El sueño de la Coalición, unir esos vigores dispersos es posible»
Ernesto Robleto Falla
//
Durante más de 11 años, el régimen trabajó para desmontar la oposición, entonces no podemos pedir a la Alianza, la UNAB, los jóvenes y el movimiento campesino, una Coalición de resultados inmediatos
Todos opinan sobre la unidad de la oposición. Algunos creen que a medida que pasa el tiempo, se desmorona el sueño de lograr una unidad lo suficientemente sólida para enfrentar a la dictadura en unas elecciones de confiabilidad aceptable, y ganarle. Tiene razón el maestro Onofre Guevara, hay muchas más opiniones que análisis, y la mayoría de ellas distorsionan el concepto de unidad.
Quiero exponer algunos conceptos y quizá algo de análisis para contribuir a despejar la mente de los pesimistas. Sí se puede lograr la unidad en la coalición, juntando una buena parte de tantos vigores dispersos como nos exhorta el poeta.
El autor también escribió: La batalla en redes sociales se gana con credibilidad»
Recordemos que el 17 de abril del 2018 no teníamos nada. Estábamos atrapados en una jaula de oro. Crecimiento sostenido, negocios prósperos, perspectivas de inversión, turismo pujante, construcción algo deprimida pero estable, exportaciones al alza, etc., etc.
No valorábamos a quienes insistían que todo ello era un castillo de naipes. Sin institucionalidad democrática la “gobernabilidad” se basaba en un acuerdo pernicioso entre el gran capital y los ostentadores del poder cada vez más absoluto. Tampoco creíamos las advertencias de que tarde o temprano nos iba a estallar en la cara, como efectivamente sucedió.
Estaban cómodos
Obviamente, sentados en ese almohadón cómodo, nadie, o muy pocos, pensaban que se necesitaba una oposición real a Ortega. A los que les correspondía pensar y actuar, era a los partidos políticos “de oposición”. Ellos o se acomodaron como colaboracionistas, eran abiertamente cómplices, o no tenían suficiente fuerza para hacer despertar a Nicaragua de ese letargo. Y los empresarios alegaron que ellos no se meten en política.
La explosión social sucedió en la forma menos esperada, gracias a los jóvenes y estudiantes. El país entero despertó súbitamente, ante la adopción de una medida muy mal calculada de reforma a la ley de la Seguridad Social. Pero la reacción del régimen fue desproporcionada.
Otro artículo de este autor: Buscando la verdad entre redes y paredes»
De represores se convirtieron en asesinos. Con el desalojo de los tranques, la represión, robo a medios independientes y judicialización de los manifestantes, la dictadura mostró su lado más oscuro. Un engendro del mal como nunca habíamos visto en Nicaragua. Irónicamente, le tocó a la Iglesia católica, a petición del propio Ortega, estructurar una oposición. Era necesaria para montar lo que después comprobamos que era un remedo de diálogo político.
Sin dudas, el régimen se tambaleó, por eso convocó al diálogo, pero la oposición no estaba preparada para ser oposición. El espíritu opositor se apoderó de la inmensa mayoría, pero nadie asumía un rol activo para liderar el cambio. Nos costó convertir ese deseo en acción. Para mí esa es una explicación de porqué no hemos logrado la ansiada unidad en la coalición. Porque no estábamos preparados. Las acciones espontáneas y los líderes espontáneos surgieron sin ninguna planificación, sin respaldo de acciones coordinadas nacional e internacionalmente.
Diferente a 1989
En 1989 estaba planteada muy claramente una elección en la que había que participar en un muy corto plazo (menos de seis meses). En ese tiempo se logró estructurar a la carrera una oposición en la que se incluyó a “partidos” de muy variada ideología. La mayoría de ellos no habían sido colaboracionistas con el régimen revolucionario. Participaron con una camisa de fuerza que los obligaba a ir a las elecciones el 25 de febrero de 1990. Y como Ortega y el FSLN ni soñaban perder, poco hicieron para urdir un fraude, y perdieron. Ganó la UNO con Doña Violeta y Virgilio Godoy.
Ernesto Robleto Falla también escribió: ¿De verdad no triunfó la Rebelión de Abril?»
Quiero contribuir al análisis que los lectores puedan hacer, y tratar de proponer algunos elementos, para deshacer el entuerto actual. ¿Por qué no hemos cumplido la exhortación del poeta de unir a tantos vigores dispersos? Aunque se han dado pasos en la dirección correcta, la realidad nos plantea varias situaciones complejas.
El régimen desmontó el sistema político
En primer lugar, aceptemos que el sistema político estaba colapsado en 2018. Gracias a una estrategia bien pensada y ejecutada durante más de 11 años, el régimen había venido desmontando la oposición. Comprando líderes, creando partidos marioneta, desestimando la labor fiscalizadora que tiene la sociedad a través de los verdaderos partidos de oposición, la sociedad civil y los medios independientes. Por ende, produjo un desinterés generalizado hacia todo lo que “olía” a política.
De repente, gracias al despertar de abril, Nicaragua entera se lanzó a las calles espontáneamente. Perdió el miedo, pero sin un plan o estrategia definida. Creyendo que las manifestaciones multitudinarias que se apropiaron de las calles, no solo los tambalearían sino que los obligarían a renunciar.
En el desengaño nos dimos cuenta de la carencia de una conducción política, de una oposición unida y coherente que se contrapusiera a la dictadura, para ofrecer una alternativa de gobernabilidad. Ahí nace la necesidad de la unidad.
Este autor también escribió: Ante un gobierno acéfalo, ¡Vamos a la cuarentena nacional voluntaria!»
El espíritu de la rebelión debe tomar cuerpo
El trabajo de la Alianza Cívica y la formación de la Coalición Nacional surgieron como producto de ese despertar espontáneo. Génesis de una necesaria oposición, como reacción ante la barbarie del régimen.
Afortunadamente han logrado un reconocimiento internacional y un alineamiento con las políticas de apoyo a la democracia que debe recuperarse por la vía pacífica a través de un proceso electoral justo, competitivo y transparente. Los principales protagonistas de este apoyo han sido los países latinoamericanos. Y junto a ellos, la Organización de Estados Americanos (OEA), la Unión Europea (UE) y los Estados Unidos con su política de sanciones.
El proceso para la Coalición debe madurar
Este proceso tiene su tiempo de maduración. Durante más de 10 años la oposición estuvo ausente. No podemos pedir a la Alianza Cívica, la UNAB, los jóvenes y el movimiento campesino, una Coalición Nacional de resultados inmediatos; a pesar de lo discutible que puede ser la inclusión de los partidos políticos tradicionales, que tienen historia de corruptela y colaboracionismo. Las críticas destructivas deben dar lugar a críticas constructivas, para animarlos a tener éxito en el intento, para beneficio de todos.
No tengo la varita mágica para ofrecer la solución en la conformación de la Coalición. Con todo y sus errores, inexperiencias e ingenuidad política, es lo mejor que tenemos y debemos apoyarla para que demos paso al proceso de participación electoral; con una propuesta de plan de gobierno, candidatos idóneos, y la propuesta de transformación institucional que requiere el Estado en esta etapa de transición.
El debate de la participación de los jóvenes y campesinos es más que necesario; y creo que las organizaciones que la componen están tomando en cuenta esa necesidad. Démosle el chance que pichen su juego como decimos en buen nicaragüense, porque el enemigo es uno solo y está en El Carmen.
ETIQUETAS: Alianza CívicaCoaliciónCoalición NacionalErnesto Robleto FallaUNAB
Los jóvenes no despertaron solos, nadie despierta di no se le mueve para que despierte. Hubieron voces por años gritándole al oído de los muchachos y al fin despertaron. Ahora el dilema es saberlos guiar en lo que falta. Me temo que allí en la coalición falta espíritu y muchísimo menos en los zancudos que esos nunca han tenido ni alma ni espíritu ni voluntad de salir del chiquero que les formó Ortega y ellos mismos se firmaron pues solo les ha interesado el oportunismo y el provecho personal del prebendismo.
Estoy de acuerdo con este planteamiento de Ernesto Robleto. Hay camino por recorrer y se va aprendiendo de los errores. E igual vamos discutiendo abiertamente los dilemas que enfrentamos y tomando esperemos las mejores decisiones. Pero es un proceso y es accidentado