Avance de la pandemia exige revisar estrategia de vacunación»
Alfonso Rosales
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Especialistas consideran que ante las dificultades que está presentando la producción y distribución de la vacuna es conveniente esperar que estos se resuelvan para aplicar la segunda dosis. Aseguran que eso ayudaría a salvar más vidas
El 2020 me enseño, como médico y ser humano, que no vivimos en un mundo perfecto. Que las decisiones sanitarias guiadas por la política hacen mucho daño. Este mes morirán más de 4 mil centroamericanos por causa de la pandemia de Covid-19; y eso como sociedad nos invita a reflexionar, sobre nuestro comportamiento y el de los gobiernos.
La mayoría de los países han desarrollado los lineamientos que guían la distribución de la vacuna contra el virus. Uno de los grandes defectos desde mi punto de vista técnico, es la falta de inclusión de evidencia reciente, que está siendo producida por países que ya se encuentran distribuyendo la vacuna.
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Existen varios temas que la nueva evidencia está produciendo. Primero, simplemente hay una limitación de la oferta. Esperábamos que ya estuvieran disponibles vacunas adicionales. Pero solo se han autorizado las vacunas de Pfizer y Moderna, y se están produciendo más lentamente de lo esperado.
Aún más preocupantes son los cuellos de botella en la distribución que dificultan que la gente sea vacunada lo más rápido posible. A esta fecha Estados Unidos proyectaba tener vacunada al 20 por ciento de su población, pero solamente ha inmunizado al 3 por ciento. Lo mismo ocurre, con excepción de Israel, con otros países.
Vacunas benefician a toda la población
Los beneficios de la inmunidad que producen estas vacunas no solo se acumulan en los vacunados; sino también en la sociedad en general, ya que frenan la propagación del virus. Hasta que no se vacunen muchas más personas, este último beneficio será mínimo.
Otro factor es el estado de la pandemia. Cientos de miles de personas se están infectando y miles mueren cada día. Cualquier persona de alto riesgo que no esté vacunada hoy podría infectarse mañana y morir en un mes. Pero se está reteniendo la mitad de las dosis de reserva para que la gente se ponga la segunda vacuna. Eso retrasa las cosas.
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Otro tema que nos viene a complicar la situación es la nueva variante del coronavirus. Los modelos epidemiológicos y la experiencia de Gran Bretaña indican que es probable que se convierta en la cepa dominante dentro de unos pocos meses. Aunque la nueva variante no parece más mortal a nivel individual, un virus más infeccioso significa más casos; y eso se traduce en más hospitalizaciones y muertes.
"Para salvar la mayor cantidad de vidas, necesitamos vacunar a tantas personas como sea posible lo más rápido posible. Centroamérica y la mayoría de los países están proponiendo un proceso en etapas para la distribución de la vacuna. Priorizando a aquellos con mayor riesgo de infección y/o de muerte. Sin embargo, los cuellos de botella que están apareciendo en la producción y distribución de la vacuna; obligan a los gobiernos y autoridades sanitarias a explorar estrategias alternativas.
Alfonso Rosales, médico epidemiólogo
Esperar por la segunda dosis
Una de estas alternativas, dignas de consideración, apareció publicada recientemente en el Washington Post. Robert Wachter, jefe del departamento de medicina de la Universidad de California en San Francisco; y Ashish Jha, decano del departamento de salud pública de la universidad de Brown en Rhode Island: proponen dar a la gente una sola inyección ahora y esperar la segunda hasta que la escasez disminuya. Esto, con el fin de proteger una mayor cantidad de gente.
La proposición se fundamenta en los resultados de los ensayos clínicos de las vacunas Pfizer y Moderna. Aunque fueron diseñadas para probar la efectividad de dos inyecciones dadas con un mes de diferencia; ambas mostraron que la primera inyección tuvo un beneficio sustancial a partir de unos 10 días después. En ambos ensayos en el momento de la segunda inyección, la primera ya era 80 a 90 por ciento efectiva en la prevención de los casos de Covid-19.
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La mayoría de los expertos creen que es extremadamente improbable que la inmunidad caiga en picada de alguna manera, en la octava o incluso en la duodécima semana después de una sola dosis. Por tanto, darle a 4 millones de personas -particularmente a aquellos en alto riesgo- una sola inyección que tenga una efectividad del 80 al 90 por ciento, salvará muchas más vidas que darles a 2 millones de personas dos inyecciones que tengan una efectividad del 95 por ciento.
Entonces, vale la pena que las autoridades de salud de los países revisen sus políticas de vacunación.
*El autor es médico epidemiólogo, salvadoreño radicado en Estados Unidos
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