Mientras se acerca la fecha establecida por ley para las elecciones generales de este año; las organizaciones y partidos de oposición parecen estar cada vez más fragmentados. Sin embargo, los protagonistas de la histórica elección de 1990 consideran que, pese a que las diferencias parecen irreconciliables; aún hay tiempo para concretar la tan ansiada unidad, que permitiría participar en la contienda con un candidato que represente a la mayoría opositora.
Hace 31 años también hubo desconfianza, luchas intestinas y reproches; que fueron superados para lograr el aplastante triunfo de la Unión Nacional Opositora (UNO) sobre el Frente Sandinista. Actualmente muchos aseguran que "no hay condiciones" para participar en elecciones, por lo que no se debe pensar en eso. Lo irónico es que sin una unidad verdadera a lo interno, la presión efectiva sobre el régimen orteguista para que establezca las "condiciones" no se hará realidad.
Los factores que hasta ahora han impedido la unidad de las principales fuerzas políticas de la oposición; principalmente las surgidas de la Rebelión de Abril, pero también de los partidos tradicionales han sido:
Sin embargo, en la lista de partidos que conformaban al UNO (ver abajo); se ve que la integraban desde conservadores hasta el Partido Socialista y el Comunista. Y si bien la UNO no pudo mantener la unidad más allá de la toma de posesión; la verdad es que las diferencias ideológicas no jugaron un papel relevante en esa división.
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Y si en aquel tiempo se hubiera alegado que en la alianza opositora no podían participar personas que hubieran trabajado con el sandinismo; la UNO no hubiera tenido ni siquiera fórmula presidencial. Pues doña Violeta fue miembro de la primera Junta de Gobierno al lado de Daniel Ortega; y Virgilio Godoy fue ministro del Trabajo del gobierno sandinista hasta 1984.
El histórico momento que enfrenta ahora la oposición se asemeja al de hace 31 años en el sentido que se enfrenta al mismo dictador; a un régimen que controla todos los poderes del Estado; y que además, se sostiene por un cuerpo armado represivo, mantiene presos políticos y conculca las libertades ciudadanas.
Sin embargo, también hay diferencias importantes. En febrero de 1990 los nicaragüenses tenían prácticamente 10 años de guerra civil que había enlutado a miles de hogares; y casi siete años de sufrir un Servicio Militar obligatorio que solo había empeorado el sufrimiento de las familias nicaragüenses.
En la actualidad, la economía tiene tres años de recesión y el desempleo sigue obligando a los nicaragüenses a emigrar. Pero la situación de escasez y la hiperinflación de los años 80 no tienen comparación con la época actual.
Y aunque el acoso, la violencia política y la represión de aquel momento, era tan fuerte como ahora; los ojos del mundo no se encuentran hoy sobre Nicaragua como sí lo estaban en la década de los 80.
Jarquín considera que no es imposible que en los próximos meses los dirigentes de las organizaciones y partidos políticos de oposición consoliden la unidad; tal como lo hicieron ellos 6 meses antes de aquella elección del 25 de febrero de 1990. Para que, en caso que decidan participar en la elección del 7 de noviembre, sea con un candidato único; ya que solo así podrían lograrse resultados similares a los de febrero de 1990.
El contexto de aquel momento era similar al de ahora. Pero pese a sus diferencias; 180 días antes de la fecha de la votación, 14 partidos políticos lograron juntarse para formar la Unión Nacional Opositora (UNO). Al día de hoy, 28 de enero, faltan 283 días para las elecciones.
Previo a la conformación de la UNO, presionado por los Acuerdos de Esquipulas II; en los que participaron todos los presidentes de Centroamérica y las negociaciones de Sapoá con la Resistencia Nicaragüense. Daniel Ortega aceptó adelantar nueve meses la fecha de la elección; estaba prevista para noviembre de 1990 pero se realizó en febrero del mismo año.
Antes de la UNO existió la Coordinadora Democrática que había intentado participar en las elecciones de 1984. El candidato fue Arturo Cruz Porras. Pero se retiró por la represión, el asedio y violencia de las turbas sandinistas que ni siquiera les permitía hacer campaña.
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Los precursores de ese histórico acuerdo de unidad en 1989 fueron los 4 partidos que formaban la Coordinadora Democrática; que además aglutinaba a empresarios, estudiantes, sindicatos, campesinos y organizaciones sociales. Pero quedaron fuera de la UNO que por ser una plataforma estrictamente electoral incluyó únicamente a los partidos políticos.
Al inicio de la negociación participaron 20 partidos políticos. Pero al final a los 4 precursores se juntaron 10 más para competir en la elección del 25 de febrero de 1990. Los 14 partidos que integraron la UNO son:
Aunque ahora la historia se cuenta fácil, los dirigentes políticos de aquella época coinciden en que la consolidación de la UNO no fue fácil. Principalmente porque ahí se juntaron partidos de los que se desconfiaba. Porque incluso, algunos habían sido aliados del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN); y sus máximos dirigentes venían de trabajar con Ortega en su gobierno. Por eso resultaba difícil creer que eran opositores.
Pese a la desconfianza y en medio de disputas la UNO se consolidó con 14 integrantes. Además de la UNO y del Frente Sandinista, 8 partidos más optaron por participar de manera individual; por lo que la elección tuvo en total 10 participantes.
Esta amplia participación no incidió en el resultado. El triunfo de la UNO fue tan contundente. Y la observación electoral internacional tan masiva, ya que participaron las Naciones Unidas, la OEA y el Centro Carter entre los más importantes; que el control del Frente Sandinista sobre el Poder Electoral pudo cambiar el resultado.
Jarquín considera que tal como ocurrió en 1989 ahora también debería formarse una plataforma electoral que aglutine a la mayor cantidad de partidos políticos posibles; y una vez consolidada, se debe elegir a los candidatos que competirán en la contienda del 7 de noviembre.
En 1989, a partir de los resultados de una encuesta en la que Violeta Barrios de Chamorro obtuvo 14 por ciento de reconocimiento; decidieron que todos los integrantes de la UNO votarían para elegir la fórmula presidencial. El aspirante que obtuviera al menos 10 de los 14 votos de los partidos sería el candidato, pero había tres aspirantes y ninguno lograba obtenerlos.
Después de varios intentos, en la última ronda de votación Violeta Barrios de Chamorro obtuvo 7 votos; Virgilio Godoy 4 y Enrique Bolaños 3 votos. Fue después de varias rondas de votaciones que se decidió que para facilitar la escogencia, Godoy se convertiría en candidato a vicepresidente. Fue así como que se convirtió en compañero de fórmula de doña de Violeta.
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