La experiencia política de los liberales en 2006,`que facilitó el retorno al poder de Daniel Ortega, se usa como ejemplo de los daños que causa la división, donde dos fuerzas casi iguales se neutralizan y contribuyen a que asuma el poder su antítesis, su archienemigo.
Ahora, ante la tiranía orteguista, la unidad es crucial para la liberación del pueblo y el retorno a la democracia. Unidad que radica en el pueblo, aún con toda su diversidad ideológica, política y social, ante un despiadado verdugo.
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En encuestas, entrevistas, comunicados y en la calle la gente habla de unidad. Una unidad política que no es nueva. Ya se comenzaba a forjar mientras el régimen Ortega Murillo se consolidaba y acaparaba un poder absoluto. En Nicaragua no se puede decir que la democracia murió, porque apenas estaba naciendo; pero el pueblo añora la transición a la democracia que fue truncada por el autoritarismo y los fraudes del orteguismo.
Dice José Antonio Peraza que: "la embestida autoritaria de Ortega, desde que regresó a la presidencia de la República en enero de 2007, condujo a la unificación total de la oposición en las elecciones municipales de noviembre 2008”. Para ellas se unieron los liberales del Partido Liberal Constitucionalista (PLC) y de la Alianza Liberal Nicaragüenses (ALN); también el Movimiento Renovador Sandinista (MRS).
Para las elecciones del 2011, aunque participaron 15 partidos, la alianza política se conformó en la Alianza Partido Liberal Independiente (PLI). Participó con Fabio Gadea Mantilla (liberal) como candidato a presidente y Edmundo Jarquín (MRS), a vicepresidente.
Pero el pueblo dio el mayor ejemplo de unidad en el 2016, cuando sin conducción política, sin liderazgo, sin una gran propaganda ni significativas acciones de comunicación, se abstuvo de participar en el proceso electoral. “Esta vez hicieron el fraude perfecto", dice Peraza, "no hubo competencia porque no hubo oposición”.
Basado en datos recopilados por observadores voluntarios, el mismo Peraza dice que la abstención superó el 70 por ciento; “y pudo haber llegado hasta el 80 por ciento”.
Hoy en día la maquinaria del fraude está intacta. Ortega, el eterno candidato del Frente Sandinista, se postulará esta vez completamente desnudo. Mostrando en pleno esplendor su crueldad, su falta de respeto a los derechos humanos, incluido el derecho a la vida; y acusado de crímenes de lesa humanidad por los principales organismos de derechos humanos a nivel regional, internacional y nacional.
Eso fue lo que en 2018 lograron los chavalos y chavalas desarmados que fueron masacrados por la policía y los paramilitares orteguistas: desnudar al sultán.
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Sin duda el régimen Ortega Murillo tratará de ir más allá del “fraude perfecto” y usará todo tipo de trucos; pero necesita legitimidad y no puede ser tan burdo. Esta vez ni la OEA les va a dejar pasar que “le tapen el radar” o que lo desaparezcan.
Todo dependerá de si permiten elecciones libres y transparentes, pero por el momento se están concentrando en dos cosas:
Sin embargo, el llamado a la unidad de la Comisión de Buena Voluntad, integrada por Fabio Gadea, Carlos Tünnermann y Denis Martínez; y el esfuerzo de Hagamos Democracia desde el exilio, han desencajado y posiblemente descarrilado la estrategia actual del orteguismo y recogido el llamado de unidad del pueblo.
Lo hicieron al conseguir que los principales aspirantes a la candidatura presidencial firmaran el documento Unidad Nicaragua Primero; y se comprometieran a someterse a un proceso de selección de un candidato o candidata única que contaría con el respaldo de todos; y con el esfuerzo conjunto para lograr una alianza política que lleve a seleccionar una casilla única.
La selección de un candidato único es de importancia crucial y urgente. En 1989, la selección de Violeta Barrios de Chamorro, consolidó la alianza electoral. Además, facilitó la implementación de la estrategia y mensajes de la campaña (vestida de blanco); y enfocó el respaldo que Estados Unidos y otros aliados internacionales le podían dar en la exigencia de elecciones libres y transparentes. Todo eso es de primera importancia hoy. No tenemos más tiempo.
Pero además, seleccionar un candidato o candidata única acabaría con la confusión actual; y daría más claridad a la lucha para sacar a Daniel Ortega del poder. Permitiría iniciar rápidamente el proceso de persuasión de los votantes, que es la tarea esencial de una campaña electoral. Y también acabaría con las descalificaciones y quitaría una herramienta al orteguismo para continuar atizando la división.
La comunidad internacional —que reconoce la grave coyuntura que atraviesa Nicaragua— también está clamando por un candidato o candidata que lidere a la oposición; para escuchar una sola voz, darle su respaldo y enfocar sus presiones, o quizás hasta sanciones, en elecciones libres y transparentes.
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Arturo Cruz Sequeira y cualquier otro posible postulante a candidato o candidata que surja de ahora en adelante debe firmar el acuerdo “Unidad Nicaragua Primero". Porque solo así tendrían representatividad; y porque una vez tomada esa decisión, ese será el liderazgo reconocido que guiará los esfuerzos para consolidar la alianza electoral y la selección de la casilla única.
Si Ciudadanos por la Libertad (CxL) toma en consideración las opiniones de todos los posibles candidatos; y en consenso con las otras fuerzas opositoras se selecciona al candidato o candidata que enfrentará a Ortega, estoy seguro que la inmensa mayoría del pueblo va a depositar su voto en esa casilla.
Sin embargo, hasta la fecha CxL:
Algunos sectores de la empresa privada argumentan que esta posición de CxL es pura pantalla. Un posicionamiento duro para negociar; y ser ellos los que manejen “el vehículo”, seleccionen al candidato a la presidencia, vicepresidencia y la mayoría de diputados. Otros consideran que simplemente busca aliarse con aquellos que comparten sus “principios”.
Sea como sea, CxL le podría estar haciendo el juego a Ortega. Porque está atrasando la selección del candidato único y la formación de una alianza política. Peor aún sería el caso de que estén ganando tiempo para convertirse en una fuerza política independiente; lo cual inevitablemente sería el fin de una alianza política y de una estrategia conjunta contra un enemigo común.
La politóloga venezolana María Isabel Puerta dice que "de nada sirve hablar de Unidad sin practicarla… La oposición es un compromiso, no una fachada”. Si CxL no busca la unidad y opta por seguir bloqueándola, el “mejor” vehículo se va a quedar sin motor.
“Una opción política sin un líder no te sirve de nada”, dijo Luciano García, refiriéndose al proceso de unidad que impulsaron desde el exilio. Si CxL no se une a la selección del candidato o candidata bajo el acuerdo “Unidad Nicaragua Primero”; o postula un candidato fuera de ese proceso, pasará a zancudear. Además, dividirá a las fuerzas opositoras en dos bloques.
“Este es un pueblo inteligente”, dijo el Ernesto Medina. En 2016, entre el 70 y el 80 por ciento del pueblo no ejerció su derecho al voto. Pero ahora va salir a votar masivamente por el candidato o candidata que resulte seleccionado bajo el mecanismo que impulse el acuerdo “Unidad Nicaragua Primero”. Porque el pueblo azul y blanco que condena la masacre y represión de los Ortega Murillo y que exige justicia y democracia, es mucho más numeroso que el pueblo que se abstuvo de votar en 2016 y 2017. La unidad radica en el pueblo.
Si se logra un proceso electoral libre y transparente y si participamos unidos, el 7 de noviembre del 2021 el pueblo azul y blanco tendrá la oportunidad de deshacerse de Ortega de una manera cívica.
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