La malaria o paludismo es una enfermedad que se transmite de persona a persona a través de la hembra del mosquito Anopheles albimanus. Sus síntomas más característicos son: escalofríos, fiebre superior a los 38 grados y posteriormente una sudoración profusa que deja al enfermo sumamente cansado. Por tanto, en cualquier persona con esta sintomatología debe investigarse malaria, dengue, COVID-19, infección urinaria o de la garganta.
Para evitar el contagio hay que dormir con mosquitero; porque la mosquita pica de noche ─cuando se mete el sol─ y deja de hacerlo cuando el sol sale. Además, se deben eliminar los criaderos. Es decir, drenar charcos y eliminar recipientes y otros tipos de almacenamiento de agua sucia.
Los enfermos de malaria deben tomarse el tratamiento completo; y se debe localizar a todos los contactos porque ellos también deben tomar el tratamiento.
Nicaragua estuvo por un tiempo en el listado de los países que eliminaría la malaria, pero no lo logró. Porque si comparamos las estadísticas de los últimos diez años, en los últimos cinco se perdió el control que se tenía de la enfermedad.
También puede leer: En tiempos de Covid-19 es crucial prevenir el dengue»
Inclusive antes del paso de los huracanes ETA e IOTA los casos de malaria casi se habían triplicado en relación a años anteriores. Antes y después de los huracanes alertamos sobre el peligro de que los casos se incrementaran; no solamente en las comunidades de la Costa Caribe Norte, que concentra el 90 por ciento o más de los casos de paludismo del país.
También advertimos que de no impulsarse las medidas correspondientes para controlar al vector y a los enfermos, la malaria se instalaría nuevamente en el Pacífico nicaragüense. Lo grave es que uno de los dos tipos de malaria ─la producida por el parásito Falciparum─ puede provocar la muerte, ya que afecta el cerebro.
Datos preliminares demuestran que, comparado con 2018, desde 2019 el porcentaje de casos producidos por el parásito Falciparum, se estaban casi duplicando. En otras palabras, en 2020, casi la mitad de los casos de malaria son producidos por el parásito que da la enfermedad grave; este es un indicador de la gravedad de esta enfermedad, que tiene que motivarnos a tomar medidas más estrictas de prevención y control.
Cuando se habló de erradicar la malaria en el país, Chinandega todavía se encontraba afectada; y tradicionalmente en su territorio siempre se ha encontrado el Falciparum. Supuestamente esto ya estaba controlado. Sin embargo, es posible que por la comunicación entre el Caribe Norte y el Pacífico; y especialmente por la gente que ─sin tomar las medidas de prevención─ fue a apoyar a esas comunidades, la malaria se pudo diseminar en cualquier lugar del país.
Para mí lo que está ocurriendo en Chinandega, debe interpretarse como una alerta de lo que puede suceder a nivel nacional. Técnicamente debería declararse emergencia epidemiológica, para controlar los focos infecciosos en dicho departamento. Dicha declaratoria debería acompañarse de:
Esta es otra enfermedad evitable y tiene cura. Entonces, ¿qué esperamos? ¿Llenarnos de más de casos? ¿Lamentarnos de la enfermedad y muerte? O vamos a actuar a como corresponde, previniendo y controlando la transmisión y los casos.
*El autor es médico epidemiólogo de la Clínica Docente Ciudad Sandino
Llegó la Navidad de 2021 y en Nicaragua hay 160 presos políticos. En estos días…
Actualmente sabemos que la variante ómicron que produce la COVID-19 es más contagiosa que la…
Con la promesa de mostrar al mundo las más novedosas innovaciones para la salud, seguridad,…
A 23 meses de haberse notificado el primer caso de COVID-19 y tras una estimación…
Sé que es momento de recogimiento familiar, de reuniones y fiestas y no digo que…
Me llamó la atención el término flow del título y decidí investigar el tema. Les…