Aprende a redactar guías didácticas para clases virtuales

 En estos tiempos del Covid-19 muchos maestros han tenido que dedicarse a impartir clases virtuales. Sin casi nada de preparación y mucho menos experiencia, los docentes han asumido la misión que la pandemia impuso: enseñar a través de una computadora.

Para lograr el éxito en esta modalidad es necesario elaborar buenos manuales y guías didácticas; así no solo dosificamos los contenidos, sino que profundizamos en las aristas más importantes de los temas a abordar.

Como parte de mi labor como coordinadora de proyectos educativos llevo muchos años haciendo estos materiales para los diarios La Prensa y Hoy. Es por eso que basada en mi experiencia quiero compartir algunas ideas que les permitan elaborar sus materiales didácticos.

Lo primero es ver el concepto de manual  escolar, que no es más que un tipo particular de obra escrita destinada a la enseñanza-aprendizaje. Los manuales escolares son uno de los elementos centrales de la cultura escolar contemporánea y resultado de una serie muy numerosa de intenciones profesionales, intervenciones sociales y regulaciones estatales. 

No existe una definición ni una denominación, es por ello que trataremos de establecer un conjunto de características básicas para que podamos precisar la noción de manual,  texto o libro escolar.

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Origen

El origen y difusión de los libros escolares está ligado, en primer lugar, a la aparición de la imprenta de tipos móviles en Europa a mediados del siglo XV, que permitió la difusión y popularización de la cultura letrada; y en segundo lugar, al surgimiento y extensión del método de enseñanza utilizado por los hermanos de las escuelas cristianas de Juan Bautista de La Salle, a partir de las últimas décadas del siglo XVII en Francia. 

Principales características de las guías

1. Intencionalidad, por parte del autor de ser destinado al uso escolar.
   
2. Sistematicidad, en la exposición de los contenidos.
   
3. Secuencialidad en una ordenación temporal, que organiza contenidos desde los más simples a los más complejos.
   
4. Adecuación para el trabajo pedagógico, ajustando el nivel de complejidad de los contenidos a un nivel de maduración intelectual y emocional de los educandos.
   
5. Estilo textual expositivo, con recursos lingüísticos donde predominan formas expositivas, declarativas y explicativas.
   
6. Combinación de texto e ilustraciones.
   
7. Presencia de recursos didácticos como resúmenes, cuadros, ejercicios y tareas para los alumnos, ampliación de lecturas, etc.
   
8. Reglamentación, de los contenidos, su extensión  y el tratamiento de los mismos, que debe ajustarse a enunciados curriculares y a un plan de estudios.

Los contenidos y su organización

Suelen responder a regulaciones normativas previas, expuestas en planes de estudio y programas. 

La selección de los temas curriculares presupone criterios valorativos que incluyen o excluyen saberes y conocimientos. Los criterios con los que se selecciona siempre responden a teorías pedagógicas y a principios ideológicos, morales o políticos que no son neutrales; sino que son parte de cosmovisiones que aportan su definición de lo que existe y lo que debe ser considerado bueno, bello y justo.

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¿Cómo elaborar una guía de estudio?

Para elaborar una guía es necesario saber que el contenido de estudio se clasifica en teórico o de “saber” (Qué?) y práctico o de “saber hacer” (Cómo?).

Las unidades teóricas requieren el aprendizaje de conceptos, datos, hechos, principios, teoremas, acontecimientos, lugares.

Las unidades prácticas requieren el aprendizaje de procedimientos, para la solución de problemas, la elaboración de ensayos, análisis de textos, construcción de oraciones, o cualquier otra actividad práctica.

Las explicaciones sobre este tema continuarán en el artículo de la próxima semana