En una burda estrategia para amedrentar al gremio, el régimen ha involucrado a un grupo de periodistas independientes en una investigación por lavado de dinero, pero lo único que está logrando es hacer el ridículo.

La reportera está en El Chipote, desde el 21 de diciembre está encarcelada en una celda de máxima seguridad. La dictadura de Daniel Ortega la acusa de “incitación al odio, la violencia y conspiración para cometer actos terroristas”.