Charles Mingus vivió la mejor época creativa y disruptiva de la prolífica historia del jazz. Fue contemporáneo del fenomenal Charlie “Bird” Parker, del genial Miles Davies y de los señores del swing Duke Ellington y Count Basie.
De todos ellos absorbió la plena libertad compositiva, su afán por romper marcos establecidos, su rebeldía y capacidad de crear y asombrar, en un mundo lleno de ritmos y composiciones magistrales.
Nació en 1922 en una base militar del Ejército en Nogales (Estados Unidos), pero residió en Los Ángeles. Su familia era de origen sueco y afroamericano por parte de sus abuelos paternos y chino y británico por parte de sus abuelos maternos por lo cual se le conoce como el mestizo del jazz.
No obstante su origen diverso, sufrió discriminación lo que se refleja en su particular propuesta musical, a tal punto que dejó sus estudios de chelo por considerarlo un instrumento para blancos y abrazó con particular intensidad la composición y ejecución del contrabajo, en el cual llegó a ser un maestro indiscutible.
Inició su accidenta carrera artística en la banda de swing de Buddy Collette y muy pronto su reputación como contrabajista lo acercó a músicos como el entrañable Louis Armstrong, el talentoso Kid Ory, el vibrafonista Lionel Hampton y el excelente pianista Duke Ellington, prácticamente el anfitrión del mítico Cotton Club.
Creció en un ambiente musical religioso, pero fue el jazz el que ejerció el influjo más poderoso, sintiendo especial afecto por la música de Duke Ellington en cuya banda tocó apenas tres días, pues un pleito con otro músico lo dejó por fuera de la orquesta que había sido su sueño.
Durante su adolescencia escribió un gran número de piezas musicales avanzadas donde combina los cánones clásicos con el jazz, en el denominado estilo Third Stream. Estas composiciones son consideradas piezas premonitorias del advenimiento del más colosal genio del jazz Charlie Parker.
Su carácter ácido y belicoso le valió agenciarse muchos enemigos que buscaron opacar su brillante carrera, con éxito apenas temporal. Luego de muchos intentos, en 1952 logra cofundar en Nueva York Debut Records con Max Roach para desarrollar su concepción musical libremente y de paso grabar a figuras nacientes en un mundo cada vez más abigarrado de genios y genialidades musicales.
Un potente éxito de su disquera fue grabar a las más connotadas figuras del bebop. En 1953, Mingus se unió a Dizzy Gillespie, Parker, Bud Powell y Max Roach para un concierto en Toronto, que se constituyó en la última ocasión en que Gillespie y Parker tocaron juntos. Los dos álbumes surgidos de este concierto son piezas históricas calificadas como la mejor grabación de jazz en vivo, especialmente el tema Night in Tunisia.
Uno de sus mayores logros fue crear el Jazz Workshop, un semillero de músicos impregnados de la libertad compositiva y compromiso creativo de las escuelas musicales más importantes de aquel entonces: bebop, el cool jazz y la conocida como tercera corriente. Por este prolífico taller pasaron estrellas de la tala de Pepper Adams, Jaki Byard, Booker Ervin, John Handy, Jimmy Knepper, Charles McPherson y Horace Parlan. De acá surgen los primeros intentos serios del free jazz. Sin lugar a duda, la de Mingus fue una verdadera universidad del jazz.
En 1956 graba uno de sus éxitos definitivos, Pithecanthropus Erectus, pieza absolutamente innovadora, a pesar de la gran reminiscencia de los compositores clásicos del siglo XX, del blues y de los espirituales negros.
Le siguieron nuevas composiciones y álbumes a un ritmo frenético, grabando más de treinta discos en una década. Destacan varias creaciones consideradas obras maestras: The Clown, New Tijuana Moods; Mingus Ah Um, una de mis predilectas; Blues & Roots; Mingus at Antibes; Charles Mingus Presents Charlie Mingus y The Black Saint and the Sinner Lady, considerado por los entendidos como su obra maestra.
Su talante irascible y militante se aprecia en sus composiciones y en su vida llena de confrontaciones, haciendo de Mingus una figura imprescindible en la historia del jazz por su creatividad, sus sofisticados arreglos, su genial sonoridad y su virtuosismo instrumental.
Charles Mingus es un singular coloso del jazz por su corpulenta figura, pero sobre todo, por la majestuosidad de su obra.
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