Igual que ocurre en los hogares donde los ingresos no permiten cubrir ciertos gastos, los países también recurren al financiamiento para ejecutar ciertos proyectos. Y en situaciones de crisis sociopolíticas, como la que enfrenta el país desde abril de 2018; o sanitaria como la provocada por la pandemia, la deuda suele incrementarse; pues los ingresos se reducen y las necesidades se incrementan.
Eso obliga a tomar precauciones, para evitar que la deuda sea insostenible o impagable como ocurrió durante el primer gobierno de Daniel Ortega en los años ochenta cuando la deuda alcanzó los 12 mil millones de dólares.
Actualmente la deuda se mantiene en niveles manejables y aunque quiera seguir endeudándose, no le será fácil lograrlo. Las sanciones impuestas por Estados Unidos y los países de Europa, en respuesta a sus constantes violaciones a los derechos humanos y a la represión con la que sofocó la Rebelión de Abril, están obstaculizando el acceso a financiamiento internacional. Incluso, una posible exclusión de la Organización de Estados Americanos (OEA) podría paralizar el desembolso de préstamos ya pactados con algunos organismos internacionales.
Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), las principales causas por las que los países se endeudan son:
De acuerdo a los informes de deuda externa publicados por el Banco Central de Nicaragua (BCN), en los últimos años se han adquirido préstamos para ejecutar proyectos del Programa de Inversión Pública.
Es decir, construcción de infraestructura. Entre ella, carreteras, hospitales, escuelas y otras obras. Para garantizar servicios básicos: abastecimiento de agua potable y alcantarillados y servicio de energía eléctrica. También programas de salud y educación. Y otros dirigidos a la reducción de la pobreza, algunos de ellos enfocados en el fortalecimiento de capacidades de medianos y pequeños productores.
Actualmente Nicaragua acumula una deuda de 7,304 millones de dólares. Ese monto visto en relación a sus 6.5 millones de habitantes, implica que cada nicaragüense debe más de 1,100 dólares. Además, la deuda representa alrededor del 52 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). Proporción que algunos consideran elevada y señal de alerta para evitar que siga creciendo y sea insostenible.
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Aunque muchas de las estadísticas que debe publicar, tienen más de un año de retraso. El BCN informó recientemente que en el primer trimestre de 2020 la deuda pública se incrementó en 139.8 millones de dólares. Con este aumento, el saldo de la deuda oficial ascendió a 7,304 millones de dólares. De ese monto 6,334.9 millones de dólares corresponden a deuda externa, es decir se debe a acreedores internacionales. Los restantes 969.1 millones de dólares es deuda interna.
Sin embargo, el BCN aclaró que que dicho incremento corresponde a desembolsos pactados con anterioridad. Ya que durante el primer trimestre de 2020, el sector público no hizo nuevas contrataciones de préstamos.
De acuerdo a los reportes del Banco Central de nicaragua (BCN) la deuda externa de Nicaragua se debe a:
En la lista de deudores del sector público el BCN incluye al:
A través de un análisis, la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y social (Funides) explica que “no es muy acertado” definir la sostenibilidad de la deuda únicamente por su proporción con respecto al PIB. Ya que el balance entre los ingresos y el gasto, determina la capacidad del pago de los intereses y el principal de la deuda.
“Técnicamente lo que se hace es traer a valor presente el pago de la deuda y la proyección de los ingresos. Porque los recursos de hoy no se pueden comparar con los de dentro de diez años. Por eso hay que ponerlos al valor del presente con las tasas de interés”, explica el análisis de Funides.
El estudio: La sostenibilidad de la deuda pública de los países de Centroamérica, del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi), detalla que la habilidad de un gobierno para honrar su deuda depende de una serie de factores. Según los especialistas, esto implica que los países más vulnerables a que su deuda se vuelva insostenible son los que tienen:
Por tanto, es necesario establecer un conjunto de indicadores para interpretar el volumen de endeudamiento. También, la vulnerabilidad del país ante el monto de la deuda y la sostenibilidad fiscal para el pago.
Según Funides, el crecimiento económico y la recaudación fiscal, son dos de los factores que inciden en la sostenibilidad de la deuda. Ambos están afectados desde 2018 como consecuencia de la crisis sociopolítica que enfrenta el país y este año la pandemia amenaza con deteriorarlos todavía más. Es posible que eso haya deteriorado la sostenibilidad de la deuda y obligado al Estado a hacer algunos ajustes. No obstante, Funides considera que la deuda sigue siendo sostenible.
Según los especialistas, los indicadores más utilizados para estudiar el comportamiento de la deuda pública son:
En su informe: Perfiles Macrofiscales de Centroamérica, el Icefi detalla que en cuanto a los indicadores de vulnerabilidad de Nicaragua estimados al cierre de 2018 refieren situaciones manejables a partir de los valores críticos definidos por las instituciones financieras internacionales.
Según el Icefi en 2019, Nicaragua fue el país de la región que menos restricciones enfrentó para cumplir sus obligaciones. Solo destinó al servicio de la deuda, el 1 por ciento del PIB, mientras El Salvador destinó el 4.9 por ciento y Costa Rica el 3.6 por ciento. Además, varios de los indicadores están lejos del valor crítico.
Pese a algunos desbalances registrados en los últimos dos años, Funides considera hasta ahora no se perciben indicios de que habrá problemas para cumplir los compromisos. Ya que el Presupuesto General de la República ha seguido priorizando el cumplimiento de los compromisos.
No obstante, tal como lo ha señalado Funides, el Icefi advierte que "lamentablemente Nicaragua es uno de los países de la región que presenta una menor actualización de cifras fiscales y, por ende, una menor transparencia en la rendición de cuentas". Por lo que se dificulta tener certeza sobre la realidad de sus cifras.
En 2005 la deuda pública nicaragüense representaba el 71.4 por ciento del PIB. Pero, en 2007 al recibir una condonación de 975 millones de dólares, por parte de la iniciativa de los Países Pobres Altamente Endeudados (HIPC por su sigla en inglés), la proporción se redujo al 32.4 por ciento. Desde entonces esa relación se había mantenido por debajo del 50 por ciento con respecto al PIB, pero en 2018, producto de la crisis sociopolítica superó esa barrera y ha seguido creciendo.
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Los números que pongan como indicadores económicos no son confiables.
Si hacen alardes de crecimiento o avances en cualquier área son inventados. Todos los países del mundo con la pandemia han sufrido en sus economías, siendo más ricos y con tecnologías avanzadas en relación a Nicaragua están mostrando mucho deterioro en sus economías.
Peor si no le ponen cuidado o atención al control de la plaga y por el contrario está se riposta con más fuerza, el resultado será la ruina total.
A la oposición le viene de perlas, ya que quisiera que el paro se diera y al ser el único medio de luchar contra la dictadura, no importa que la economía se vaya al carajo