Una nueva forma de hacer política para enterrar a la dictadura»
Juan Sebastián Chamorro
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La unión nacida en abril debe organizarse ahora en una coalición. Eso permitirá enterrar a la dictadura y crear las condiciones para que por fin crezca esa criatura que está luchando por nacer y se llama democracia
El dictador se sentía acosado y se estaba hablando de un posible diálogo. Eran 15 puntos los que se querían tratar, entre los más importantes:
- Adelantar elecciones recortando el período presidencial en dos años.
- Elecciones con observación internacional, preferiblemente con la participación de la Organización de Estados Americanos (OEA).
- Prohibición absoluta de la reelección y celebrar elecciones municipales.
- Ejército apolítico, reformas a la Constitución y a la ley electoral, fortalecer la democracia y establecer la justicia social en Nicaragua.
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¿La agenda de la Mesa de la Negociación con Ortega en el 2019? Casi la misma, pero con sesenta años de diferencia, esa propuesta a la que me refiero se elaboró en mayo de 1959 y al parecer contaba con la venia de Luis Somoza.
Se le presentó a los que estaban entrenándose en Costa Rica para invadir Nicaragua. La situación en ese momento era algo así como: “mirá Luis, si no aceptas adelanto de elecciones, guerra”. Lo cierto es que lo decían en serio, ya que la propuesta era parte de un plan mayor. La invasión de Olama y Mollejones ya estaba lista y parecía abrirse una última oportunidad para negociar.
La propuesta no prosperó, porque los armados en Costa Rica la consideraron una traición a la causa; también porque sospechaban que era una trampa de la dictadura. La solución tenía que ser por la vía militar. Ya saben, Fidel era el héroe del momento y meterse en la montaña era lo que estaba de moda para botar a los dictadores, cool, como dicen ahora.
Los Somoza al principio se llenaron de miedo al ver dos invasiones militares, que creían eran comandadas por cubanos. También existía el riesgo de una movilización general en las ciudades y un paro que entumecería la economía. Por un momento pareció que los frentes para acabar con la dictadura se habían alineado y que nada detendría el avance de las fuerzas opositoras, apoyadas por un frente político interno cohesionado y bien organizado.
Los muchachos de la invasión, con pobre entrenamiento y peores condiciones político-militares, liderados por Pedro Joaquín Chamorro, se aventaron a invadir Nicaragua el 31 de mayo; y como relata el tercero al mando, Luis Cardenal -que dejó esta historia plasmada en un libro-, la operación fue un fracaso.
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Fracasó porque las fuerzas opositoras, que habían formado nunca dejaron los celos y la desconfianza. No se pusieron de acuerdo en la coordinación de una huelga general ni de protestas generalizadas.
El líder político del momento, el doctor Enrique Lacayo Farfán, en vez de persuadir a los militares somocistas de unirse a ellos, amenazó con fusilar a gran parte de la oficialidad y esto generó más cohesión entre las tropas.
Esta lección nos enseña, la importancia de la organización y de la buena planificación; pero también de la unión. Además, es fundamental en el contexto actual, en el que promovemos una nueva forma de hacer política.
Porque cuando decimos que es indispensable transformar el modelo, lo hacemos con el conocimiento de los estragos negativos causados por la vieja cultura política y con el compromiso ineludible de cambiarla.
Porque esta antigua forma de hacer política siempre estuvo plagada de personalismo, sectarismo y caudillismo. Todos ellos defectos, que únicamente conducen a la desunión y por tanto a la debilidad.
La dictadura del 198 está débil y moribunda, como terminan todos los regímenes autoritarios, pero ese estado la vuelve más peligrosa.
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Desde abril de 2018, la unión de todos los demócratas apuró el fin de este régimen, cuya muerte dará paso al nacimiento de una nueva criatura, la democracia. Sin embargo, para que este nuevo ser crezca sano, debemos alimentarlo con nuevos valores y una nueva cultura política de tolerancia y respeto, en un ambiente de paz. Pero con justicia y sin impunidad.
Para acelerar el proceso del parto, debemos consolidar esta unión en una coalición que nos cobije a todos. Con ello reduciremos el rango de maniobra de ellos y su capacidad de acosar, torturar, encarcelar y matar impunemente.
También si coordinados y unidos nos manifestamos en todo el territorio nacional, lograremos las ansiadas reformas democráticas. Y la dictadura llegará a su fin, cuando todos juntos defendamos el voto que garantizará el cambio.
Esta unión nacida en abril debe organizarse ahora en una coalición donde alcancemos todos, con el compromiso de no repetir los errores del pasado. Eso permitirá enterrar a la dictadura y crear las condiciones para que por fin crezca esa criatura que está luchando por nacer y se llama democracia.
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