Los delegados el gobierno y de la Alianza Cívica completaron ayer dos días de reuniones en el Incae, y a pesar del hermetismo con el que han actuado se sabe que las pláticas de esta segunda etapa del diálogo no avanzan porque no se ponen de acuerdo sobre los mediadores y garantes del mismo.
La ciudadanía, que lleva ya 10 meses y medio viviendo la peor represión de los últimos 40 años, que encara además una recesión económica que solo amenaza con empeorar y que sabe que el país urge de una salida real y pacífica a esta situación, tiende a impacientarse, desconfiar y presionar.
Sin embargo, lograr una salida real y pacífica va a ser difícil por que las posiciones están tan alejadas, la desconfianza es tan grande y los objetivos de las partes son tan diferentes que parece imposible hallar una solución.
Pero es posible. Uno de los conflictos más sangrientos de los últimos 30 años fue el que siguió a la desintegración de Yugoslavia. En una entrevista con el diario El Tiempo, de Bogotá, el académico noruego, Jan Helge Solbakk, quien fue garante en ese proceso retrata las dificultades:
Ahí había "mucho odio, muchas manipulaciones, muchos intereses. La labor del facilitador (usa el término como sinónimo de garante) es identificar puntos de encuentro, que siempre los hay", dice Solbakk.
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Pero antes de seguir tenemos que definir qué es un mediador, qué es un garante, qué es un facilitador. En las negociaciones del Incae se habla al menos de las primeras dos figuras.
Si leemos las definiciones del manual Desarrollo y Conflicto de la Fundación Cambio Democrático de Argentina, los roles pueden entrelazarse, y aunque tienen características específicas, una misma persona u organización puede ser mediador, garante y facilitador.
Sin embargo, es importante señalar que, por ejemplo en las negociaciones de paz entre el gobierno de Colombia y las Farc bajo el gobierno de Juan Manuel Santos, los garantes ─Noruega y Cuba─ como parte de sus responsabilidades financiaron de diferentes formas el proceso. Eso es parte de "garantizar que el proceso no se caiga".
En el proceso de paz colombiano, por ejemplo, según la revista Semana, cumplen "el papel silencioso de acercar a las partes en situaciones muy críticas, con reuniones privadas con cada una, tratando de acercar posiciones".
Pero la misma revista dice que "en dos ocasiones se han pronunciado sobre el riesgo de mantener las hostilidades en tiempo de diálogo."
Siempre en el caso colombiano, los mediadores ─en ese caso internacionales─ ofrecieron "ayuda técnica y financiera, ayudaron a crear condiciones necesarias para el diálogo... han presionado a los bandos para que las negociaciones continúen y han ayudado a equilibrar intereses contrapuestos".
El éxito para hallar garantes o mediadores, y para que la negociación misma tenga posibilidades de éxito requiere de dos puntos fundamentales:
Pero aún si se reúnen esas condiciones, el éxito es solo una posibilidad, pues ante todo debe haber voluntad de las partes en alcanzar y mantener el acuerdo.
En las negociaciones de Incae el gobierno no se puede negar a tener garantes y mediadores.
Sin embargo, tiene derecho, aunque nos cueste reconocerlo, a que sean organizaciones, países o personas a los que reconozca como imparciales, pero el mismo derecho tiene la contraparte.
Lo que no puede hacer el gobierno, es adoptar una posición intransigente ante esta oportunidad por dos razones: su represión ha llevado al borde del abismo económico al país; y además, la misma represión lo ha colocado en la mira de sanciones que podría aspirar a aliviar si negocia de buena fe. Pero se le está acabando el tiempo a ellos como régimen y a nosotros como país.
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El enorme problema es que el gobierno ha abusado mucho de su poder y no lo quiere reconocer. Maduro, en Venezuela, está obligado a un referéndum revocatorio, pero lo evita. Andrés Manuel López Obrador, en México, no lo obliga la ley, pero él asegura lo realizará en la mitad de su período. Según la última encuesta, en Nicaragua, el gobierna de Ortega goza del mayor apoyo popular, que aproveche y someta su continuidad a un referéndum (con todas las garantías del caso) y si lo pierde pues dimite. ¿Estará dispuesto o prefiere seguir ensangrentando a nuestra patria?