En este blog post te dejo 5 lecciones que hemos aprendido a partir de nuestra experiencia manejando The Garden Cafe. Quizá algunas de estas te ayuden a tomar decisiones en la fase inicial de tu emprendimiento con un poco más de claridad, estrategia y consciencia.
2. Valores: un emprendimiento esta directamente ligado al ser humano; como tal este no debe de estar separado, alejado o divido de los valores que tenemos como personas. Dentro de un modelo de capitalismo no consciente; en nombre de la productividad y eficiencia las empresas y emprendimientos se han divorciado de los valores a nivel personal. Esto puede ser que arroje resultados positivos en una balanza financiera.
Pero la pregunta del millón aquí es: ¿se pasó por encima de algo o alguien para llegar a esos números gordos? ¿los resultados financieros positivos de mi empresa se obtuvieron a través de actividades y procesos que están alineados con mis valores como ser humano también? Yo creo que mientras a nivel de emprendimientos y empresas no nos comprometamos con una visión del mundo con el que soñamos; difícilmente lo podremos construir.
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Las generaciones más jóvenes y con acceso ilimitado a la información; rápidamente han desarrollado más sensibilidad con relación al tipo de productos y servicios que consumen, y los valores que están vinculados a sus fundadores y cadenas de valor.
Escribir, aterrizar, tener y hacer realidad un plan estratégico congruente con valores no solamente tiene sentido a nivel ético y moral. Sino que también tiene sentido a nivel de negocios. Los consumidores conscientes, (es decir, los que se desean como consumidores en un emprendimiento), están pidiendo y están dispuestos a pagar—incluso más si es necesario— por productos y servicios alineados con valores altos y claros.
3. Integración: una vez más, los emprendimientos no son islas. Son parte esencial de la sociedad en que vivimos. De tal forma que la sociedad prospera integralmente o sufre integralmente dependiendo del giro de nuestro emprendimiento.
Cuando hablo de integración, hablo de comprender que mi empresa es parte de un ecosistema social. Tanto dentro de su propia operación como a su alrededor. Esta afecta directamente no solamente a sus creadores, clientes, inversionistas, interesados y beneficiarios “directos”. Sino también a la comunidad a su alrededor, al medio ambiente, la cultura y más.
Es por esto que al lanzar un emprendimiento, tenemos la responsabilidad de hacernos preguntas relacionadas a nuestro impacto integrado a esa comunidad desde la fase inicial.
4. Producto Mínimo Viable: Me pasó a mi la primera vez que emprendí y frecuentemente detiene a muchas personas a lanzar su idea. Un emprendimiento no necesita ser lanzado con una gran inversión. Especialmente en un contexto y ecosistema donde hay mucha incertidumbre, pocas garantías y mínimo acceso a financiamiento.
Una idea de emprendimiento perfectamente puede ser lanzada con un producto mínimo viable. Es decir un producto o las características de un producto/servicio absolutamente imprescindibles; las que te permitan validar una parte de tu emprendimiento sin quedar en la calle.
Para esto es necesario seleccionar estratégicamente un producto a prototipar. Poco a poco irás descubriendo reacciones de tus potenciales clientes; y sin duda alguna, también te darás cuenta de los cambios que necesitarás hacer, cambios que sin lanzarte serían imposible descubrir.
5. El miedo: sí, ¡somos humanos! Mi reflexión aquí es que uno debe aceptar que se siente miedo. También es un buen ejercicio aprender a identificar y reconocer los distintos miedos que sentimos; evaluar las razones, platicarlas con otras personas y descifrar si cada miedo que siento me protege de algo que atenta contra mi bienestar. O si más bien me previene de algo que potencialmente puede traer algo bueno a mi vida.
Cada quien tiene distintos niveles de tolerancia al miedo y la incertidumbre; producto de nuestras propias experiencias de vida, recursos con los que contamos, inseguridades, etc. Lo que yo puedo acertar es que para lanzarse a emprender, una se lanza con cierto nivel de miedo. Aunque nunca desaparece, con el tiempo se aprende a manejar. El miedo siempre esta presente porque al fin y al cabo este existe como una función adaptativa de preservación; es la emoción que nos dice que tenemos que evitar ciertas cosas, prepararnos ante otras y/o mantenernos alerta.
Personalmente siento que el miedo en niveles saludables funciona a mi favor. Por lo menos cuando lo enfrento y no permito que me paralice, este me protege y me ayuda a medir riesgos conscientemente.
Espero que alguna de estas lecciones te sirvan e inspiren para continuar o para lanzarte a emprender.
Texto original en el blog: https://gardencafegranada.com/
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