El 8 de marzo de 2018 la cita fue en carretera a Masaya, pero como siempre la marcha se vio obstaculizada por filas de antimotines que llegando a los alrededores de Metrocentro ponían una barrera humana para bloquear la marcha en conmemoración al Día Internacional de la Mujer, así había ocurrido también el año anterior.
Por años al régimen de Daniel Ortega le molestó que las mujeres salieran en su día en demanda de sus derechos, varios de los cuales fueron cercenados por el gobierno que penalizó el aborto terapéutico en 2007.
En conmemoración a este día símbolo de lucha femenina, 4to Mono conversó con María Teresa Blandón, máster en género, directora de la ong La Corriente, exguerrillera y feminista con trayectoria en la defensa de derechos de las mujeres.
“Son 12 años en los que hemos estado en la calle y hemos mantenido nuestra agenda reivindicativa a pesar que nos enfrentamos a un gobierno muy autoritario, un gobierno en realidad muy manipulador que manipuló mucho de las necesidades de las mujeres más pobres. Que además las chantajeó en el sentido de que, para poder beneficiarse en algunos programas de gobierno, que son su derecho, les prohibió organizarse, les prohibió la protesta, les prohibió ejercer realmente una ciudadanía protagónica y propositiva”, asevera Blandón.
Para Blandón, el gobierno de Ortega y Rosario Murillo ha tenido una retórica populista en la cual el principal público siempre han sido las mujeres. Bajo esta política el gobierno impulsó la iniciativa “50/50” en donde como estandarte destacó que la mitad de los principales cargos públicos fueran ocupados por mujeres, mismo que fue reconocido por el Foro Económico Mundial, a lo que Blandón opina:
“Ese informe del que vos estás hablando ha sido ampliamente cuestionado por las feministas nicaragüenses, pero también por feministas de otros lados porque la demanda feminista por la igualdad y por la equidad va mucho más allá de cuántas mujeres ocupan cargos públicos o cargos de elección popular. Claro que eso es importante, pero además en la demanda feminista ese no es un regalo que nos haya hecho nadie”.
Para Blandón la demanda por la equidad que defiende el movimiento feminista en Nicaragua no se trata solo del sexo de quienes están en posiciones de poder, sino de cómo cambia la orientación de las políticas públicas y el contenido de éstas, de que si los poderes del Estado y los representantes que están en él trabajan por la ampliación de derechos de todos los sectores y en especial de las mujeres.
“¿De qué nos sirve que el gobierno de don Daniel Ortega y doña Rosario Murillo tengan –no es cierto que tienen 50 y 50– tengan 40/60 en el poder, en la toma de decisiones si realmente por un lado la mayor parte de las mujeres no toman decisiones, son poderes subalternos, son poderes que están bajo el control del poder masculino, sobran los ejemplos para hablar de eso en todos los poderes del Estado”, arguye.
Blandón asegura que en la administración de Ortega los derechos de las mujeres han ido en “franco retroceso” y para ejemplificar señala:
“No es para nadie un secreto, lo hemos dicho nosotras las feministas, lo ha dicho en Fondo de Población de las Naciones Unidas, lo ha dicho la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), este es el segundo país más pobre de América Latina.
Somos el país que tiene los más bajos salarios en Centroamérica, somos el país que le ofrece a las mujeres un trabajo precario: de cada 100 personas que trabajan en el sector no regulado de la economía, esto que le llaman el sector informal, ocho eran mujeres, seguramente ahora con la crisis (esta cifra) ha aumentado”, sostiene Blandón.
Lo anterior expuesto y la adhesión de que en Nicaragua el embarazo en niñas y adolescentes es “una verdadera pandemia” y las estadísticas de femicidios donde cada año entre 70 y 100 mujeres son asesinadas en manos de novios, maridos, exparejas, quedando muchos de estos crímenes en la impunidad, hacen asegurar a Blandón que la política de “enfoque de género” del gobierno "es una burla y un acto de cinismo".
“Comparar a Nicaragua con los índices de equidad que han alcanzado los países nórdicos. Eso no se sostiene por ningún lado y habla muy mal de este Foro Económico Mundial (es estudio citado arriba) que siga repitiendo una falacia de semejante tamaño”, refuta.
Blandón señala que ahora el movimiento feminista se encuentra al unísono de otros movimientos sociales. “Sabemos que ahorita debemos concentrarnos en lo que constituye el problema principal, un problema que si no se resuelve no le va a dar cabida a ninguna de las otras demandas. Es decir que para nosotras las feministas, al igual que otros movimientos sociales, acabar con la represión, liberar a los presos políticos, acabar con la impunidad, hacer justicia, lograr democracia electoral”, replica.
En cambio, posterior a la crisis política que vive el país, indica que una de las primeras cosas que se demandará por parte de las mujeres es acabar con la impunidad y la corrupción.
“Nosotras necesitamos un Estado que se haga cargo de cumplir las leyes y que se haga cargo de respetar los derechos de todos, incluyendo a las mujeres. Un Estado que se rija por la ley, sea garante y tutele los derechos de todos, incluyendo los derechos de las mujeres. Y eso se logra si no tenemos corrupción y si realmente los poderes del Estado se rigen por el estado de derecho, que además es una condición para impedir que vuelva a instalarse una nueva dictadura.
Dentro de este tema de acabar con la corrupción y la impunidad, para nosotras es prioritario el tema de prevenir, sancionar (a los culpables) y proteger a las víctimas de la violencia machista”, asevera.
Para Blandón, el Estado de Nicaragua tiene un gran compromiso con las mujeres y el movimiento feminista tiene clara su agenda de lucha después del retorno a la normalidad en la nueva Nicaragua.
“El gobierno Ortega-Murillo desbarató la Ley 779 porque puso un mamotreto como reforma, entonces la ley ya no nos sirvió para nada, es decir un golpe bajo como todos los que nos ha dado este gobierno. Nosotras vamos a defender que se revise la ley, se respete la ley y se reconstruya la ruta institucional para denunciar, para investigar y para sancionar los delitos de violencia en contra de las mujeres, de las niñas y los niños”, indica.
La agenda de la lucha feminista en Nicaragua incluye, según Blandón:
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