Si bien nuestros antecedentes como pueblo surgen de los Mayas y Españoles, parece que muy poco hemos aprovechado de la cultura de los primeros. Eso ha ocurrido, posiblemente porque nos enseñaron a despreciar la cultura indígena, a darle valor a aquella frase "sos un indio"; que denota no solamente racismo, sino la mejor manera de despreciar todo aquello surgido de lo indígena.
Posiblemente mucha gente utiliza esa frase sin saber su significado de fondo, ni el insulto que implica para nosotros mismos. A quienes la usan, les pasa igual que a los jóvenes que con graffiti dibujan la esvástica, el símbolo del nacismo, una de las peores ideologías surgidas en nuestro mundo.
Igual que los Mayas, otras culturas indígenas tenían su calendario de días. Pero también un calendario adivinatorio, el que en síntesis ubicaba tu día de nacimiento con alguna actividad que aportara al desarrollo de su comunidad.
Por ejemplo: si el día de tu venida al mundo coincidía con las matemáticas o el arte, desde ese momento la comunidad te asignaba un tutor. Él velaba porque aprendieras dichas ciencias desde temprana edad. De tal forma que iban especializando por decirlo de alguna manera, a la sociedad; para que esta volcará su saber y acción en pro del desarrollo de su comunidad. Posiblemente esta estrategia ayudó mucho al salto cualitativo de dichas sociedades.
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Siglos después en Nicaragua todavía estamos atrasados en relación a muchas cosas que nuestros antepasados manejaban y administraban mejor con una visión de desarrollo.
Quisiera concretarme en la formación y facilitación del desarrollo de la inteligencia social; que los gobiernos y pueblos deben tener como uno de sus deberes permanentes. La inteligencia está dada en parte por la herencia, por los estímulos y por la oportunidad. Igual que en el deporte, entre más practiquemos, más entrenemos, mayor será nuestro desarrollo intelectual.
De los 153 municipios que integran nuestro territorio nacional, han surgido estudiantes que sobresalen por ser los mejores de su comunidad o del país. La mayoría de ellos provienen de familias de escasos recursos y su excelencia académica les ha permitido dar un salto cualitativo en su historia familiar; cuyo esfuerzo comparativamente hablando es mayor que el de un estudiante cuyos padres cuentan con buenos ingresos.
Estos jóvenes en su mayoría no pueden acceder a la Universidad, porque su familia los necesita para que aporten a la manutención en sus casas y en otros casos porque no pueden costearse sus estudios.
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La oportunidad de una beca estudiantil completa se ve reducida porque:
Todo esto se puede cambiar. ¿Se imaginan un país invirtiendo anualmente en al menos 153 jóvenes? Esto nos convertiría en una nación inteligente, que sabe que parte de su desarrollo estará dado por contar con recursos profesionales capaces, competitivos y con compromiso social.
¿Se pueden imaginar que 153 jóvenes inician su vida profesional anualmente? En vez de ingresar a las maquilas o buscarse la vida de otra manera, auto-limitando y limitando su capacidad, porque la sociedad no le da la oportunidad. Yo sí, no solo me lo imagino sino que lo sueño a diario y me duele porque no nos damos cuenta como desperdiciamos cosas que tenemos al alcance de las manos.
*El autor es médico epidemiólogo
Texto original en: https://www.facebook.com/PorTuSaludNicaragua/
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