La banca de Nicaragua cierra 2018 pasando un poco mejor el trago amargo que ha enfrentado a causa de la crisis económica derivada de la crisis sociopolítica que envuelve al país desde abril.
Diciembre inició con una buena noticia para los cuatro bancos que operan en el país y que son evaluados por Fitch Ratings. En la última revisión de la calificadora –con fecha entre el 29 de noviembre y 3 de diciembre– mantuvo las positivas calificaciones de riesgo otorgadas a esas instituciones pero además retiró la observación negativa que impuso sobre ellas en junio y mantuvo a finales de agosto, aunque fijó una perspectiva negativa sus calificaciones.
Observación Negativa se refiere a que una entidad tiene mayor probabilidad de que su calificación cambie dirección al deterioro. Generalmente la Observación es impulsada por un evento específico, por lo que usualmente se resuelve en un corto período, que puede ser de semanas o meses. En el caso de Nicaragua la Observación Negativa se asignó en junio como respuesta a la crisis sociopolítica que trajo gran incertidumbre y no permitía visualizar una normalización del entorno operativo de las instituciones.
La Perspectiva Negativa, por su lado, apunta hacia el mediano plazo e indica que la dirección de las calificaciones posiblemente pueda moverse en un lapso de uno o dos años. Además reflejan tendencias que no han alcanzado el nivel que provocaría el cambio en la calificación, pero que –en caso de continuar– podrían hacerlo.
En declaraciones vía correo electrónico para 4to Mono, el director responsable de Instituciones Financieras para América Central de Fitch Ratings, Rolando Martínez, explicó que se retiró la Observación Negativa de las cuatro instituciones que evalúan “en reconocimiento de que su perfil crediticio ha resistido al impacto del entorno operativo, lo que se refleja en indicadores estables de liquidez y capital. Además, se estima que la materialización de los riesgos de liquidez y de continuidad de negocio de plazo muy corto no son inminentes”.
Fitch evalúa en Nicaragua a Banco Ficohsa, BDF, Lafise Bancentro y el estatal Banco de Fomento a la Producción. En los cuatro casos las calificaciones de corto y largo plazo se mantienen en términos positivos.
No obstante, la asignación de la Perspectiva Negativa a las calificaciones indican que “el negocio bancario continúa con desafíos relevantes producto de la contracción de la actividad económica y la salida de depósitos persistente”.
De acuerdo con cifras publicadas por la Superintendencia de Bancos y de Otras Instituciones Financieras (SIBOIF), entre marzo y septiembre de 2018, las obligaciones con el público y la cartera bruta de créditos del sistema bancario nicaragüense decrecieron 22.2% y 7.5%, respectivamente, según destaca Fitch.
Según datos del Banco Central de Nicaragua y de la Superintendencia de Bancos y Otras Instituciones Financieras (SIBOIF), entre el 18 de abril y el 31 de octubre han salido 1,373 millones de dólares, si se compara con el monto alcanzado el 12 de abril, pico máximo logrado ese mes, cuando se registraron 5,393.98 millones de dólares, una merma del 25.5 por ciento en seis meses.
Ambos indicadores (depósitos y créditos) son respuesta de uno al otro: la fuerte salida de depósitos ha presionado a restringir la colocación del crédito para garantizar liquidez que permita disponibilidad de caja para responder a los ahorrantes que soliciten su dinero como consecuencia del contexto sociopolítico.
Una observación en las calificaciones indica el movimiento probable de éstas, ya sea al alza o a la baja, asociadas a un evento en específico y con una resolución esperada en unas cuantas semanas o meses. En cambio, una perspectiva en las calificaciones está asociada a la tendencia del desempeño financiero y los riesgos afrontados en un horizonte más largo, por lo que un movimiento probable de las calificaciones, al alza o a la baja, se resuelve usualmente entre uno a dos años”. Rolando Martínez, director responsable de Instituciones Financieras para América Central de Fitch Ratings.
La liquidez de la banca ha incrementado sustancialmente durante los meses de crisis: en marzo de 2018 los bancos tenían disponibilidad inmediata del 32.18% de los depósitos, mientras que en septiembre ese indicador se fijaba en 38.12%.
Pero para obtener esos números positivos en medio de la crisis, los bancos han tenido que tomar fuertes medidas, tales como reducir sus gastos administrativos (pasaron de representar el 5.13% de sus activos, al 4.89%), disminuir su número de sucursales y ventanillas (de 612 que había en marzo a 575 en septiembre), han reducido su planilla (de 11,484 personas a 11,120), entre otras decisiones. Aún así, la rentabilidad del negocio bancario se ha visto disminuida: el Retorno Sobre los Activos, que evalúa la capacidad de generar ganancias con los recursos de las empresas, pasó de 2.18% en marzo a 1.65% en septiembre. Esto significa que por cada US$100 en bienes o activos que los bancos tienen, generan US$1.65 en ganancias.
Los números muestran que pese al embate de la crisis, la banca permanece robusta, aunque debido a que las calificaciones de las instituciones guardan relación con las calificaciones del país, Fitch fija la perspectiva negativa, porque que el 27 de noviembre la agencia bajó la calificación soberana, es decir, la de Nicaragua como país, de B a B-, lo cual también hizo Standard & Poor’s.
Es por ello que mientras el desempeño económico del país no mejore, la Perspectiva de la banca tampoco, pese a los esfuerzos por mantener positivos sus indicadores financieros.
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