Por décadas, la falta de oportunidades en el país ha obligado a miles de nicaragüenses a buscar opciones de vida en el extranjero. Su partida dividió a las familias, pero las remesas enviadas por los migrantes se convirtieron en una de las principales fuentes de ingreso para el país.
Y en los dos últimos años, las remesas son el único ingreso que no se afectó por la crisis que inició en abril de 2018. Las remesas en los últimos 24 meses han aportado más que otras fuentes tradicionales como: inversión extranjera, cooperación y turismo. El monto de las remesas solo fue superado por el que generaron las exportaciones.
Sin embargo, la pandemia de Covid-19 pondrá fin a esta bonanza que paradójimente ha ayudado al régime. La paralización de actividades económicas promovidas para prevenir el contagio, han dejado sin empleo a millones de personas en todo el mundo. Estados Unidos reportó que, hasta los primeros días de mayo, al menos 33 millones de personas habían quedado sin empleo. Muchos de ellos son migrantes latinoamericanos, entre los que hay muchos nicaragüenses.
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Eso impactará directamente en la ayuda que estas personas envíen a sus familias. De acuerdo al esquema registrado en los últimos años, de cada 100 dólares que entran a Nicaragua en concepto de remesas, alrededor de 55 provienen de Estados Unidos. Cerca de 20 vienen de de Costa Rica; 13 llegan desde España; 5 de Panamá y los restantes 7 dólares de un grupo de países.
Aún no hay un reporte oficial sobre el monto que se recibió en 2019. El último dato reportado por el Banco Central de Nicaragua (BCN) es de hace un año. Sin embargo, la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), calcula que el año pasado ingresaron al país bajo ese concepto, unos 1,651 millones de dólares. Eso significa que un poco más de 900 millones llegaron procedentes de Estados Unidos.
Es por ello que el desempleo que se registra en la primera economía del mundo, impactará directamente en el monto que envían los nicaragüenses. Y aunque Estados Unidos, igual que España y otros países a nivel global, se prepara para reanudar de manera gradual sus actividades económicas, la recuperación tomará tiempo.
Al anunciar la pérdida de esos 33 millones de empleos, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, advirtió que los “números reportados probablemente van a empeorar”. Y admitió que la recuperación se extenderá hasta 2021. Ya que esta, es la peor crisis que enfrenta ese país desde la gran depresión de los años 30.
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A la pérdida de empleos se suma, que algunos proveedores de servicios de remesas, tanto en países remitentes como receptores, se han visto obligados a cerrar. Otros han reducido su horario de atención. Además, las limitaciones a la movilidad y las restricciones en el transporte dificultan el acceso a las oficinas de recepción o entrega del dinero.
Estas limitaciones, según la Asociación Global de Conocimiento sobre Migración y Desarrollo (KNOMAD por su sigla en inglés), perjudican seriamente la capacidad de muchos migrantes y la de sus familias para enviar y recibir las remesas. Ya que el conocimiento y uso de canales digitales es escaso.
La crisis es tan severa a nivel global que el Banco Mundial (BM) prevé que este año por efecto de la pandemia, “las remesas caerán marcadamente, cerca de un 20 por ciento en todo el mundo”. Para América Latina y El Caribe se calcula una reducción de 19.1 por ciento. De concretarse este cálculo, en relación al monto del año pasado, Nicaragua dejaría de percibir unos 313 millones de dólares.
“Las remesas son una fuente de ingresos vital para los países en desarrollo. La recesión económica actual provocada por la Covid-19 está afectando gravemente la capacidad de enviar dinero a los hogares de origen y por eso es aún más urgente que acortemos el tiempo que llevará la recuperación para las economías avanzadas”.
David Malpass, presidente del Grupo Banco Mundial
Por su parte Funides, proyecta que de acuerdo al escenario que se presente en los próximos meses, estos envíos podrían reducirse este año, entre 5.1 y 18 por ciento, con respecto al año pasado. Ese porcentaje representaría una merma de hasta 297 millones de dólares en el peor de los casos.
“En Nicaragua las remesas juegan un doble rol. El primero es en términos de crecimiento económico ya que estos montos dinamizan la economía... El segundo es social. En los hogares más pobres las remesas representan el 20 por ciento de los ingresos. Con ellos ayudan a cubrir el costo de los alimentos y otras necesidades básicas. Por lo tanto, no solo dinamizan la economía, sino que funcionan como una red de protección social".
Análisis de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides)
Para Funides, la reducción de 20 por ciento en los ingresos de los hogares que las reciben, tendrá un impacto en el incremento de la pobreza. Algunas de las familias receptoras de remesas estaban muy cerca del límite de la pobreza. Por lo que esta merma, las empujaría hacia ella y provocar un deterioro importante en su calidad de vida.
Según Manuel Orozco, director de migración, remesas y desarrollo de Diálogo Interamericano, en Nicaragua existen alrededor de 1.7 millones de hogares y de ellos, alrededor de 600 mil reciben remesas periódicamente. Eso significa que cerca de la mitad de los ingresos de uno de cada tres nicaragüenses depende de las remesas.
Según cálculos de Orozco, con la caída del 20 por ciento, más de 100 mil dejaran de recibirlas. Por lo que considera que eso provocará un “impacto catastrófico” para la economía nicaragüense que es predominantemente informal.
Mientras tanto los generadores de estos recursos también la están pasando mal. En la mayoría de los casos, según KNOMAD los migrantes carecen de redes de protección social; ya que tienen empleos informales y desempeñan trabajos que no se pueden realizar de forma virtual.
Esto los ha dejado al margen de los beneficios legales para mitigar el impacto de la pérdida del empleo. Enfrentan una situación de bajos o nulos ingresos. Y se encuentran atrapados en los países de acogida sin ayuda y sin poder sustentar a las familias que dejaron atrás.
Según la Asociación Global de Conocimiento sobre Migración y Desarrollo (KNOMAD por su sigla en inglés), en los países de origen de los migrantes, sus familias dependen de las remesas enviadas por ellos para cubrir necesidades básicas, como la compra de alimentos, el pago de la vivienda, la educación y la atención sanitaria. Sin estos envíos, las familias quedan expuestas a los riesgos y las graves consecuencias de no poder cubrir estas necesidades básicas. Por lo que considera que la merma de estos recursos podría revertir los avances en materia de desarrollo logrados en el marco de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
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