Los hallazgos principales de la reciente visita del Fondo Monetario Internacional a Nicaragua, en su declaración publicada este pasado 20 de noviembre por el Fondo Monetario Internacional (FMI), dentro del marco del Artículo IV del Convenio Constitutivo del FMI, revelan uno de los escenarios más preocupantes que puede atravesar una economía.
La economía nicaragüense se encuentra en una condición conocida como estanflación. La estanflación (del inglés stagflation, que combina las palabras "stagnation" e "inflation") es una condición económica en la cual se observa un incremento general en el nivel de los precios (inflación), una caída significativa en el crecimiento económico (PIB), y altos niveles de desempleo. Acá las cifras:
Estas cifras conjuntamente demuestran el clásico escenario de una estanflación. Sin embargo, nuestro caso es doblemente preocupante, pues no se ha dado (como suele suceder en la mayoría de los casos) a raíz de un “shock” externo a la oferta (ej. un desastre natural), sino por una crisis político-social-institucional que ha generado una desconfianza generalizada de parte de los actores económicos.
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Según el FMI, el principal desafío para la economía nicaragüense para el 2020 será de restaurar la confianza que permita una recuperación de los flujos de financiamiento externo para evitar una mayor contracción del crédito y el empleo. La pregunta del millón es: ¿Cómo hacerlo?
EL FMI reporta (como algo positivo) que la banca privada cuenta con “buenos colchones” para enfrentar la reducción de la confianza y del crecimiento económico.
Nos preguntamos cuáles serán estos colchones, pero, de cualquier modo, el negocio de la banca no es sentarse en el dinero sino prestar, y mientras las condiciones políticas y económicas perduren en el país, los ingresos de la banca privada continuarán reduciéndose, y siempre bajo la sombra de una posible insolvencia relacionada con la calidad de sus activos financieros si la crisis se extiende.
El FMI también enfatizó la importancia de la reciente apreciación del córdoba frente al dólar estadounidense, lo cual, aparte de crear más incertidumbre (por “manosear” el tipo de cambio y régimen de minidevaluaciones conocido como crawling peg), ha venido a reducir aún más la competitividad de Nicaragua en el mercado internacional, particularmente en su relación comercial con Estados Unidos, nuestro principal socio comercial.
La apreciación del córdoba viene a encarecer nuestras exportaciones hacia ese país, lo cual (al menos en teoría) implicaría menores exportaciones hacia Estados Unidos.
Asimismo, dicha apreciación también viene a reducir el poder adquisitivo de aquellos que dependen de pensiones de seguridad social o remesas familiares.
Esta apreciación del córdoba frente al dólar viene a reducir la cantidad de córdobas recibidos en Nicaragua por cada dólar de remesa, y, en el caso de los pensionados, el ajuste anual a las pensiones (que antes era del 5 por ciento) se reduce a 3 por ciento, lo que viene siendo una reducción en las pensiones.
¿Cómo salir de esta situación? La respuesta es restaurando la confianza, pero no será fácil.
*El autor es Doctor en Administración Pública
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"Nos preguntamos cuáles serán estos colchones"
me hago la misma pregunta ?