Según el proyecto de Presupuesto, en 2021 el Seguro Social registrará un déficit de 8,050 millones de córdobas; (unos 232 millones de dólares al cambio oficial). Este será el más alto desde que en 2013 la entidad inició su racha de déficits en sus finanzas; en ese momento de 201 millones de córdobas.
Estas cifras reflejan que la operatividad del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) está en riesgo. Sin embargo, el analista financiero José Dolores Gómez, considera que reflejan solo una parte de la realidad. Que considera ocultan maquiavélicamente, los mismos que nunca han creído en la Seguridad Social y siempre apostaron por su desmantelamiento.
Por lo que tras 18 reformas aprobadas entre 1990 y 2019, que solo han servido de "parches". Ahora la Seguridad Social debe someterse a una reforma integral.
Viendo las cifras que reportó el Proyecto de Presupuesto para 2021, aunque no se les puede dar credibilidad absoluta porque no provienen de un estado financiero, son bastante aproximadas y reflejan lo que ya sabemos. Que desde 2013 el INSS viene presentando déficits; que crecen año con año hasta llegar a esa estimación de 8 mil y pico de millones de córdobas.
Ese es un déficit de efectivo brutal y nos lleva a preguntarnos de dónde van a sacar dinero para cumplir con sus obligaciones. Porque las reservas que tenían ya se las comieron, las ocuparon para compensar esos déficits. Entonces los saldos de las reservas se fueron reduciendo año con año a partir de 2013. Entonces son varios los problemas que se tienen que resolver.
En un artículo que se publicó recientemente en el diario La Prensa, Manuel Israel Ruiz plantea tres sugerencias a las que se les debe prestar atención. Él dice y yo estoy totalmente de acuerdo en que lo primero que se debe hacer es garantizar la autonomía del Seguro Social. Eso significa que no puede ser partidista; y que debe tener una administración técnica al nivel de las exigencias de la Seguridad Social, que no son cualquier cosa.
Otra recomendación que también comparto con Ruiz, es que las pensiones reducidas y las especiales; pero yo le agregó también las de las víctimas de guerra, son obligación del Estado. Por tanto el INSS no las debe seguir pagando.
En el caso de las pensiones reducidas, la Ley del Adulto Mayor establece la obligación del Estado con las personas de las tercera edad. Por tanto, esas pensiones nunca debieron ser asumidas por el INSS. Porque estas personas no completaron el mínimo de semanas establecidas para recibir pensión. Entonces, por haber asumido esas pensiones ahora el INSS tiene una erogación anual que en 2018 fue de 60 millones de dólares; y que cada año sigue creciendo. Algo similar pasa con las pensiones que se otorgan a las víctimas de guerra. Eso era obligación del Instituto de Previsión Social Militar; porque tiene que ver con el Ejército y todo lo que pasó durante la guerra civil de los años 80. Pero también las paga el INSS.
La tercera recomendación de Manuel Israel es que debemos prepararnos para una reforma integral del Seguro Social. Porque desde 1990 a la fecha se le han hecho 18 reformas que han servido únicamente como parches. Estos han servido para incrementar el porcentaje de las cotizaciones y reducir el monto de las pensiones.
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El Fondo Monetario Internacional (FMI) lleva años diciéndole al gobierno, que tenga cuidado al usar el Presupuesto para subvencionar al Seguro Social. Pero nunca han hecho caso. Porque lo que ha hecho los sandinistas es desbaratar al INSS; creo que hasta lo han hecho con mala intención. Porque los sandinistas desde su primer gobierno en los años 80 nunca creyeron en la Seguridad Social, entonces desde ahí viene el problema.
Porque desde 1982 cuando decidieron establecer el Sistema Único de Salud le quitaron todas las clínicas, policlínicas y hospitales que tenía. Eso fue para desbaratar al Seguro Social y los desarticularon completamente. Le quitaron todo para pasarle toda esa infraestructura hospitalaria al Ministerio de Salud para el Sistema Único de Salud.
Fue hasta en 1990 cuando con el cambio de gobierno se quiso rescatar al Seguro Social. Fue cuando inventaron lo de las clínicas previsionales; y más o menos en los tres periodos de gobierno: de Violeta Chamorro, Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños, cuando el Seguro Social fue recuperándose y ganando terreno. Así recuperado lo recibió el sandinismo cuando retornó al poder el 2007; y hasta el 2013 las cosas no iban mal, incluso, se mantenían inversiones por alrededor de 600 millones de dólares.
Pero desde 2013, primero por los gastos administrativos exagerados y luego por el pago de la pensión reducida precipitaron el déficit. Además, nunca se tomaron decisiones para frenar el crecimiento de ese déficit. Todas las medidas que se impulsaron solo fueron por la via de incrementar los ingresos; a través del aumento de las cotizaciones de los trabajadores y las empresas. Eso ha provocado que los aportes que hacen en el país los trabajadores y las empresas privadas, sean los más altos de la región. Pero esa fue la manera más fácil que encontraron para elevar los ingresos, pero nunca se enfocaron en bajar los gastos.
Entonces la situación del Seguro Social por donde se le vea es catastrófica; y ellos como no les interesa, ni creen en la seguridad social, apuntan a que las finanzas de la institución se sigan deteriorando. Pero no se dan cuenta que si no pagan las pensiones los viejitos se pueden alborotar.
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Claro que tiene que hacerlo. Porque el Estado es el mayor responsable de la situación que enfrenta el Seguro Social; porque ha sido un mal administrador, entonces le tocará pagar las consecuencias de su mala administración, así de sencillo.
Este gobierno no lo va poder hacer, entonces tiene que venir un nuevo gobierno que se replantee la situación. Tendrá que hacer una buena auditoria y poner una nueva administración. El INSS no puede seguir con un presidente ejecutivo que es como si fuera el mismo Daniel Ortega; manejando al gobierno y todos los poderes del Estado.
El INSS no puede seguir con la administración actual, porque una sana administración requiere de una buena junta directiva. Con gente muy capacitada en todas las áreas, no solo administrativa sino también de la medicina, informática, actuarial, financiera. Además, debe tener un gerente general o director general que le rinda cuentas a la junta directiva; y que no tenga toda la discrecionalidad que tiene el actual presidente ejecutivo Roberto López.
Paralelamente debe tener una dirección médica que vea por las clínicas previsionales; para que en Nicaragua tengamos clínicas previsionales de verdad y no el remedo o clínicas de garaje como las que tenemos actualmente. Porque para poner un ejemplo, es lamentable que un hospital privado como el Bautista siga atendiendo con las instalaciones provisionales que construyó después del terremoto.
Además, resulta irónico que el Instituto de Previsión Social Militar haya podido construir un hospital de la calidad del Hospital Militar que inauguró en 2015; y que el Seguro Social no tenga un hospital de esa calidad. Esa es la tragedia, no solo es la parte financiera sino que la parte de la atención médica y la salud en general. Entonces el tema del seguro social no se puede tomar a la ligera, ni se puede abordar en un solo artículo periodístico. Porque son múltiples las facetas del seguro social que se deben abordar a profundidad.
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Partí de lo que te dije, este gobierno no va hacer absolutamente nada. Entonces lo que hay que plantear son los cambios que se necesitan; y que son de tal magnitud que hay que meterle una reingeniería integral que solo una nueva administración la puede hacer. Porque además, hay otra cosa que tiene que ver con el Seguro Social y es la confianza de los cotizantes.
La situación que ha padecido en los últimos años ha provocado que los asegurados y jubilados se quejen por una cosa y por otra. Eso ha hecho que la gente pierda la confianza en el sistema; y cuando una institución pierde la confianza de la gente, la gente va o se esconde. Por eso muchos trabajadores han dejado de cotizar; no quieren estarle dando dinero. Entonces en la medida en que el seguro social no logre restablecer la confianza de la gente, tampoco tendrá el respaldo de los empresarios. Eso impedirá que los trabajadores se sientan satisfechos de estar cotizando; porque lo que creen es que los están estafando. Este es otro punto que también se debe tomar muy en cuenta.
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