El reciente informe oficial de Inflación y la actualización de precios de la canasta básica generaron suspicacia en redes sociales: con la entrada en vigencia de la reforma a la Seguridad Social, el 1 de febrero, empezaron a reportarse múltiples encarecimientos de productos.
Sin embargo, el documento elaborador por el Banco Central de Nicaragua indica que los precios en general (Índice de Precios al Consumidor, IPC) sólo aumentaron 0.27% durante ese mes.
El reporte de precios de la canasta básica, por su lado, mostró que durante el segundo mes del año hubo un abaratamiento, al pasar de C$13,500.85 en enero a C$13,414.69 en febrero, causando otra sorpresa en el mundo digital.
Es más, el principal abaratamiento de la canasta básica se dio en el apartado de alimentos, que pasó de C$6,196.61 durante enero, a C$6,076.27 en febrero.
Pero, ¿por qué mientras la población expresa sentir mayor carestía, los indicadores oficiales reportan lo contrario?
Debemos tener en cuenta que el IPC evalúa o toma como referencia cada mes el comportamiento de más de 500 productos y servicios, donde se incluye desde lo más básico como arroz y frijoles, hasta productos no tan masivos como fotocopias, seguros, joyería o el servicio de manicura (aquí puede hallar las hojas de cálculo con los listados). En una variedad tan grande, que al obtener un promedio podría no mostrar tantas variaciones como al revisar grupo por grupo.
Por ejemplo, el índice del apartado de alimentos –que incluye 133 productos y no solo los 23 de la canasta básica– aumentó en febrero solo 0.13 puntos, mientras que el de bebidas alcohólicas y tabaco aumentó 3.75 puntos y el índice de recreación y cultura (que incluye electrodomésticos, juguetes, jardines, plantas y flores, gimnasio, entre otros) disminuyó casi 14 puntos.
El índice general de precios se calcula otorgando una ponderación o peso a cada uno de los grupos y su contribución marginal se obtiene multiplicando su variación porcentual por esa ponderación.
Pero en la realidad de la población, para diferentes hogares con distintos niveles de ingresos, su propia canasta de consumo y su respectiva ponderación de las distintas categorías de productos es muy diferente, lo que incide en esa percepción del comportamiento de los precios.
“Para los hogares pobres, y para la mayor parte de los asalariados, los productos de canasta de consumo no son muy extensos, y un aumento de 10 o 20 pesos en productos que tienen un peso importante para ellos, es un golpe muy duro”
Economista que solicitó el anonimato
Aunque las cifras oficiales generen desconfianza por distintas razones, sí podría haber presiones o tendencias deflacionarias en la economía, producto de la severa crisis que empuja al país a una depresión, es decir una caída en la producción nacional superior al 10 por ciento este año.
Siendo ese el caso, al existir una contracción de la demanda interna, del crédito y la liquidez en la economía, estos factores podrían estar ocasionando una fuerte presión deflacionaria. ¿Por qué? Porque quienes aumentan sus precios en las condiciones actuales corren el riesgo de ver caer aún más sus ventas.
“Los aumentos que se producen son, ante todo, por presión de los costos, y no desencadenan un proceso de aumento sostenido de los precios porque, en dependencia de su capacidad, las unidades económicas estarían afectando sus márgenes para no incrementar la caída de sus ventas", indica el economista
“El impacto de precios del alza de los combustibles, de la energía eléctrica, y de la Reforma Tributaria va a tener un impacto de precios importante, que va a elevar el nivel general de precios en marzo pero, si se mantiene la contracción de la demanda, del crédito y la liquidez, no creo que dé lugar a un aumento continuo y sistemático del nivel general de precios... estarían dando lugar a depresión o caída en los precios”, continúa.
Un incremento sostenido de precios sólo podría darse si se encuentra acompañado por un incremento también sostenido de la liquidez, lo cual no existe en este momento, sino lo contrario.
El problema es que, al no haber mucha liquidez en el mercado ni suficiente demanda de los productos y servicios, pero sí hay incrementos de los costos producto de las recientes reformas, un aumento de precios sólo reduciría más el ya raquítico poder adquisitivo, contrayendo más la demanda y, por ende, profundizando la recesión económica.
Es por ello que en términos generales se deberá dar seguimiento detenido a los precios de los productos, pues de ganar más terreno las señales deflacionarias, sus consecuencias en la economía serían severas.
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Muy buen análisis, todo ligado la elasticidad en los precios. Sin embargo se omite el nombre del entrevistado. Felicitaciones