En Nicaragua los estudiantes subvaloran las carreras técnicas, sin embargo, quienes optan por esta formación tienen grandes probabilidades de inserción laboral a corto plazo y su educación, en la mayoría de los casos, no superó los 18 meses; mientras que las carreras universitarias tienen como mínimo 4 años de formación.
La Red Nicaragüense para la Educación Técnica (Renet) y la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) desarrollaron un estudio sobre la situación de la formación técnica en el país en correspondencia con la demanda laboral.
Para el estudio se tomaron en cuenta 112 Centros de Formación Técnica (CFT) de ocho municipios, tanto instituciones públicas como privadas, así como aquellos que no ofrecen carreras técnicas como tal, pero sí brindan capacitaciones. El listado se obtuvo del registro público de centros del Tecnológico Nacional (Inatec).
Según concluye el estudio, en Nicaragua prevalece el “estigma social” sobre las carreras técnicas. “Los jóvenes prefieren estudiar una carrera universitaria, además del título, por lo que representa socialmente tener una licenciatura y miran mal tener un técnico”, argumenta un especialista de Funides.
Por lo anterior se señala que es imperativo realizar una campaña enfocada en casos de éxito donde se vea que estudiar un técnico te garantiza una rápida inserción en el mercado laboral y también el acceso a empleos dignos que permiten tener una vida con un nivel de bienestar muy bueno.
“La gente que tienen ocupaciones técnicas como administración de empresas, ventas y habilidades comerciales que están más relacionados a cargos de asistentes administrativos, secretarias, técnicos en cajero, informática o contabilidad –que son las más demandas– tienen previsiones salariales de iniciar con un ingreso de unos 6 mil córdobas y alcanzar hasta un salario entre 15 mil y 16 mil córdobas”, señala Funides.
En cambio, para carreras como mecánica, electricidad y reparación de aires acondicionados las oportunidades de mejorar su salario en el tiempo son menores, pero son más altas las posibilidades de acceder a otra ocupación relacionada.
El estudio también revela que en 2019 la matrícula de los CFT cayó aproximadamente 15 por ciento en relación al año anterior, esta contracción es atribuida a la crisis que atraviesa Nicaragua desde abril de 2018.
La disminución en la matrícula especialmente se ha visto en los centros privados, donde algunos que alcanzaban los 230 estudiantes, en 2019 abrieron sus puertas para recibir 190 jóvenes.
Según Funides, las principales fortalezas de la formación técnica en Nicaragua están relacionadas a la especificidad de la formación que se recibe. “Tenés habilidades muy específicas que son requeridas en puestos específicos y esto te permite prácticamente garantizar un puesto de trabajo”, señala la organización.
El estudio toma en consideración, además de la retroalimentación de los centros, las expectativas y comentarios de estudiantes, así como la perspectiva desde el lado de las empresas.
Entre 408 negocios consultados, señalan que en 12 meses estarían generando 4,400 nuevas plazas laborales para egresados de carreras técnicas y que en los 12 meses posteriores 5,500 plazas más. Las expectativas están vinculadas a la esperanza de que la crisis se soluciones en los próximos meses, explica Funides.
¿Qué impacto tendría dentro de la economía el tener mayor número de profesionales técnicos? El principal impacto, según Funides, es el aumentar la inserción laboral de jóvenes en estado de vulnerabilidad, dada las altas posibilidades que existen de que los graduados de carreras técnicas obtengan más rápido un puesto de trabajo.
“Al tener más gente en situación vulnerable formada, aumenta su probabilidad de no estar en pobreza y ayuda a que la estructura social también cambie. Es decir, ayudaría a que esa persona pase a clase media, clase media baja, pero ya su situación de vulnerabilidad de estar tan cerca de una línea de pobreza dejaría de ser y esto es lo más importante, que mejoraría su bienestar”, señala Funides.
Es por eso que parte del plan de acción de propone el estudio es el fortalecimiento del vínculo entre los centros de formación y las empresas. Hasta el momento la mayoría de centros técnicos tienen excelentes programas de pasantías donde gran cantidad de sus estudiantes logran colocarse en un puesto de trabajo, esto superando las probabilidades de los egresados universitarios, muchos de los cuales no tienen la misma suerte y salen de su carrera a sumarse a las filas del desempleo.
En el estudio se encuentran las principales razones de despido del personal técnico siendo la principal la falta al reglamento interno. Para Funides, esto está vinculado a la formación de competencias blandas.
"Son habilidades que los jóvenes no poseen, son aquellas actividades socioemocionales cognitivas que te ayudan a mantener un trabajo, como trabajo en equipo, puntualidad, honestidad, todo esto que no está en una currícula actual, no solo en los Centros de Formación Técnicos, sino en la educación en general”, explica Funides.
Funides propone un cambio en la currícula de los programas de formación técnica para el fortalecimiento de las competencias blandas.
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