De vez en cuando veo a los hijos de Marcelo Mayorga. Los saludo, les digo “¿todo bien?” y les pregunto por su mamá. Su mamá, para quienes no recuerden, era la mujer que gritaba pidiendo ayuda ante el cadáver de Marcelo, su esposo. Él había sido asesinado minutos antes, un francotirador le desbarató el cráneo de un balazo. Él, que solo cargaba una tiradora y unas chibolas, salió a luchar por el futuro de sus dos hijos, pero no volvió más. Esa bala y todo un sistema se lo impidieron. Era 19 de junio de 2018.
Cuando me encuentro a esos dos muchachos me cuesta verlos a los ojos. Me duele su orfandad. Me tortura pensar en el trauma de haber visto y seguir viendo las fotos y videos de su padre tirado en una calle de Masaya. Me da rabia que los responsables intelectuales y materiales de la muerte de su papá estén libres y con el mismo o mayor poder que hace tres años. Y, sobre todo, me cuesta verlos a los ojos porque ese futuro que Marcelo quería para ellos ni siquiera se vislumbra en el horizonte.
Este 13 de enero la Alianza Cívica y el partido Ciudadanos por la Libertad (CxL) presentaron un comunicado donde hablan de generar “ilusión y confianza en un futuro mejor”.
Pero, como bien lo graficó Pedro X. Molina en una caricatura reciente, la unidad se transformó en vanidad. Ver y escuchar a la señora Kitty Monterrey decir quiénes podrán sumarse a su alianza, cuál bloque opositor existe y cuál no me descolocó. El tono conciliador de la declaración escrita se esfumó. El ego tomó la voz cantante. Se quemaron los puentes antes de construirlos.
Esta conferencia conjunta ha sido, por ahora, el punto culmen de una temporada en la que se ha hablado hasta de “presidenciables”. En Nicaragua hay decenas de presos políticos, miles de exiliados, una juventud sin esperanzas, un pueblo harto de estar harto, pero también hay “presidenciables”.
Y la pregunta que me hago es: ¿Estas personas podrían ver a los ojos a los hijos de Marcelo Mayorga? ¿A los padres de Teyler Lorío? ¿A un preso político que se cosió los labios como forma de protesta? ¿A un exiliado que malvive en San José o que limpia casas en Miami?
Lo importante aquí no es hablar ante las cámaras o publicar un tuit. Lo importante es dejar la arrogancia, terminar con el narcisismo y parar de echarle la culpa a los otros. Es un asunto de humildad, de decencia, de empatía, de humanidad. De poder ver a los ojos a quienes más han sufrido sin tener que apartar la mirada porque se les está mintiendo.
Pero nada de eso está sucediendo. El papel lo aguanta todo. Las palabras se las lleva el viento. Y, mientras el país contempla entre la perplejidad y la decepción otro espectáculo indigno, todos sonríen en El Carmen.
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Veo mucho la tendencia a estar satanizando a los pre-candidatos presidenciales. Los ponen como que fueran demonios narcisistas incapaces de sentir empatia por los muertos ni los presos politicos. Creo que esta generalizacion infantil -por ser generoso- esta ideada para crear un repudio popular por el que se lance. Hacer esto es ser pro-OrMu porque ellos si se van a lanzar en las elecciones y uds no los van a parar. Ademas esto trae otro componente infantil (naive): No tomar en cuenta que las negociaciones por reformas electorales tiene un limite y es Mayo de este año. La OEA hizo esa linea en la arena. Supongamos que todo sale bien y la carta al niño Dios es aceptada por los OrMu. Que pretenden uds? Que en ese momento salgamos a buscar candidatos presidenciales? Las dos cosas son concomitantes. Ademas: Supongamos que la final, por no obtener la carta al niño Dios uds se lanzan -erradamente- a pedir la abstencion. Aun en ese escenario dantesco, los candidatos podrian retirarse. Ven entonces que no hay ningun mal en que ya tengamos pre-candidatos?! DEJEN de satanizar a los que se lanzan al ruedo.
El problema no es que satanicen a "presidenciables", sino mirar como CxL y la Alianza Cívica le miente a un pueblo que ya les conoce y está claro que son un desecho político.
Deben dejar a un lado la vanidad y el egocentrismo si es que tanto quieren a Nicaragua.