Mejorar calidad de la educación pasa por mejorar preparación de los docentes

El régimen Ortega Murillo, tras más de 12 años en el poder, exalta entre sus logros los avances de Nicaragua en materia educativa. Pero organismos  internacionales advierten que la mejora se limita a la cantidad de estudiantes que registra el sistema, de los que incluso, cerca de la mitad no termina el año escolar.  

En cuanto a calidad, persiste una serie de factores vinculados al sistema, entre ellos lo que atañen a los docentes, que inciden directamente para que la educación que se imparte en país sea de mala calidad y se ubique entre las más rezagadas de la región.

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De acuerdo a un informe del Banco Mundial (BM), “el ausentismo de los maestros, la preparación deficiente, los bajos niveles salariales y de habilidades, y un liderazgo escolar deficiente privan a los estudiantes de América Latina de una educación de calidad”.

Entre las consecuencias que esto genera a nivel de todo el subcontinente, se puede mencionar que el 53 por ciento, es decir más de la mitad de los niños latinoamericanos de 10 años, aunque asistan a la escuela, no son capaces de leer y entender un texto simple.

Estas deficiencias se llevan a la educación superior y luego al mercado laboral y el resultado final es que, con estas deficiencias estos adultos reproducen el subdesarrollo.

El problema es generalizado

El problema de la calidad educativa, no es exclusivo de Nicaragua. Pero en la última década, las políticas del régimen Ortega-Murillo han deteriorado aún más la calidad de la educación que se imparte. El país no ha definido un modelo que establezca las aspiraciones en cuanto a calidad educativa.

“El techo de la calidad educativa de un país está dado por la calidad docente. Y en Nicaragua en  términos de la calificación técnico-profesional de la docencia, tenemos niveles muy altos de empirismo”,

Cefas Asencio Florez, especialista en educación e investigador del Foro Eduquemos.

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Los niveles de empirismo afectan principalmente al preescolar, porque más de la mitad de sus maestros tiene el nivel de escolaridad más bajo y solo cuenta con capacitación. En primaria el 24 por ciento no tienen titulo y en secundaria ronda el 40 por ciento.

Pero en secundaria hay otro empirismo, que es llamado de especialidades. Se refiere a que docentes que a pesar de tener un título en ciencias de la educación, muchas veces imparten materias diferentes a las de su campo. Por ejemplo, un graduado en ciencias sociales dando clases de matemáticas o física, o viceversa.

Currículo no es adecuado

“Tenemos grandes desafíos en términos de profesionalización. En el caso de secundaria andamos relativamente bien, porque los docentes están a nivel de licenciatura. Pero los maestros de primaria, están a nivel de técnico medio superior".

Cefas Asencio Florez, investigador del Foro Eduquemos

Esto deja a Nicaragua rezagado con respecto al resto de países de Centroamérica, porque sus docentes de primaria están a nivel de licenciatura. Y en el caso de preescolar la situación es todavía más grave.

A la falta de formación académica de gran parte de los docentes, se suma que el currículo que rige su preparación, no está armonizado con las nuevas demandas de la sociedad.

Sigue preparando a los maestros para enseñar de forma vertical. Y a enseñar contenidos que muchas veces no son pertinentes para la formación local. No se les prepara para generar en sus alumnos habilidades para la vida, ni para enfrentar la demanda del mercado laboral.

Los salarios en educación en Nicaragua son los más bajos

La situación se complica porque los docentes en Nicaragua reciben los salarios más bajos de la región y eso no les permite tener una calidad de vida adecuada. En muchos casos, eso los obliga a impartir clases en varios turnos, o a buscar un segundo trabajo. La falta de tiempo les impide preparar adecuadamente los contenidos que impartirán.

También influye el “desprestigio” que enfrenta el magisterio. Ya que ante la falta de reconocimiento social, la mayoría de los que eligen el magisterio, lo hacen por falta de oportunidades.

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A esto se suma que las familias han entrado en un proceso de “desresponsabilización”  al dejar la formación de los hijos en manos de la escuela. Y esta a su vez pasa por un proceso de deformación educativa. No está formando, ni desarrollando la capacidad de pensar.

 “El problema es que cuando un estudiante no aprende a pensar,  y a pensar distinto, a pensar con autonomía y a pensar con libertad, está maniatando su futuro. Al final estos van a ser chavalos sin criterio propio, sin autonomía y manipulables en cualquier sentido”, advierte Rafael Lucio Gil, especialista en educación, formación docente e investigación científica.

Manipulados políticamente

A la inadecuada formación académica de los maestros se suma que tradicionalmente los maestros son manipulados por los gobiernos. Los tratan como objetos y no como sujetos, porque el modelo de formación es instrumental.

“Es un modelo educativo perverso. Forma maestros obedientes, que sigan las reglas, no piensen mucho, para que no sean difíciles y cumplan con los lineamientos, que sean cumplidores de normas. Pero no solo cumplidor del currículo, sino sobre todo cumplidor de los lineamientos del partido y eso no tiene nada que ver con el ámbito educativo”, asegura Gil.

Tradicionalmente los gobiernos han tratado de manipular a los docentes. Pero el régimen Ortega-Murillo ha llevado esa práctica a niveles que nunca antes se habían visto.

“Es la primera vez que veo en los libros de texto propaganda partidaria. Es vergonzoso. La educación no es un regalo del gobierno, la pagamos todos los ciudadanos con los impuestos. Se está violentando la conciencia… La educación está secuestrada y aunque algunos maestros están adoctrinados y están contentos con eso, otros están secuestrados”.

Rafael Lucio Gil, especialista en educación, formación docente e investigación científica

Hay que darle vuelta al sistema

Para los especialistas, el país necesita darle vuelta al sistema para que se formen maestros pensantes. Capaces de discernir, saber qué camino seguir, que obedezcan lineamientos, pero también aporten ideas.

Este cambio no se logrará de un día para otro porque implica todo un proceso de cambio. Pero es urgente que una vez resuelta la crisis y recuperado el derecho a opinar, el tema se ponga en la agenda pública. Para que todos los sectores de la sociedad puedan aportar y lograr un consenso.

Solo así podrán ayudar a los estudiantes a adquirir las competencias para resolver problemas, analizar, enfocarse en tareas difíciles. Para pensar creativamente, comunicarse y trabajar con otros. A ser personas pensantes, con personalidad propia.

Impide reducir la pobreza

“El tema amerita una discusión pública, una concertación. Pero en Nicaragua se ha entendido la cosa al revés. Ven la calidad de la educación como un terreno vedado por el gobierno donde nadie puede entrar y aportar”, señala Gil y añade que el país no podrá cambiar mientras no se resuelva este problema.

Por su parte el Banco Mundial advierte que la “baja calidad promedio de los profesores de América Latina y el Caribe es la principal limitación que impide el avance educativo en la región. Y en consecuencia, restringe la contribución del gasto nacional en educación a la reducción de la pobreza y la prosperidad compartida”.