Nicaragua, Venezuela, Ucrania y Georgia, peones de una nueva Guerra Fría»
Vladimir Vásquez
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La lucha por la influencia internacional entre Rusia y Estados Unidos ha sometido a Nicaragua, Venezuela, Ucrania y Georgia. ¿Qué pasará cuando ya no sean útiles a las potencias?
La lucha por la influencia internacional entre Rusia y Estados Unidos ha sometido a cuatro países en dos regiones del mundo
El 12 de diciembre, durante la celebración del Día de la Amistad Rusia-Nicaragua en la Asamblea Nacional, el embajador de Rusia en Managua, Andrey Budaev, dijo a los medios de comunicación que “Nicaragua es uno de los países más cercanos a Rusia en la región de América Latina y el Caribe. La cooperación con Nicaragua en los últimos años ha adquirido un carácter estratégico”.
En el 2017, por ejemplo, se inauguró en Nicaragua un centro de capacitación profesional de la Policía que sirve para entrenar a agentes de toda la región centroamericana.
Otra muestra de esta cooperación es que en el 2016 Rusia entregó a Nicaragua 50 tanques rusos a solicitud del gobierno sandinista, uno de ellos hasta fue puesto en exhibición al público previo al aniversario del Ejército.
En abril del 2017 se instaló en Nicaragua una base rusa del Sistema de Posicionamiento Global (Glonass), que serviría, según se dijo durante la inauguración, como una herramienta de monitoreo de embarcaciones y lucha contra el narcotráfico.
Las dudas surgieron porque la construcción de esa base estuvo a cargo de personal ruso exclusivamente y poco se sabe de las operaciones que allí se llevan a cabo. Algunos, incluso, se atreven a decir que esa base es utilizada para labores de espionaje, es, de hecho, la más cercana a Estados Unidos.
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Igualmente, Venezuela anunció el recibimiento de dos bombarderos rusos y un centenar de pilotos, además de futuros ejercicios militares, en un intento de mostrar que no está aislada internacionalmente, a pesar de las sanciones de Estados Unidos en contra del país sudamericano.
Según declaraciones del ministro de defensa General Vladimir Padrino López, esto no solo intenta mostrar a una Venezuela que tiene apoyo ruso en materia económica sino también militar.
Vladimir Padrino López, Ministro de Defensa de Venezuela.
Debemos decir al pueblo de Venezuela y al mundo entero que así como estamos cooperando en diversas áreas de desarrollo para ambos pueblos, también nos estamos preparando para defender a Venezuela hasta el último palmo cuando sea necesario".
Ya en la primera semana de diciembre tras una reunión con su homólogo Vladimir Putin, el presidente de Venezuela Nicolás Maduro, recibió palabras de apoyo del líder ruso, quien le expresó que no permitiría ninguna agresión "terrorista" en ese país.
¿Pero qué gana Rusia apoyando a dos gobiernos latinoamericanos a casi 10 mil kilómetros de Moscú, que están abiertamente enfrentados a Estados Unidos?
La influencia que Rusia pretende establecer en Venezuela y Nicaragua, se refleja como en un espejo geopolítico a la que Estados Unidos lucha en dos exrepúblicas soviéticas: Ucrania y Georgia.
Cualquier influencia de Occidente sobre Ucrania y Georgia, que en el 2008 ya eran considerados por la OTAN como candidatos a integrar la alianza militar, debilitaría la influencia de Rusia sobre Euroasia y la dejarían vulnerable a cualquier ataque, indicaba en 2014 el diario cubano Granma.
En la península de Crimea, en Ucrania la más importante de las repúblicas ex soviética, está la principal base de la flota rusa en el Mar Negro. Es por eso que en el conflicto ucraniano entre prorrusos y proeuropeos en 2014, Vladimir Putin no dudó en anexarse Crimea. El 25 de noviembre pasado el conflicto se calentó de nuevo cuando la armada rusa capturó barcos ucranianos en las costas de la península.
El conflicto en Georgia, por su lado, data al menos desde el 2008, pero está cobrando fuerza una vez más a finales de 2018. El periódico español El Mundo recordó en agosto de este año, a propósito de un nuevo intento de Georgia por integrar la OTAN que en el verano de 2008 “Rusia metió sus tanques y aviones en suelo georgiano para abortar la intervención militar que el entonces presidente, Mijail Saakashvili,había lanzado contra dos regiones separatistas, Abjasia y Osetia del Sur.
Moscú reconoció la independencia de estos territorios, que hoy son un 'cuerpo extraño' encapsulado en alambres de espino dentro del territorio de Georgia.Así se interrumpió el sueño atlantista, ensayando un guión que se repetiría en 2014 en Ucrania: deriva europeísta, invasión rusa, guerra civil y freno a las ambiciones de alejarse de la órbita de Moscú, reporta elmundo.es.
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"Casualmente", entre los únicos cinco países del mundo que reconocen a Abjasia y Osetia del Sur como repúblicas independientes están Nicaragua y Venezuela, además de la misma Rusia, la isla de Nauru y este año, Siria.
Los conflictos siguen latentes, pero lo que sí queda claro es que los países que actúan como peones en el tablero de las grandes potencias no terminan beneficiando a sus ciudadanos, sino que pueden convertirse en campos de batallas reales donde las potencias dirimen sus diferencias, como sucedió en la Nicaragua de los 80, la Ucrania de 2014 o la Siria de la actualidad; y una vez que dejan de ser útiles para las potencias, son simplemente desechados.
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