La pandemia de Covid-19 es sin duda una de las peores catástrofes de los últimos tiempos. Al 25 de junio según la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha provocado más de 473 mil muertes y más de 9 millones de contagios. Además, las pérdidas económicas aún son incalculables.
Por primera vez en la historia, gran parte de los países, a nivel global, mantienen cerradas sus fronteras desde hace varios meses. Eso ha paralizado el transporte internacional de pasajeros, mientras el terrestre enfrenta múltiples restricciones.
Millones de personas no se atreven a salir de sus casas, por temor a ser atacadas por un enemigo invisible. Un coronavirus que "saltó" a los humanos a finales de 2019 y que trastocó el estilo de vida del planeta.
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Quienes enfrentan la actual pandemia creen que nunca antes ha habido algo peor. Pero la historia de la humanidad está llena de historias similares. Las enfermedades infecciosas provocadas por virus o bacterias, siempre han sido parte de la vida de los seres humanos. Y pese a los grandes avances e la medicina, han causado estragos catastróficos. Incluso muchos se atreven a decir que las pandemias han cambiado el rumbo de las sociedades en donde surgieron.
Las enfermedades infecciosas han plagado a la humanidad desde los primeros días; pero según el Foro Económico Mundial (WEF por si sigla en inglés), fue el cambio de las comunidades agrarias lo que las incrementó. El comercio generalizado creó nuevas oportunidades para las interacciones entre humanos y animales que aceleraron las epidemias.
“La malaria, la tuberculosis, la lepra, la gripe, la viruela y otras aparecieron por primera vez durante estos primeros años. Cuanto más civilizados se volvieran los humanos -con ciudades más grandes, rutas comerciales más exóticas y un mayor contacto con diferentes poblaciones de personas, animales y ecosistemas- más probable sería que se produjeran pandemias”.
Informe del Foro Económico Mundial (WEF por si sigla en inglés)
En muchas sociedades antiguas, la gente catalogaba las pandemias como un castigo de los dioses y los espíritus, para quienes provocaban su ira. Esto evitaba que los enfermos se trataran adecuadamente y las muertes se incrementaban.
Incluso, “la práctica de la cuarentena, tal como la conocemos, comenzó durante el siglo XIV en un esfuerzo por proteger a las ciudades costeras de las epidemias de peste. Los barcos que llegaban a Venecia desde puertos infectados debían permanecer anclados durante 40 días antes de aterrizar”, explica el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por su sigla en inglés).
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Una de las primeras pandemias que está documentada en la historia es la Plaga de Justiniano, pero no es la primera. El historiado Sergio Alejo hace referencia a la peste antonina, en tiempos del emperador Marco Aurelio.
La Plaga de Justiniano empezó en Constantinopla y se extendió a todo el Imperio bizantino, hasta el emperador Justiniano de contagió. Algunos investigadores consideran que fue la misma peste bubónica o peste negra que asoló Europa en la Edad Media.
Diversas publicaciones aseguran que la Plaga de Justiniano mató a casi la mitad de los habitantes del imperio, unos cuatro millones de personas y la economía quedó devastada. Según el WEF esta pandemia marcó el inicio de la Edad Media.
El variola es el virus que provoca la viruela, nombre que hace referencia a las pústulas que provoca en la piel. Esta era una enfermedad grave y altamente contagiosa desde hace miles de años.
La viruela tuvo un gran periodo de expansión en Europa durante el siglo XVIII. Llegó a América con los conquistadores, donde igual que en el resto del mundo causo miles de muertes y desfiguró otros tantos.
La lucha contra la viruela propició el descubrimiento de la primera vacuna. En 1721 la inglesa Lady Montagu hizo los primeros aportes. Y casi 100 años más tarde, Edward Anthony Jenner conocido como el padre de la inmunología, concretó el esfuerzo. La enfermedad se considera erradicada desde 1977.
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Una de las primeras que fue estudiada estadística y geográficamente fue el brote de Cólera en 1854. El médico inglés John Snow, determinó que el contagio se daba a través del agua contaminada y al determinar el foco de infeccioso logró frenar el contagio de la enfermedad y se convirtió en el precursor de la epidemiología.
Más recientemente, la historia registra que en 1918, durante la Primera Guerra Mundial, la pandemia de influenza (gripe) se convirtió en uno de las más mortales de la historia. Se calcula que mató a unos 50 millones de personas en todo el mundo. Solo en Estados Unidos, se registraron uno 675 mil decesos. Se calcula que el virus infectó aproximadamente a 500 millones de personas, que en ese momento representaban un tercio de la población mundial, detalla el CDC.
Aunque empezó en campamentos militares de Estados Unidos y se extendió a todo el mundo, fue bautizada como Gripe Española. Según diversas publicaciones, se atribuyó ese nombre porque España se mantuvo neutral en la guerra, por tanto la información de la pandemia circulaba sin problema. Mientras en los países implicados en el conflicto ocultaban los datos.
“En 1918 los científicos todavía no habían descubierto los virus. Por lo tanto no había pruebas de laboratorio para diagnosticar, detectar o caracterizar los virus de la influenza. Los métodos para prevenir y tratar la influenza tenían limitaciones. No había vacunas para protegerse contra la infección por el virus de la influenza, medicamentos antivirales para tratar la enfermedad, ni antibióticos para tratar las infecciones bacterianas secundarias como la neumonía”.
Informe del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por su sigla en inglés)
El 1957 pareció en Yunán, China el virus de la gripe A (H2N2) conocida como Influenza asiática, que en menos de un año se propagó a todo el mundo. En ese momento la recién creada Organización Mundial de la Salud (OMS) diseñaba cada año una vacuna para proteger a la población de las diferentes mutaciones del virus de la gripe. La experiencia previa con la atención a la pandemia de llamada Gripe Española, ayudó enfrentar de mejor manera esta pandemia que provocó un millón de muertos en todo el planeta.
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Luego, en 1968 apareció en Estados Unidos la pandemia provocada por el virus de la influenza A (H3N2). Esta pandemia provocó la muerte de más de un millón de personas, solo en Estados Unidos alrededor de 100 mil.
“El gran número de muertes se dio en personas mayores de 65 años. El virus H3N2 sigue circulando a nivel mundial como un virus de la influenza A estacional. Los virus de la influenza estacional H3N2 asociados a enfermedades graves en personas mayores experimentan una paulatina variación antigénica (cambios o mutaciones)”, explica el CDC.
Y antes de la pandemia de la Covi-19 la más reciente era la del Virus del Inmunodeficiencia Adquirida (VIH). Los primeros casos se documentaron en 1981 y desde entonces se ha extendido a todo el mundo. Pese a los avances tanto en las pruebas de detección como en el tratamiento al menos un millón de personas muere cada año por esta enfermedad.
“Desde el comienzo de la epidemia, más de 70 millones de personas contrajeron la infección y alrededor de 35 millones de personas murieron. En la actualidad, alrededor de 37 millones viven con VIH en el mundo. Llegar a personas como trabajadoras sexuales, personas en prisión, hombres que tienen sexo con hombres o personas transgénero es un gran desafío. A menudo estos grupos están excluidos de los servicios de salud”.
Informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
Las que se han detallado son solo algunas de las pandemias más devastadoras. Y según los registros, lo mismo que está ocurriendo actualmente con la cifras de muertos, ha pasado en episodios de este tipo, siempre queda duda de la cantidad real de afectados. Otro aspecto a destacar es que a pesar de la persistencia de enfermedades y pandemias a lo largo de la historia, hay una tendencia constante en el tiempo: una reducción gradual de la tasa de mortalidad. “Las mejoras en la atención sanitaria y la comprensión de los factores que incuban las pandemias han sido herramientas poderosas para mitigar su impacto”, asegura el Foro Económico Mundial (WEF).
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