El eurasianismo de Putín y la troika latinoamericana»
Eliseo Núñez
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Las dictaduras de Nicaragua, Cuba y Venezuela han encontrado en el llamado eurasianismo de Vladimir Putín, una visión del mundo a la que pueden asirse en su trasnochada lucha contra el "imperio norteamericano"
Rojo-pardo y eurasianismo son dos términos que parecieran lejanos a nuestra política nacional, el primero define a algunos politicos surgidos en los países excomunistas después de la caída de la Unión Soviética que se caracterizan por sus psicodélicos viajes ideológicos entre el comunismo y el fascismo; el eurasianismo es una corriente de pensamiento abrazada por exiliados rusos a principios del siglo XX que pensaban que Rusia al no ser ni Europa ni Asia es en si misma el centro de todo y que el mundo debía girar en derredor de ellos.
Estos dos términos son los que mejor definen al actual jefe del Kremlin Vladimir Putin y su proyecto geopolítico, de hecho el presidente Ruso tiene como uno de sus principales referentes a Aleksandr Duguin (Moscú, 1962) un carismático y mediático “filósofo”, hijo de un oficial del KGB, su libro de 1997: “Los fundamentos de la Geopolítica”, plantea la construcción de una alianza con Iran, Turquía, algunos países Árabes y otros de oriente medio como alternativa al imperio anglosajón que debe, según ellos, mermar su poder o desaparecer para dar espacio al imperio Euroasiático.
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Entonces no es casualidad que Putin haya llamado Comunidad Euro Asiática a la comunidad de países que formaron parte de la antigua URSS, tampoco es casualidad su apoyo al dictador Sirio, ni su alianza con el autoritario Erdogan de Turquía, mucho menos que mantenga lazos estrechos con Irán.
Proyecto de dominio global que desprecia al capitalismo
Pero más peligroso que las alianzas en sí es el proyecto de dominio global que encierra en si mismo el planteamiento filosófico de Duguin que todo hace indicar Putin sigue con firmeza, lo mas peligroso es que estamos asistiendo al nacimiento de un modelo basado en la exclusión y la dominación, un modelo similar al modelo Nazi que basaba su tesis en la necesidad de la prevalencia de una grupo étnico que se consideraba a sí mismo superior al resto de la humanidad, mismo principio que prevalece en la tesis del Euroasianismo.
Viendo esta similitud con el nazismo entonces tampoco es de extrañar el comportamiento pendular entre el comunismo y el fascismo que el mismo Putin y sus seguidores encarnan; su desprecio al capitalismo que a la vez lo ven como la fuente de corrupcion moral de la sociedad por la permisibilidad de conductas sociales según ellos perturbadoras como la homosexualidad, el feminismo, la libertades individuales y otras más. Este pensamiento es lo que los coloca dentro de ese margen tan amplio que va desde el comunismo al fascismo, además del sesgo anti estadounidense por ser según ellos el origen del capitalismo y por tanto el origen de todos los males, algo asi como lo planteado por Hitler con respecto a los judíos.
La troika: Aliados circunstanciales en América
Aquí en el continente americano estas teorías han aterrizado en aliados circunstanciales pero muy útiles, y digo circunstanciales porque según esta teoría cualquier país de este continente pasaría a ser periférico si el eurasianismo teóricamente se llegara a imponer.
Me refiero a la llamada troika de Venezuela, Nicaragua y Cuba, a los tres los une su odio visceral a los Estados Unidos y están dispuestos a prestar sus territorios e influencia política como plataforma para el lanzamiento de la tesis geo-racial Rusa; creen fehacientemente en que el “Imperio Norteamericano” esta en decadencia y que ellos son parte de la construcción de ese mundo alternativo donde, según sus tesis, la eficiencia y el conocimiento no serán atributos exclusivos de los países ricos, pues piensan que a ellos esos atributos se les han negado por mezquindad, pareciera incluso que creyeran que estos vienen empacados y listos para ser usados a placer del cliente.
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En fin, esa mezcla de realismo mágico y perversidad real que los caracteriza están llevando al colapso s nuestras sociedades, atados ellos a un proyecto global excluyente, a esa construcción de un mundo alternativo en el que las verdades las dicta el poder y las libertades son inexistentes.
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