G.N. con sus cinco insignias de General.

La caricatura incluía la leyenda: Saludo de Película. "Qué tal, Jefe", dando a entender lo que todo mundo sabía, que quien mandaba era Somoza.

El 21 de noviembre de 1965, el mismo diario informaba de la intención del diputado liberal granadino. Lo que más llamaba la atención es que en la propuesta de reforma al Código Penal, se legislaba -con nombre y apellido-, contra el dirio La Prensa.

La propuesta decía que quien ofendiera "la reputación ajena comunicándoselo a varias personas" sería castigado con dos años de prisión y 200 córdobas de multa. "Si la ofensa se infiere por medio La Prensa u otro medio de publicidad o en documentos públicos", la pena sería de 1 a 3 años de prisión y la multa de 200 córdobas.

Forman comisión legislativa

Los diputados de la aplanadora somocista conformaron una comisión en el Congreso para dictaminar la iniciativa. Pero a diferencia de lo que ocurre ahora, que no se consultará con nadie que no sea fiel al régimen. Ellos nombraron a 5 diputados para realizar consultas sobre la propuesta de reforma con, los dueños de medios de comunicación y periodistas. En el somocismo, por lo menos, se procuraba guardar la forma.

Cuando se discutió el proyecto de reforma en lo general, de los 50 diputados --entre liberales y conservadores--, solo dos opositores: Agapito Fernández y Juan Molina, votaron en contra de la Ley Mordaza. El diario relató que desde una de las bancas del Congreso Nacional, la Nicolasa Sevilla observaba atenta la votación; 14 años después, tras el triunnfo de los sandinistas en 1979, la sexagenaria jefa de las turbas somocistas fue encarcelada.

Reculando, pero sonrientes...

Los medios independientes reaccionaron contra de la iniciativa; y a ellos se sumó la política impulsada por el presidente John F Kennedy, através de la iniciativa Alianza para el Progreso. Que contemplaba el fomento de la democracia, en una región donde la mayoría de gobernantes eran dictaduras. Hay quienes atribuyen a ello que los diputados somocistas desistieran de aprobar la iniciativa.

Como solo dos diputados se opusieron cuando fue considerada para ser revisada en la comisión especial establecida para ello; todo hacía presagiar que su aprobación era inminente. Incluso con el voto de los conservadores zancudos. Pero milagrosamente ocurrió lo que nadie se imaginaba.

Los mismos diputados que habían acogido con aplausos y loas al somocismo sin Somoza, representado por Schick ante la mirada complaciente de la Nicolasa Sevilla; votaron en contra de la reforma del olvidado diputado José María Borgen. Que seguramente votó en rechazo de su misma iniciativa.

55 años después...otra Ley Mordaza

Desde entonces han pasado 55 años, y ahora que seguramente ya no existe ninguno de los diputados que hicieron el ridículo, para congraciarse con Anastasio Somoza Debayle por el "abuso" de la caricatura de La Prensa, sus colegas del FSLN presentaron el anteproyecto de Ley Especial de Ciberdelitos.

El rechazo no se ha hecho esperar. Incluso por parte de la comunidad internacional. Que coincide con quienes a lo interno consideran que el propósito de los diputados de Daniel Ortega, no es por alguna caricatura de Manuel Guillen, Pedro Molina o Los monos de A.Z.F. Sino que para sepultar lo poco que queda en Nicaragua de liberad de expresión.

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Las consultas de este anteproyecto estaban suspendidas. Pero fueron retomadas el viernes 16 de cotubre con la participación de los representantes de los medios de comunicación. Como era de esperarse, solo se escuchó a los medios oficialistas; y se espera que la proxima semana las comisiones encargadas emitan el dictamen favorable que pasará al plenario de la Asamblea Nacional para su aprobación.

Veremos si al final, ante la amenaza del garrote externo, más que por la oposición interna, se repite el episodio de hace 55 años. Cuando los diputados somocistas y los zancudos --menos 2 honrosas excepciones--, desistieron de aprobarla.

Hace 55 años pudo haber bastado un gesto desde la embajada de Estados Unidos, asentada en "la Loma" igual que el centro de poder del somocismo; ahora las sanciones y duras palabras no solo desde Washington sino también desde Bruselas, pero a estas alturas, 30 meses después de abril de 2018, tras crímenes de lesa humanidad y más de una veintena de sanciones, el régimen orteguista ya no se asusta con una mala cara.

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