¿Quién ganará? Biden o Trump, una elección controversial»
Ramón J. Meneses
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La elección del 46 presidente de Estados Unidos será un referéndum sobre la gestión del actual presidente Donald Trump; pero hoy también están a prueba las encuestas, que se equivocaron en 2016 cuando pronosticaban la victoria de Hillary Clinton
Joe Biden como Hillary Clinton en 2016, va a ganar la mayoría de votos en Estados Unidos. Pero tendrá que alcanzar 270 votos electorales para ser el próximo presidente. A pocos días de las elecciones, las encuestas le dan una mayoría proyectada de 290 votos del Colegio Electoral, lo cual nos puede llevar a concluir que, si la realidad se ajusta a lo que dicen las encuestas, él será el presidente número 46 de esta potencia mundial.
Sin embargo, los demócratas están reticentes a sentirse ganadores. En 2016, las encuestas a nivel nacional y en algunos estados daban a Hillary Clinton la ventaja. Pero el voto fue para Donald Trump, dando así la sorpresa, incluso para él mismo.
Varios factores están influyendo para considerar que ahora las cosas serán distintas para los demócratas:
1. Trump es el presidente
Usualmente los presidentes en funciones tienen la ventaja sobre su contrincante. Pero, desde junio Joe Biden mantiene una ventaja consistente cerca de los 10 puntos a nivel nacional. Pese a que su candidatura fue cuestionada, y que tanto él como su familia han sido atacados ferozmente; llega al final de la contienda con niveles de popularidad más altos que Trump o que Hillary Clinton. Trump no logró revertir eso en los debates, ni tampoco encajar un eslogan de ataque consistente hacia su oponente.
2. Biden mantiene ventaja
Biden ha logrado mantener una ventaja bien estrecha pero estable sobre Trump en muchos de los “swing o battleground states” (decisivos porque pueden irse para un lado o para el otro). De los 17 estados en contienda, con diferencia de 10 puntos o menos, Biden lidera en 10. Y en los estados con menos de 5 puntos de diferencia, Biden lidera en Arizona, Florida, Carolina del Norte, Iowa y Georgia. Trump lidera en Ohio y Texas. Si Trump pierde Texas, adiós para él.
Además, Trump ganó Georgia, Iowa y Ohio en 2016 con cinco, nueve y ocho puntos respectivamente, que son los estados con una diferencia bien estrecha. Pero, ahora, Biden tiene la ventaja en Georgia y Iowa.
El Estado más crucial de todos es Florida: si Trump gana Florida tiene posibilidades de reelegirse; si Biden gana Florida es menos probable que pierda. Las encuestas locales han sido ajustadas para tomar más en consideración a los votantes blancos masculinos sin título universitario, cuya mayoría favorece a Trump. Esto reduce su margen de error.
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3. Base de votantes sin educación se redujo
La base de votantes de blancos sin educación universitaria que favorece a Trump se ha reducido significativamente. Pasó de 71 por ciento en 1976, a 39 por ciento en 2018. A nivel nacional, en este segmento poblacional, Trump y Biden están casi empatados.
Trump tiene una leve ventaja o empata con Biden en varios estados “battleground.” En algunos de esos estados, Trump necesita incrementar el voto de las mujeres blancas y Biden el de los hispanos, negros y otras minorías. Las mujeres que en 2016 no apoyaron mayoritariamente a Clinton, ahora favorecen en un 61 por ciento a Biden.
¿De qué dependerá el triunfo?
Entonces, ¿porque no se puede garantizar la victoria de Biden? Por diversas razones. Cualquier cosa puede pasar el día de las votaciones, las encuestas son solo una fotografía del momento y con márgenes tan estrechos cada uno de los votos electorales cuenta. Por eso Trump y Biden han concentrado la campaña en un pequeño número de Estados.
Un estudio de “Cloud Research” muestra que los republicanos, cuando son entrevistados telefónicamente, tienden a mentir dos veces más que los demócratas, cuando se les pregunta por quién van a votar. Los independientes también mienten más que los demócratas. Si este fenómeno se confirma el día de las elecciones, Trump gana.
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Otra razón es que la maquinaria republicana es más efectiva que la demócrata en movilizar a los votantes; y se espera una oleada roja (republicana) el martes 3 de noviembre. En algunos estados, como Michigan y Wisconsin, Trump lleva la ventaja en probables votantes el día de las elecciones.
En estas elecciones, la pandemia del coronavirus ha incrementado el voto por correo o anticipado. Más de 91 millones de estadounidenses ya votaron por correo y anticipadamente, rompiendo los récords de años anteriores. Pero cerca de 42 millones de boletas solicitadas no han sido recibidas y si se envían por correo pueden llegar tarde.
Demócratas prefieren voto por correo o anticipado
Esto afecta más a los demócratas porque un alto porcentaje de sus simpatizantes prefieren votar por correo o temprano. La situación se les va a complicar aún más si se incrementan las impugnaciones a boletas enviadas por correo o a los votos depositados con anticipación, porque todo el sistema electoral es partidista.
Históricamente los presidentes que buscan la reelección o los candidatos del partido de gobierno son los que hacen fraude. Pero Trump, al igual que en 2016, ha repetido constantemente que si él pierde es por fraude. Se rehúsa a confirmar si aceptará su derrota. Por lo que si al final el conteo de votos es reñido, es probable que la Corte Suprema de Justicia tome la decisión. En este caso, los demócratas llevan las de perder.
Como Trump no cuenta con el 50 por ciento de los votantes, ha llevado a cabo diversas acciones y múltiples esfuerzos para que los votantes no envíen sus votos o no vayan a las urnas en casi todos los estados “swing o battleground”. Dicen algunos analistas que nunca antes se ha visto que un partido lleve a cabo un esfuerzo tan masivo para reducir o impedir el voto.
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A pocos días de las elecciones la táctica cambió. Ahora los republicanos están preparados legalmente para impugnar firmas en votos enviados por correo; boletas que se reciban “tarde”, aunque se hayan enviado antes del cierre de la votación lo cual es legal; y votos depositados con anticipación en algunas localidades. Su objetivo es desechar votos depositados en la avalancha histórica de votación anticipada, para poder ganar.
El factor COVID-19
Al 29 de octubre, Estados Unidos registró 8,932,900 contagios de coronavirus y 227,000 muertes. La ineptitud de Trump en el manejo de la pandemia ha puesto en peligro su reelección.
Para desgracia de Trump la recta final del proceso electoral se da en medio de una nueva ola de contagios, reportándose cerca de 80 mil nuevas infecciones y cerca de 900 muertes diarias, con una curva en ascenso en casi todo el país.
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La pandemia mandó la economía a segundo plano y aunque comienza la recuperación, la recesión es severa, aunque no devastadora.
Estas elecciones se dan en un contexto de profunda división y resentimiento. En una clara polarización que ha llevado al The New York Times, The New Yorker y otros medios liberales a considerar la reelección de Trump como el mayor peligro que ha enfrentado la democracia estadounidense. Está en juego el corazón y el alma de Estados Unidos, dice Biden.
Trump dice que es el mejor
Por su lado, Trump se presenta como el mejor presidente de Estados Unidos o como víctima. Promete el retorno a la normalidad y afirma que el virus ya está controlado.
Además, acusa a Biden, Harris y al partido demócrata de querer mover al país hacia el socialismo; de ser corruptos y estar a favor de los disturbios y violencia en las calles. Argumentos dirigidos a consolidar su base, no ampliarla. La votación ciertamente será un referéndum sobre su gestión, cuando la mayoría de la población piensa que el país va por mal camino.
Puede haber violencia
Finalmente, Si Joe Biden gana de manera contundente los demócratas podrían obtener también una mayoría en el Senado. Pero si Trump no gana de manera clara y la elección es muy reñida; posiblemente Estados Unidos enfrente una situación violenta, como nunca antes en su historia reciente, y una difícil lucha partidista que puede afectar seriamente la democracia estadounidense.
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