El 10 de febrero México registró más de 1,400 fallecimientos por Covid-19; con esa cifra, se convirtió en el país con la mayor cantidad de muertes en las últimas 24 horas. Además, durante todo el periodo de pandemia, México ha presentado la segunda tasa más alta de mortalidad en el mundo y la tasa más alta de Latinoamérica.
Según el sitio especializado Statista, que publica información con base en datos proporcionados por los gobiernos, mi país, El Salvador presenta la quinta tasa más alta de mortalidad por Covid-19 en Latinoamérica; y la segunda más alta de Centroamérica, solo superada por Guatemala.
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Quienes monitoreamos la pandemia desde sus comienzos, observamos los niveles dantescos de la tragedia que se desarrolla en México. Según las estadísticas, 9 de cada 100 personas enfermas de Covid-19, fallecen en ese país; tres veces más que la media en Latinoamérica.
El presidente Manuel Lopez Obrador y sus funcionarios sanitarios, han utilizado un discurso persistente; que incrimina los hábitos de alimentación y de actividad física de la población mexicana. Según ellos, la tragedia que enfrenta el pueblo mexicano es autoinducida.
"La estrategia de comunicación de López Obrador parece estar centrada en alejar la culpa de las muertes de Covid-19 de las instituciones públicas y hacerla recaer en el pueblo. Su discurso político sobre el manejo de la pandemia, como el de muchos otros gobernantes, exalta el éxito de México en controlar la pandemia, augurando un pronto final feliz".
Alfonso Rosales, médico epidemiólogo
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Pero no tan feliz para más de 165 mil familias mexicanas que han perdido a un padre, madre, hermano/a, o hijo/a. El discurso del presidente atribuye la culpa de estas muertes a la alta prevalencia de obesidad y diabetes que acusan los mexicanos.
¿Pero es culpa de la obesidad y la diabetes, el número tan alto de muertes por Covid-19 en México?
Según informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2018 México tenía una prevalencia de obesidad (índice de masa corporal igual o mayor a 30) dos veces mayor que la prevalencia a nivel mundial; pero 7 puntos porcentuales menos que la de Estados Unidos.
Aunque sabemos que un estado de obesidad confiere un riesgo mayor de muerte por Covid-19, no explica del todo la alta mortalidad en México. Ya que su mortalidad Covid-19 es 5 veces mayor que la observada en los Estados Unidos; aun cuando la cantidad de obesos en los Estados Unidos es mayor que en México.
Sabemos también que una persona diabética tiene mayor riesgo de Covid-19 grave y muerte que una persona sin diabetes. Pero de nuevo, Estados Unidos tiene dos veces más diabéticos que México.
Esto nos lleva a concluir, que los argumentos del presidente mexicano y de sus funcionarios sanitarios no son congruentes con la realidad.
Como lo hacen muchos otros políticos de nuestra región, la información que los funcionarios mexicanos brindan a los ciudadanos está más de acuerdo con la realidad “gubernamental” que con la realidad que vive el pueblo.
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En aras de la justicia, tenemos que reconocer que el gobierno mexicano es transparente con respecto a la información estadística sobre la pandemia. Un salvadoreño como yo y todo ciudadano de la nacionalidad que sea, tiene acceso a la información oficial publicada en el sitio web del Gobierno de México. Muy diferente a la situación que vivimos en El Salvador, donde no existe acceso a la base de datos oficial sobre la enfermedad del Covid-19. Nadie puede acceder a ella, solo los funcionarios del gobierno.
Pero entonces, si no es la obesidad ni la diabetes, como mal-dice el presidente Mexicano, ¿cuál es la razón de la alta mortalidad en ese país?
Según la base de datos de supervisión epidemiológica de México, disponible públicamente, solo el 20 por ciento de los pacientes de Covid-19 que murieron en el país estaban intubados.
Entonces, no es ni la diabetes ni la obesidad, sino la ausencia de capacidad de los hospitales públicos para manejar adecuadamente los casos graves. Miles de pacientes de Covid-19 están muriendo cada semana sin acceso al tipo de cuidados intensivos delicados que podrían haber salvado sus vidas. Los pacientes de Covid-19 están muriendo porque los hospitales públicos no los salvan. La raíz del problema en México no es el pueblo, es el fracaso del liderazgo.
*El autor es médico epidemiólogo, salvadoreño radicado en Estados Unidos
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