Se fue John Bolton, ¿cambia algo para Nicaragua?»
Eduardo Enríquez
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Trump despidió ayer a John Bolton como asesor de seguridad nacional, porque "no estaba de acuerdo para nada con sus sugerencias". ¿Qué significa la salida del halcón para Nicaragua?
El embajador John Bolton es el tercer consejero de Seguridad Nacional que desfila por la oficina oval de Donald Trump. Sin embargo es el primero cuya salida ─por demás abrupta─ despierta interés en América Latina; en particular en Venezuela y Nicaragua.
Antes de Bolton estuvieron en el cargo bajo Trump, el teniente general retirado Michael Flynn, quien llegó con los pies hinchados por sus contactos con los rusos y duró solo 24 días; y el teniente general en ejercicio, H. R. McMaster, un militar que se destacó en las dos guerras en Iraq.
John Bolton es lo que llaman un halcón de la Guerra Fría; un enemigo jurado de las dictaduras socialistas ─o lo que queda de ellas─ en particular de América Latina.
Asumió el nueve de abril de 2018, nueve días antes del estallido social en Nicaragua; pocas semanas antes que Mike Pompeo asumiera la secretaría de Estado, con quien ahora se sabe, mantuvo tensas relaciones.
El énfasis que Bolton puso en América Latina se hizo evidente cuando en noviembre de 2018, durante un discurso en Miami calificó a las dictaduras de Nicaragua, Venezulea y Cuba como "la Troika de la Tiranía" y que deberían desaparecer.
"La Troika fue una designación innecesaria de Bolton porque Trump no la compartía estratégicamente. De hecho, algunos consideran que es mejor no usar esa terminología porque no es así como se ve la región. Hay un pequeño consenso en que cada país es diferente y tratarlos como uno solo no es viable".
Manuel Orozco, Diálogo Interamericano
¿Tiene algún impacto en la crisis de Nicaragua la salida de John Bolton?
Por casualidad o por diseño, la atención que la administración Trump prestó a estas dictaduras coincidió con la llegada de Bolton. Vinieron una serie de sanciones para Venezuela y Nicaragua; Estados Unidos se embarcó en la "operación Guaidó", y difícilmente pasaba una semana sin que Bolton "disparara" iracundos tuits contra Venezuela, Cuba y Nicaragua.
Cabe entonces preguntarse si la partida de este personaje quien trabajó para las administraciones de Ronald Reagan, George Bush padre, y George Bush hijo, con quien llegó a ocupar el cargo de embajador ante Naciones Unidas, traerá cambios a la política exterior de Estados Unidos, sobre todo con las dictaduras.
Para Manuel Orozco, director del programa de Migración, Remesas y Desarrollo en el Diálogo Interamericano, considera que la presión continuará contra las dictaduras; pero esa política tiene un impulso más allá de Bolton de quien considera que siempre fue "una de las piezas desechables".
Orozco explicó que la política exterior de Estados Unidos hacia América Latina y el Caribe está en manos de cubano-americanos "que tienen una posición militante contra las dictaduras". Sin embargo tienen poco peso al no contar con la atención de Trump o el interés de Pompeo. "Para Pompeo, América Latina y el Caribe no son prioridad", dice.
"El reto principal está en las herramientas a mano para actuar. Las herramientas que tienen son un poco de ayuda para Nicaragua y Venezuela en cuestiones humanitarias y de democratización", dice Orozco. "La presión continúa pero no hay mucho músculo" reitera.
Esta apreciación se hace evidente con el caso de Venezuela, donde el apoyo al presidente encargado, Juan Guaidó ha quedado en punto muerto; y la Operación Libertad fue un fiasco. Aunque en enero parecía que la salida de Maduro era cuestión de días.
La oposición debe definir y unificar estrategias
Orozco considera que el reto para que la comunidad internacional ponga atención sigue estando en la cancha de los opositores a las dictaduras. "El gran reto es que las oposiciones no están organizadas o coordinadas para plantear estrategias definidas que logren apoyo internacional", dice.
Pero hace la aclaración que "en Nicaragua, el sector privado está en sintonía con los movimientos de oposición como la Alianza Cívica y la UNAB, y dentro de márgenes tolerables deposita su confianza en estos".
Si se plantean estrategias definidas, presentadas por una oposición coordinada, Orozco considera que la OEA, las sanciones personales, el trabajo con los organismos multilaterales y con los países centroamericanos pueden rendir mejores frutos.
En definitiva, lo que una vez en 4to Mono definimos como la "loud mouth diplomacy" de John Bolton, no es tan determinante. Hay otros factores trabajando en Washington, en particular la burocracia cubano-americana. Esta puede ser más efectiva, si las oposiciones a la dictaduras logran presentar propuestas convincentes. O sea, nadie en Washington va a resolver lo que no se resuelva antes acá.
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