Lo que ocultó el pentagrama de la Plaza el 19 de julio»
Avil Ramírez
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En su discurso del 19 de julio, Daniel Ortega no habló de diálogo, ni reformas electorales, ni elecciones. Sin embargo, los nicaragüenses se centraron en lo decorativo, que ocultó lo importante, y no fue necesario usar ocultismo
Contra pronostico (parcial), el veterano Daniel Ortega apareció el 19 de julio en ocasión del 41 aniversario de la revolución sandinista. Aquella ilusión que ofreció terminar con el somocismo y sus vicios, y en lugar de hacerlo, los multiplicó. El principal protagonista de esa jornada fue el pentagrama que mandó a hacer Rosario Murillo aprovechando el "ocultismo" que le endilgan. Que la forma tenga poderes o no es tema de otro artículo, pero sin duda logró ocultar otros hechos que vamos a resaltar aquí.
A pesar que el régimen ha minimizado la pandemia que nos azota. Y que muchos de sus nuevos amigos y los pocos viejos que aún le quedan, tienen la capacidad de montarse en un avión privado, ninguno se tomó el trabajo de acompañar al "comandante y la compañera".
No hubo visitantes extranjeros, pero tampoco embajadores
Este año no estuvieron con ellos los cancilleres de Cuba o Venezuela. Tampoco sus aliados de Osetia del Sur y Abjasia, ni la Rigoberta Menchú, Mel Zelaya o el ahora “nicaragüense” Mauricio Funes…ni otros de igual naturaleza.
Llamó la atención la ausencia de embajadores de países "solidarios" con el régimen de Ortega: Cuba, Venezuela, Irán y Rusia. También de los saharauis y palestinos, que representan estados en formación desde hace décadas. Y de la débil Taiwán, que no rechaza invitación aunque sea a una Purísima (y sin mascarilla). Otro gran ausente fue uno de peso e importante, el Nuncio Apostólico Waldemar Sommertag. Figura que en su calidad de Decano del Cuerpo Diplomático, habría tenido que aguantarse el evento,
Una celebración casi familiar el 19 de julio
El año pasado, la celebración sandinista fue diferente, aquí un reporte de una cadena internacional. Algunos de los que siempre asistentían a ese festejo, en las últimas semanas pasaron a "otro plano de vida". Entre ellos Jacinto Suárez, Edén Pastora, Orlando Castillo, Dionisio Marenco, Orlando Noguera. Sin embargo, Ortega no los recordó en su discurso. Aunque muchos de ellos en años anteriores formaban parte de la segunda tarima en importancia en la celebración orteguista.
Tampoco estuvo el nieto de Sandino, ni el hijo de Carlos Fonseca. Ni los históricos de la dirección nacional que aún quedan: Bayardo Arce y Víctor Tirado. Ni los comandantes guerrilleros Omar Cabezas, Leopoldo Rivas, José Valdivia, Gladys Báez, René Vivas, Doris Tijerino, Lenin Cerna…ya todos rondan o están arriba de las 7 décadas de vida.
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En la celebración tampoco se vio a los cuasi-vitalicios magistrados de la Corte Suprema de Justicia. Ni a los magistrados del Consejo Supremo Electoral. Ni a los liberales neo-sandinistas Wilfredo Navarro y José Antonio Alvarado. Tampoco a sus pastores evangélicos Miguel A. Casco, Guilermo Osorno y Omar Duarte. Ni a los curas que apoyan al régimen: Antonio Castro, Bismarck Carballo y Eddy Montenegro. Solo estuvieron Gustavo Porras, Roberto López, y unos cuantos funcionarios más.
Un análisis de su discurso revela que no está pensando en elecciones
En los 67 minutos de su discurso, el dictador dedicó el 87 por ciento de sus 6,065 palabras al tema de la salud. Y más específicamente a la pandemia, que jamás llamó por su nombre, sino epidemia.
Un reporte sanitario tratando de justificar el trabajo de su administración en el manejo de la emergencia. Manejo que según el informe Imagen e influencia presidencial en América Latina, del Directorio Legislativo coloca a Ortega con un rechazo del 59 por ciento. Es decir, casi 6 de cada 10 nicaragüenses desaprueban la forma en que se ha abordado el asunto. Ortega se encuentra en el sótano de los presidentes:
En su discurso Ortega no mencionó algunos temas, de los que opositores a su gestión esperaban brindase alguna luz que permitiera vislumbrar una salida del túnel. No dijo nada de elecciones ni de diálogo, ni nada que tuviera que ver con democracia o libertad. Tampoco recordó el modelo de diálogo y consenso con el sector privado. Y que antes de abril del 2018, era casi una muletilla en sus discursos.
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Asimismo, no salió de su boca la palabra reconciliación, una de sus preferidas en el pasado. Ni la palabra inversión, conque acostumbraba a resaltar el interés externo para hacer negocios en Nicaragua. Eso ya es historia, y seguramente así será en lo que le resta de su periodo. Aquí un resumen de las palabras que más usó:
El viejo truco del ocultismo
Algunos cayeron en la trampa de perder el tiempo comentando sobre pentagramas, en alusión a la escenografia. O resaltando el esoterismo que achacan a la esposa del dictador. De quien se dice que busca apoyo en las fuerzas del mal y que invoca espíritus del más allá. Ella, ─como si hubiera retrocedido en el tiempo más de medio siglo─ sonreía fingidamente y trataba de bailar. Se zangoloteó cada vez que pudo o la música se lo permitió. Sin importar siquiera la estela de luto que les embarga como partido.
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Si algunos tenían la ilusión de un milagro iluminado, a la sombra de la estrella adornada con flores, el milagro esperado no llegó y Ortega hizo como que sigue resistiendo. Como que todo ha vuelto a la normalidad.
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Creo firmemente que al pueblo lo único que le podría alegrar es saber que se va o que se murieron, de allí lo que pueda o no decir nos tiene sin cuidado. Financieramente no está bien la dictadura, el financiamiento mayor son las apariciones del dinero del narcotráfico y esos van a estar apareciendo de vez en cuando. Es también lavado de dinero robado que USA ya hubiera tomado cartas en el asunto