La cartera de crédito de las Instituciones de Microfinanzas (IMF) se ha reducido en 220 millones de dólares desde que inició la crisis y aunque en términos macroeconómicos es una cifra más, la realidad es que esta merma mantiene a un millón de nicaragüenses más cerca de la pobreza, ya que 238 mil jefes de familia se han quedado sin esta herramienta financiera.
“Nosotros podemos ver números, pero al final son vidas, son familias. En términos macroeconómicos el aporte de la industria de microfinanzas al país siempre se pregunta cuál es y realmente (es a las) familias”, asegura Verónica Herrera, presidenta de la Cámara de Microfinanzas (Asomif).
Al final, las microfinancieras juegan un papel importante en sacar a las familias de la pobreza, y cuando su rol disminuye, el efecto es contrario.
"Aquí lo impactante es lo que hemos dejado de atender, dejar de atender a 238 mil familias representa a un millón de (personas) en una población de seis millones, eso significa que la pobreza puede profundizarse un poco más”.
Verónica Herrera, presidenta de la Cámara de Microfinanzas (Asomif).
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Según Herrera, a pesar de que es una crisis más profunda si la comparamos con la del 2008 (provocada por el Movimiento No Pago que fue incitado por Daniel Ortega) es relativamente menos impactante en el repago porque los microempresarios han mostrado disposición para pagar.
El impacto de la contracción del microcrédito en el incremento de la pobreza es tan drástico, porque una de sus razones de ser, es brindar atención financiera a sectores vulnerables y de bajos ingresos que no son sujetos de crédito de la banca; y que en la mayoría de los casos utilizan el microcrédito para financiar alguna actividad productiva o comercial que les permita obtener ingresos para mantener a sus familias.
“Esta industria juega en dos ejes el económico y el social. Esta industria (de microfinanzas) no puede verse solamente por los efectos económicos que puede provocar, sino que nuestra preocupación es cómo acercamos beneficios a la gente a través de los créditos”, dice Francisco Montoya, directivo de Asomif.
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Otro problema es que tradicionalmente el microcrédito se vuelve una opción de búsqueda de ingresos para los desempleados, que en las actuales circunstancias no cuentan con esa opción.
Según la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), como consecuencia de la crisis sociopolítica que enfrenta el país desde abril del 2018, al cierre del 2020 al menos 237 mil personas habrán engrosado el ejército de desempleados.
Muchas personas que se han quedado sin trabajo o han tenido que cerrar sus negocios ni siquiera puede acercarse a solicitar un crédito porque al no tener una fuente segura de ingreso, no son sujetos de crédito y esto es grave porque no cuentan con otra opción.
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Funides coincide con Asomif en que la merma del microcrédito es una situación complicada porque la mayoría de sus usuarios del microcrédito son personas vulnerables que se encontraban bordeando la línea de la pobreza y ante la pérdida de esta opción pasarán directo a la pobreza.
“La caída del microcrédito es una de las causas que está provocando el galopante avance de la pobreza. Nuestra proyección es que en 2020 la pobreza general alcance al 31.9 por ciento de la población, esto significa que 2.1 millones de personas tendrán que satisfacer todas sus necesidades con 1.76 dólares por día (59 córdobas al cambio oficial)”.
Análisis de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides)
Al cierre de 2017 la cartera de crédito de las 27 Instituciones de Microfinanzas (IMF) asociadas a la Asomif totalizaba 558.90 millones de dólares y a octubre de 2019 registró 338.52 millones de dólares. Además, las proyecciones indican que en 2020 seguirá cayendo y cerrará el año con 300 millones de dólares, detalla Sharon Riguero, directora ejecutiva de Asomif.
Además, al cierre de 2017 el sector registraba 607,171 clientes y a octubre de 2019 solo 387,394 clientes; la proyección es que siga mermando el número de clientes y que al cierre de 2020 el sector tenga 369,783 clientes.
Entre las causas que han provocada la contracción de la cartera de crédito, Asomif menciona:
Pese a que el sector registra un crecimiento considerable del índice de morosidad, que antes de la crisis estaba en 3.5 por ciento y ha subido hasta 11 por ciento, como consecuencia de la caída en las ventas, Herrera asegura que a pesar de la crisis los microempresarios han mostrado "una alta moral de pago".
“Si el país no toma un rumbo hacia una salida política, esta contracción del crédito se agudizará ya que los fondeadores internacionales, pese al interés de seguir apoyando a las microfinanzas del país, demandan certidumbre y estabilidad", advierte Herrera.
En diciembre de 2017 las 27 Instituciones de Microfinanzas (IMF) afiliadas a la Cámara de Microfinanzas (Asomif) tenían 279 sucursales en todo el país. Desde entonces han cerrado 42 y según proyecciones en 2020 podrían cerrar otra 12 para totalizar 54 sucursales cerradas. Además, cerraron el 2017 con 4,795 colaboradores, pero en el periodo mencionado han despedido a 1,586 y en 2020 podrían despedir a otros 615 para totalizar 2,201 colaboradores despedidos por causa de la crisis.
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