Desde hace algunos años nos hemos visto invadidos por una cantidad, a veces aturdidora, de teléfonos que las empresas deciden sacar. Samsung, por ejemplo, lanza su línea Galaxy en los primeros meses del año, mientras que Apple presenta sus nuevos modelos en septiembre.
Pero las empresas no solo sacan un nuevo modelo, deciden sacar dos o tres y eso se ha vuelto un dolor de cabeza a la hora de decidir cuál es la mejor opción.
El problema es que ya las dos empresas que mencioné antes no son las únicas opciones en celulares. Xiaomi y Huawei también están acaparando mercado.
Huawei ya es reconocida como la segunda fabricante de celulares más importante del mundo. A inicios de este año acaparaba el 12 por ciento del mercado global y con ello desplazó a Apple al tercer lugar, mientras que Samsung sigue manteniendo el primer lugar, posiblemente no por mucho tiempo.
Aunque eso es bueno, los usuarios estamos enfrentados a la idea de cambiar un teléfono cada año o mantener nuestro modelos actuales por un tiempo.
La idea de hacer el cambio puede ser sencilla, si tenés el dinero. Los más recientes celulares pueden llegar a costar hasta 1,500 dólares, en el caso de los iPhone y hasta 1,200 dólares en el caso del Note 9 de Samsung.
Es importante primero entender lo que está pasando en la industria. Es cierto por un lado la innovación en la tecnología de celulares está evolucionando rápidamente permitiendo reducir el tamaño de los componentes para garantizar modelos más delgados y dar espacio a nuevas funciones.
La batería del iPhone XS Max es un ejemplo, es una de las primeras en forma de L para dar más espacio a lo interno del teléfono. Pero como consecuencia de la reducción de los componentes también tenemos un aumento significativo en el precio.
Pagar más de mil dólares por un teléfono no es una opción para muchas personas, y hacerlo todos los años tampoco lo es para quienes tienen más recursos.
Muchos se preguntan si lo que nos venden hoy en día como innovación en realidad lo es o si se trata nada más de una estrategia de marketing. Y en realidad tienen un poco de ambas cosas. Sí es cierto que hay innovación, pero no es cierto que justifique los altos precios.
Por muchos años los usuarios de Samsung, por mencionar cualquier nombre, se burlaron de Apple por no innovar lo suficiente y en cambio usar funciones “recicladas”, en sus teléfonos de gama alta, cuando otras compañías ya las usaban desde antes.
Pero los IPhone no dejaron de venderse por ello, para los usuarios de Apple, era un cambio importante cuando esas funciones se incorporaban, a pesar que no eran necesariamente nuevas.
Ahora bien, cuando vemos los teléfonos y comparamos sus mejoras cada año, no son tan significativas. A veces reducen el tamaño de los procesadores, les dan más potencia, mejoran la cámara y le suben más de 300 dólares al precio.
Antes la evolución era mucho más tangible, el cambio se notaba entre un modelo de un año y otro, pero al parecer a la industria se le están acabando las ideas.
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En los modelos de teléfono del año pasado vimos la incorporación de realidad aumentada para crear Emojis que se mantenían fieles a los rasgos físicos del usuario, pero no era una función que ayudara a mejorar productividad o que cambiara la forma en que usábamos el teléfono.
Yo recomendaría que lo mejor ya no es cambiar cada año el teléfono, por el contrario esperar dos o tres años para dar el paso y así sentir que el modelo que tenés realmente te ofrece algo diferente.
Otra muy buena opción, que personalmente me ocurrió, es cambiar de compañía. Usar Apple por mucho tiempo puede resultar aburrido, por muchas actualizaciones de Sistema Operativo que hagan.
Yo cambié de Apple a Android en 2017 y en realidad sí sentí por primera vez en muchos años que tenía un celular nuevo.
Y en lugar de cambiar cada año el teléfono, estoy dando espacios de dos años para evaluar la conveniencia del cambio ante el incremento desmedido de los precios.
Son solo algunas recomendaciones que pueden usar. Lo peor en estos casos es pensar que un teléfono te dará estatus o se verá mejor, porque en realidad, todos son tan parecidos hoy en día.
UN modelo que parece un IPhone X en realidad puede ser un Pocophone, que se copió descaradamente el diseño del teléfono de Apple.
Y así hay otras marcas que también copian los diseños y venden esos modelos por la mitad del precio. Es cierto que la experiencia de usuario puede no ser la misma, pero si lo que querés es presumir, eso ya no tiene mucho sentido.
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